Tan pronto como nuestro avión aterriza en Wellington, hago línea recta hacia el portón en el estacionamiento a largo plazo. Soobin lleva a Minjeong y yo estoy atascado con Hueningkai y Taehyun, quienes se están apresurando para seguir mi ritmo.
—Amigo, ¿cuál es la prisa?
—Nada. Solo quiero llegar a casa.
Taehyun golpea mi hombro:
—Estás bromeando, ¿verdad? —inquiere Taehyun a la ligera, pero él ha estado más tranquilo hoy, en cierta forma apacible, y sé que está pensando en que Huening kai irá a estudiar a Auckland y yo a Dunedin, dejándolo aquí—. No puedes dejarnos. Tenemos toda una noche de bebidas y desenfreno planificada.
—Aunque eso suena ciertamente increíble —opino, moviendo el asiento hacia adelante para dejar que se suba—, voy a pasar.
—Pero…
—Te lo voy a compensar.
Kai se queja, pero se encoje de hombros.
—Lo prometo.
Eso obtiene una pequeña sonrisa.
—La próxima vez que estemos juntos, es mejor que sea épico. Algo para recordar.
Los dejo en casa de Taehyun y le gano a todas las luces del tráfico hasta casa bajo el sol rojo de la tarde. El interior de la casa está iluminado, pero el auto de papá y Jinsol no está en el garaje. Entro, demasiado emocionado como para que me importe buscar un lugar de estacionamiento.
Está bien, eso es todo. Hace la indiferencia.
Paso una mano por mi cabello y a mi aplanada camiseta. En el bolsillo de mis pantalones vaqueros está una piedra suave y marrón que encontré en el puerto de Auckland esta mañana.
Estoy listo. Al menos, estaré listo tan pronto como mi corazón deje de golpear mis costillas.
¿Cómo se verá Yeonjun? ¿Estará aún más fuerte? ¿Su cabello estará corto, desordenado y salvaje? ¿Va a sonreír cuando me vea? ¿Olvidará todo lo demás?
Respira profundo. Un paso a la vez.
Corro al interior, lanzando las llaves en la repisa de la puerta del garaje.
Yeonjun podría estar afuera, supongo. Salió a cenar y olvidó apagar…
Un chirrido escaleras arriba.
¡Yeonjun!
No me importa si todo ha estado raro entre nosotros durante seis largos meses. Voy a apretarlo en un abrazo porque, maldición, lo he extrañado.
Tomo dos escalones a la vez y camino lentamente por el pasillo. No está bien sorprenderlo mientras estoy resoplando. ¡Los nervios! Me detengo por un momento para tomar una respiración profunda.
El pasillo se extiende por siempre. Otro chirrido me atrae a la habitación de Yeonjun. Paso la sala de juegos y el armario de las escobas, trazando los dedos sobre el muro.
Idiota, le voy a decir, deberías haber llamado.
Y entonces me lanzaré en un abrazo.
La puerta de su habitación está cerrada, así que aprieto el picaporte frío como si fuera una de mis rocas. En un instante se corta a través de un año borroso e, inesperadamente, todo aparece más brillante, más duro, más frío. Incluso el aire tiene un sabor más dulce.
Empujo lentamente la puerta abierta…
Yeonjun está sentado en el borde de la cama, con la barbilla levantada, los labios entreabiertos, su perfil brillante de color ámbar en el sol de la tarde. Su camiseta está amontonada en una mano y él está buscando a tientas el gancho de roca verde en el pecho con la otra.
Sonrío, totalmente preparado para correr adentro y derribarlo al…
Él no está solo.
Una melena de cabello rubio se mueve vigorosamente en su regazo.
La borrosidad corre de nuevo hacia mí como niebla espesa. Me gustaría que fuera más espesa.
El chico con la melena rubia está de rodillas succionando enérgicamente la polla de Yeonjun. La cama chirria mientras Yeonjun se flexiona más en su boca. Deja ir la camiseta y enreda sus dedos alrededor del cabello del chico, después lo guía con la mano más profundamente junto con el ritmo de sus embestidas. La succión y el sorbido son tan jodidamente fuertes. ¿Cómo es que no lo escuché? ¿Cómo es que no me ven congelado en la entrada?
Yeonjun gime y cierra los ojos. El de cabellos rubios trabaja más rápido, más rápido, más rápido…
Yeonjun empuja al chico y se corre en su mano.
Encuentro la fuerza en mis piernas para arrastrar silenciosamente mis pies hacia atrás a mi habitación. La puerta abierta será la única pista para él.
Cierro mi puerta con cuidado tras de mí. Saco la piedra de la playa de Auckland. Solo una piedra ordinaria. Una en un millón. Nunca debí haber ido a su habitación solo con esto. Debería haber tenido un pedazo de lapislázuli azul, el color de sus ojos. Una piedra que dice ofrecer protección; una piedra que se cree predice el amor que será para siempre fiel.
Si hubiera tenido lapislázuli en el bolsillo, hubiera entrado en el cuarto de Yeonjun y todo hubierasalido bien.
Doy el marcado rápido a Taehyun.
—Acerca de la noche desenfrenada... he cambiado de opinión. Cuenten conmigo.
♡
◇
♡Hueningkai y Taehyun están con su tercer trago de tequila. Yo voy por el segundo, pero ya estoy medio borracho. La música está altísima, resuena en mis oídos y no me deja pensar en nada. Justo lo que necesito.
No quiero pensar. Quiero…
Apuro mi trago, saltando del taburete del bar, y me hundo entre la multitud. El aire sudoroso huele a cerveza y cítricos, amenazando la buena animación que tengo.
No es el mismo olor, este aroma cítrico es distinto, más amargo, me dice mi voz interior, que añade: ¡Baila!
La noche se convierte en un borrón de colores, sonrisas y susurros que me acercan cada vez más a un chico que lleva un rato follándome con la mirada. Me muevo hacia él y bailo a su lado. Sus manos se cuelan por dentro de mi camiseta y me acarician la espalda. Tira de mí y me pega contra su erección.
Cierro los ojos contra la imagen de Yeonjun, la cabeza hacia atrás, gimiendo…
Deslizo la mano en mi bolsillo y saco la piedra. La dejo caer en la pista de baile y me froto con más fuerza contra mi compañero de baile, quien no se siente o huele como Yeonjun, lo cual es lo que necesito. Hazme olvidar.
—¿Cómo te llamas?
—Hyunjin—Tampoco suena como Yeonjun —. ¿Tú?
Pateo la piedra tan lejos de nosotros como es posible.
—Beomgyu.
ESTÁS LEYENDO
𝕽𝖔𝖈𝖐 𖤐「 𝖄𝖊𝖔𝖓𝖌𝖞𝖚」
FanfictionCuando los padres de Beomgyu se divorcian, él se encuentra en un trato semanal (una semana con su mamá y una semana con su papá). Solo que no es solo su papá con quien tiene que vivir. También está Jinsol: la otra mujer, la que robo la sólida roca q...