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Hola!

No espero que entiendan por completo el capítulo que viene a continuación...

Iba a ser más largo de lo esperado, pero prefiero dividirlo en dos partes, espero terminar pronto la parte faltante y que sus dudas se disipen (o se acumulen) jajajajaja pero lo siguiente que se viene es un flashback de puta madre y por obvias razones merecía un solo capítulo. 

En fin...

Por siempre suyo...un pequeño Kaos




















—Bien, Soe— dijo inmediatamente Soma una vez que ambos habían bajado del auto. Estaban frente a una gran casa en medio de la nada —Ha sido todo un placer haber compartido contigo estos días— ronroneó. Soe por instinto comenzó a dar reversa sobre ese suelo lleno de graba en donde sus suelas crujían con cada paso —Pero el juego se acabó— le apuntó con el arma, divertido y amenazante.

El oficial intenta buscar una salida, pero falla una y otra vez en su búsqueda, pues la pistola frente a él, sin ningún tipo de reparo o desequilibrio tiene el cañón apuntándole de forma decidida. Siente su garganta se seca, sus piernas flaquean y su corazón va un ritmo inimaginable que no debería ser sano para cualquiera. Iba a morir, definitivamente iba a morir.

—Cierra los ojos— Soma dijo por lo bajo, quitando el seguro a su arma —Será más fácil si no sabes en qué momento llega la bala.— otra risa.

El dolor en el pecho de Soe aumente con cada palabra y con sus fuerzas hechas trizas, es entonces cuando cierra los ojos, aceptando. Un sollozo quebrado escapa de su boca cuando siente que los pasos de Soma suenan con fuerza al acercarse más a él y sus manos comienzan a temblar sin control cuando siente el cañón helado del arma sobre su frente.

—Te dije que no la mirases ni un segundo— dice Soma gruñendo y empujando el arma contra la cabeza de Soe —Erina es mía, solo mía— exhaló y luego sus dorados se hundieron en un abismo inexplicable que reflejaban su profunda oscuridad —Quiero, debo y podría meterte una bala en la cabeza ahora mismo... — hizo una pausa, mientras sentía cómo cada neurona de su ser le gritaba que lo hiciera —Pero...

¿Pero?— la voz en su cabeza volvió a interrumpir y los ojos de Soma se dilataron en el instante —No lo pienses, mátalo.

Soma tuvo que zarandear su cabeza para olvidar aquel pensamiento. Ignoraba todo lo que podía, aquella voz susurrándole artimañas y profanidades, diciéndole que volviese a matar, que debía hacerlo.

Mátalo insistió.

—Si lo hago ahora— Soma sentía que su ira bajaba paulatinamente. De pronto, su agarre en el arma se hacía más débil —No podré salvar a mi niña de ojos violeta y...— dijo analizando el rostro de Soe, con sus labios y ojos apretados negándose a mirarle —Quiero terminar lo que empecé, madre.

Eres débil— le recriminó

—¡Cállate!— sin pensarlo, Soma golpeó su cabeza con su otra mano libre, dos, tres, cuatro veces consecutivas. Algo en él se activó y la mano que sostenía el arma entró directamente a la cavidad bucal de Soe. El oficial abrió los ojos de pronto, sintiendo el frío metal e intentando regurgitar a arcadas grandes cuando el arma invadía su garganta —Podría volarle los malditos sesos y eso me haría el hombre más feliz...— la respiración de Soma era irregular, incluso más que Soe. Su pecho era una sinfonía de latidos frenéticos y sentía el mundo oscurecerse ante su vista ¿Podría matarlo? Un escalofrío le recorre la espalda de arriba abajo. Quitó bruscamente el arma de la boca de Soe y mordió su labio con fuerza cuando vio al oficial vomitando saliva y llevándose las manos al estómago —Patético, realmente lo eres Soe— dijo, dando círculos pequeños en su lugar.

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora