Granito

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Los siguientes seis meses, Yeonjun está en todas partes.

Nunca hablamos pero siempre está alrededor; está en el patio, en la sala de música, en el campo de fútbol o esperando el bus al lado opuesto de la calle como justo ahora. Estoy esperando a que el bus 10 me lleve a casa de mamá, él está esperando al bus 02 para ir a casa de papá.

Algunos otros están alrededor. Minjeong está hablando con un tipo alto, quien sonríe como si pudiese llegar a tener suerte.

Me quedo unos metros atrás y me apoyo en la parte de ladrillos de la cerca de la escuela. En su lado de la calle, Yeonjun ha tomado un punto contra la pared de hormigón con un libro en su mano.

Es una pose que hemos mantenido por meses. Hemos perfeccionado el arte de fingir leer mientras discretamente nos miramos. Mirar sin ser atrapados se ha convertido en nuestro juego. Cuando nos atrapamos, fruncimos el ceño y murmuramos varios insultos. Me gusta “idiota”, pero mis excelentes habilidades para leer labios me dicen que Yeonjun no ha elegido un insulto favorito, aunque es particularmente creativo.

Abro mi libro de texto de geología y contemplo un resumen de las placas tectónicas. Paso una página y levanto la mirada. Yeonjun frunce el ceño hacia un libro marrón que es un tono o dos más claro que su pelo, aun así bastante oscuro. Me arriesgo a mirar por tres cuentas antes de volver a fingir leer.

Me tomo mi tiempo y saboreo el cosquilleo en mi nuca mientras Yeonjun me observa. Es como un juego de Yo Espío, pero de alguna forma se siente arriesgado. Como si fuéramos dos vaqueros a punto de sacar las pistolas. Como si fuera un concurso para probar quién es mejor.

Apreto mis dientes y murmuro:

—Idiota.

Una sombra cae sobre mí, y cierro el libro de golpe. La ola de aire me hace toser. Yeonjun ha cruzado la calle y está de pie frente a mí.

—Pequeña mierda —murmura, pero sus labios se están curvando como si contuviera una sonrisa.

—¿Qué quieres?

—Hoy no tomaste una piedra. —Indica hacia el asfalto quebrado a mis pies. —Usualmente lo haces.

—Entonces lo has notado. Eso es como un acoso, ¿no lo crees? —Bufa e ignora el comentario.

—Se acerca el cumpleaños de papá.

Controlo la urgencia de empujarlo, optando por una sonrisa tensa.

—Deja de llamarlo papá. —Yeonjun se encoge de hombros.

—Te quiere a ti y a Minjeong ahí.

El cumpleaños de papá es en Halloween, y es su gran deseo hacer que todos lo amen. Halloween, eso. Él decora cada año… bueno, solía decorar cada año. Invitaría a todos los vecinos a un tour por nuestro laberinto embrujado, luego contaba cuántas personas gritaban para poder superar su récord el año siguiente.

Nuestra tradición de Halloween era la mejor. Lo planeábamos por meses, prácticamente todo el año. Yeonjun y Jinsoul ni se acercaran a crear tal hazaña.

Este hecho me enorgullece, y mi sonrisa tensa se vuelve en una sonrisa.

Somos mejores que ustedes.

No en esto.

—Estaré ahí —digo, esperando que Minjeong también venga. Tal vez papá nos diga que nuestros cumpleaños en Halloween son mejores. No tendrá ni que decirlo porque seré capaz de leerlo en su rostro de Frankenstein.

—¿En serio? ¿Vendrás? —Yeonjun se mueve, y el sol de la tarde golpea mi rostro.

Levanto una mano para bloquearlo. Yeonjun corrige su posición por lo que quedo de nuevo bajo su sombra. Aunque otros estudiantes están hablando, las llantas raspan el pavimento y en algún lugar una ambulancia resuena, nos observamos en completo silencio.

—Bien. Genial. —Se gira, luego regres. —Oh, y antes de olvidarlo. —Busca en su bolsillo y saca una pequeña piedra. La pone en mi mano. Es suave y está cálida, como si la hubiese sostenido por un tiempo. —La encontré en mi lado de la calle.

El sol llena mi rostro de cálida brillantez, y para cuando me ajusto a la luz, Yeonjun ha cruzado la calle y tomado su puesto contra la pared.

Volvemos a leer… o fingir que lo hacemos.

El duelo solo ha comenzado.

𝕽𝖔𝖈𝖐 𖤐「 𝖄𝖊𝖔𝖓𝖌𝖞𝖚」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora