Jaspe Oceánico

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Camino por el patio de la escuela hacia Taehyun y Hueningkai, quienes están apoyados contra una vieja pared con sus brazos cruzados estudiando a las chicas.

Hay docenas de personas reunidas, hablando fuertemente y riendo sobre cosas en sus teléfonos. El sol provee calor constante, con solo una ligera brisa sacudiendo los pósters pegados a los edificios de la escuela. La mayoría de las bancas están ocupadas por grupos de tres o cuatro, excepto por la de él.

Yeonjun se sienta solo en el banco en el centro del patio, codos sobre sus rodillas, observando sus zapatos. Usa negro de pies a cabeza.

Me muevo por la multitud hablando del baile próximo y esquivo un par de patinetas. Considerando la última vez que hablé con Yeonjun, ¿siquiera tengo el derecho de acercarme y saludarlo? Tal vez es la culpa, pero algo me empuja más cerca.

Tal vez papá volverá ahora.

El momento en que me nota, Yeonjun cuadra sus hombros y se pone su máscara de desinterés. La mirada fría que me da no oculta el cansancio en sus ojos o la leve hinchazón en los bordes.

—No sabía ni que venías a esta escuela —digo, sentándome en el banco junto a él. —Se encoge de hombros.

—Bueno, lo hago.

Quiero reconocer su sufrimiento de alguna forma, pero la culpa congela mi lengua. Estoy empezando a sentir lástima de que el embarazo no funcionara, pero aún no puedo silenciar ese otro murmullo: Somos mejores que ustedes.

Deseo no haberme sentado. El sudor perla mis manos y la parte de atrás de mis rodillas. Cerca del talón de Yeonjun hay una colorida piedra playera con puntos a un lado que parecen pestañear. Si esta representara el momento, sería jaspe oceánico, una piedra conocida por ayudar a las personas a enfrentar el cambio.

Me inclino para tomarla, pero calculo mal el ángulo y golpeo mi nariz contra la rodilla de Yeonjun.

Él se mueve a un lado mientras me enderezo, tomando la piedra. Casi inmediatamente, y aunque el calor corre a mis mejillas, mi respiración se estabiliza. La liza piedra masajea y revitaliza mi piel mientras los sedimentos absorben mi estrés. Puedo hacer esto.

—Eres raro —dice Yeonjun, observando mi puño.

—¿Quieres decir que papá no te lo ha dicho?

Ahora me siento raro. Aparto la mirada, pero cuando vuelvo a mirar, Yeonjun me está observando cuidadosamente, desde mis sandalias hasta mis pantalones cortos turquesas y camiseta blanca que lee La Música Roquea. Él se queda sobre la camiseta.

—Dijo que tienes algunas manías. —Asiento.

—Solo esta, realmente. Pero enloquezco si… —Decido no continuar. ¿Cuál es el punto? No es como si tuviéramos que ser amigos ahora que nuestras familias están de alguna forma conectadas. —No importa.

Quiero alejarme, pero Yeonjun atrapa mi mirada.

—¿Por qué te acercaste? —pregunta.

Me encojo de hombros. Porque apesta. Nervios en carne viva y zumo de limón. Se encoge de hombros y murmura:

—No que me importe o algo, pero papá te extraña.

Intento olvidar sus palabras mientras camino hacia Taehyun y Hueningkai. Taehyun puede ser bajo, pero lo compensa siendo ruidoso y molesto. Pero escucha, así son los amigos. Al menos tengo alguien con quien almorzar.

—Parece que tus bolas han sido comidas por wetas —dice.

Hueningkai, quien es grande, carnoso y juega a rugby como si necesitara declarar el evangelio y convertir a todos, golpea a Taehyun en el brazo.

—Hablas sobre bolas tanto que empiezo a creer que eres gay.

—Jódete.

—Sí —dice Hueningkai. —Creo que no te volveré a invitar a quedarte a dormir.

Taehyun le muestra el dedo medio y se mueve para que yo pueda apoyarme contra la pared. Dejo caer mi mochila entre mis pies. Su charla es estúpida, pero sé que no es en serio. Al menos espero que no lo sea. Algunas personas en la escuela son conocidas por ser estúpidas con sus puños, sin embargo, y me mantengo fuera de su radar.

—¿Entonces que está en tu trasero? —pregunta Taehyun.

Saco un emparedado de mi bolsa.

—Nada.

Hueningkai y Taehyun comparten una mirada de la que no soy parte, pero sus cejas levantadas sugieren que secretamente planean conseguir una verdadera respuesta.

Pueden intentar tanto como quieran, pero no voy a hablar de papá o Yeonjun con ninguno de ellos. Molestan unas veces más, pero eventualmente se rinden y cambian de tema.

—¿Vamos a ir al baile o qué? —pregunta Taehyun, guiñándole un ojo a una chica que se ve como Minjeong.

—No —respondo —¿Cuál es el punto?

Esto me gana un golpe en la cabeza.

—Pero habrá demostración de pechos…

—Sí —digo, y agrego un firme—: No. —Porque no va a pasar.

Y no lo hace.

Hueningkai y Taehyun van al baile solos.

𝕽𝖔𝖈𝖐 𖤐「 𝖄𝖊𝖔𝖓𝖌𝖞𝖚」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora