En el funeral, nuestra familia pasa al frente, uno por uno, para decir unas pocas palabras.
Papá se encuentra al lado del ataúd cerrado y lee una carta que Jinsol le escribió cuando él tenía dieciocho años y vivía en Estados Unidos.
—Es una carta muy breve —aclara, sonriendo a la nota amarillenta en su mano—. Ella la envió por correo aéreo. —Traga un par de veces—. Lee: "Te extraño".
Levanta el papel.
—Eso es todo, solo esas dos palabras.
Se gira hacia el ataúd y lo toca. Su llanto silencioso hace temblar su cuerpo y su voz sale quebrada.
—También te extraño. Te amo.
Minjeong esnifa a mi lado y aprieto su mano con más fuerza. Yeonjun está a su otro lado también sosteniendo su mano.
Pero Minjeong se aleja de nosotros para ayudar a papá hasta una banca. Yeonjun lo abraza, pero sus ojos encuentran los míos por sobre el hombro de papá.
Minjeong se aclara la voz y habla por el micrófono.
—Por mucho tiempo, Jinsol y yo no nos llevamos bien —empieza—. La alejé y me negaba a reconocer que era importante para mi papá. — Nos mira, deteniéndose un poco más en papá—. Lo siento por eso y lo siento por no apreciarla cada día que estuvo con nosotros. Era una mujer lista, divertida e inteligente y ojalá hubiera estado más tiempo con ella. Nadie puede saber lo que el futuro nos deparará. Jinsol me ha enseñado a apreciar cada día y a amar con todo el corazón.
Yeonjun va después, pero sus palabras no son habladas, sino cantadas y ejecutadas en el piano de cola situado al otro lado del ataúd.
Es U2 porque era su favorita.
La iglesia suelta un suspiro colectivo cuando termina. Cuando no se mueve del taburete del piano, me seco mis lágrimas y me acerco a él. No logro convencerlo de dejar el taburete, así que me siento a su lado y le paso la piedra que he traído conmigo. Un zafiro.
—Es su piedra favorita — le susurro al oído. Él la aprieta con fuerza.
Sentado ahí, frente a un mar de vestidos y trajes negros, me saco mi discurso del bolsillo y recoloco el micrófono que ha usado Yeonjun.
Noto su calor a mi lado mientras echo un vistazo a las notas que me he escrito. Fijo los ojos en ellas, pero no soy capaz de leer ni una sola letra. Miro a los asistentes y me centro en mi padre y en Minjeong.
Yeonjun se inclina hacia delante, apoyando sus brazos contra sus muslos, mirando a la piedra. Sus lágrimas brillan mientras caen sobre las teclas del piano.
—Ella no era mi madre. —Las palabras saltan al aire y explotan a través de los altavoces hasta la parte trasera de la iglesia, donde las vidrieras brillan de color rojo y amarillo.
Cierro mis ojos y rezo. Hoy creo en Dios. Hoy creo que Jinsol me puede oír.
—No eras mi madre —mascullo de nuevo—, pero también lo fuiste.
Yeonjun se mueve a mi lado. Cuando abro los ojos, me está mirando. Tiene los ojos llorosos y está temblando.
—Es verdad —susurra. Y, aunque esas palabras son para mí, el micrófono se las regala a toda la iglesia.
—¿Qué lo es? —le pregunto, alejando el micro.
—Esto.
Desliza los dedos por el piano y empieza a tocar. Los acordes hacen que se me escape un sollozo. La canción está tan llena de ternura que duele. Es como si Yeonjun sostuviera mi alma en las manos y la besara.
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𝕽𝖔𝖈𝖐 𖤐「 𝖄𝖊𝖔𝖓𝖌𝖞𝖚」
FanfictionCuando los padres de Beomgyu se divorcian, él se encuentra en un trato semanal (una semana con su mamá y una semana con su papá). Solo que no es solo su papá con quien tiene que vivir. También está Jinsol: la otra mujer, la que robo la sólida roca q...