Capítulo 22

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Lia Blake

Son casi las dos de la mañana y aún sigo sin poder dormir. No consigo pegar ojo ya que mi mente está ocupada pensando en todo lo que ha sucedido hoy. Sinceramente no logró asimilarlo todavía, ha sido todo tan inesperado que creo que me llevará días en procesarlo por completo.

¿Qué si me siento feliz? Pues sí, me siento feliz, no puedo decir lo contrario. A raíz de que fui liberada ya sentía que mi vida estaba tomando otro camino al haber comenzado de nuevo. Sentía que por fin estaba recibiendo cosas positivas, como si me estuviera recompensando por todo lo malo que he tenido que vivir en el último tiempo. Y ahora me pasa esto, ahora puedo sumar otra cosa positiva, al castaño de ojos azules. Dicen que después de la tormenta siempre viene la calma, y estoy comprobando que esa frase parece ser cierta. Después de lo malo siempre viene algo bueno.

El beso con Eric fue algo tan inesperado y a la vez una cosa de la que no sabía que iba a necesitar y desear tanto hasta ahora. Sentí una sensación tan fuerte y bonita en ese momento, que se me hace difícil elegir las palabras exactas para describirlo. Fue increíblemente perfecto, creo que esa es la mejor definición que puedo encontrar.

No sé qué va a pasar ahora con nosotros. Él tampoco creo que se esperase que sucediera esto entre nosotros. Sé que no lo he dicho aún, pero para mí toda esta situación es nueva ¿Y sabéis por qué? Porque él ha sido el primero, él ha sido mi primer beso. Cuando lo conocí ni se me paso por la cabeza que podría ocurrir esto. La relación que hay entre los dos ahora es totalmente diferente. Y es que todo cambió desde aquel día, cuando desperté herida llena de dolor. Ese día creo que lo cambió, cambió nuestra relación, aunque luego se fuera un poco a la ruina. En aquel momento parte de mí creyó que sí que le importaba algo, pero dejo de hacerlo días después. Y ahora el tiempo me está demostrando de que debo creer otra vez en que si porque después de todo, él está aquí, me ha buscado y ha venido solo por mí.

Un ruido inesperado hace levantarme de inmediato de la cama. ¿Qué ha sido eso? ¿Ha entrado alguien? Nervios y pánico empiezan a envolverme. Salgo de la cama y camino silenciosamente hacia el pasillo mientras un poco de miedo se apodera de mí. Miro de reojo para ver si veo algo sospecho, pero no logro ver nada. De golpe otro sonido se escucha. Creo que proviene del salón. Joder... las manos me tiemblan por lo asustada que estoy ahora mismo. Sigo caminando por el pasillo hasta llegar al salón. Esta oscuro y eso hace que mi vista no detecte ningún movimiento. Intento dirigirme hacia donde está el pulsador de la luz, y una vez que lo encuentro le doy rápidamente. La luz se enciende y mi corazón se tranquiliza lentamente al ver quien se encuentra tirado en el suelo.

-¡Matt por dios que susto me has dado! ¿Qué haces tan pronto aquí? ¿No estabas en la fiesta?

-Para mí ya ha terminado –dice desde el suelo con una voz que se nota que está un poco ebrio.

-¿Maldición Matt cuánto has bebido? –pregunto acercándome a él para ayudarle a levantarse.

-¿Yo? Nada, yo... yo.. est..oy perfe..perfecto –suelta trabándose.

-Ya... tu olor a alcohol dice lo contrario. Venga te llevaré a tu cama –le digo cogiéndolo del brazo para que se apoye en mí y así poder llevarlo a su cuarto más fácilmente.

La carga de su cuerpo se me hace pesada, pero aguanto como puedo hasta llegar a su cama y una vez allí lo suelto para que se tumbe.

-Lia... -comienza a decir y veo cómo se levanta para posicionarse sentado en ella.

-Dime –le digo acercándome a él y sentándome al lado suya.

-Tengo que decirte una cosa, yo... lia... me me gustas –suelta repentinamente –Me gustas mucho Lia... -vuelve a confesarme.

-Estas borracho Matt, no sabes lo que dices, acuéstate y descansa anda.

-¡No! –el grito por sorpresa hace sobresaltarme y que inmediatamente me levante de la cama con rapidez. Nunca lo había escuchado gritar. Veo como comienza acercarse a mí e intento dar pasos hacia atrás para alejar su distancia.

-Matt cálmate mañana hablamos cuando estés mejor, ¿vale?

-¡No no digas que me calme! ¡Me calmaré cuando me escuches! –grita de nuevo y malos presentimientos me invaden. Este llega hasta a mí y me agarra de mis muñecas. El agarre es fuerte y brusco provocándome dolor.

-Me haces daño, suéltame –le suplico, pero no hace caso. Su mirada es desconocida, inusual, nunca se la había visto y me produce espanto. Intento deshacerme de su agarre, pero es más fuerte que yo y es imposible. Me impulsa hacia la pared y de manera precipitada inclina su cabeza con la intención de besarme. Con agilidad y brevedad giro mi cara antes de que lo haga y lo evito. Siento su respiración en mi mejilla, estoy asustada y no sé cómo liberarme.

-¿Por qué me rechazas? –me susurra mientras me obliga a mirarle.

-Suéltame –vuelvo a pedirle. No veo que sus intenciones vayan hacer caso a mis suplicas, asique solo se me ocurre una opción. Con mi rodilla y con todas las fuerzas que salen dentro mí le doy un fuerte golpe en su parte baja. Un grito de dolor sale de él y el agarre se vuelve más suave y débil provocando así que pueda soltarme para salir corriendo. Corro hacia mi habitación y una vez dentro cierro la puerta con el pestillo para estar un poco a salvo.

Tengo que irme de aquí, no quiero estar en este lugar por lo que me visto con lo primero que cojo del armario, agarro mi bolso junto con el móvil y salgo de casa a la máxima velocidad que puedo en dirección al hotel en donde se hospeda Eric. El sitio no está lejos por lo que puedo ir a pie y así ahorrarme el dinero del taxi. Camino durante unos 15 minutos a un ritmo apresurado y constante para llegar lo antes posible ya que ir sola por la calle y en mitad de lo noche no hace que me sienta segura.

Una vez que ya he llegado, me adentro en el hotel y me dirijo al ascensor para subir hacia la planta 5 que es lo que indica en el mensaje. Miro de nuevo a la pantalla de mi móvil para seguir leyendo el mensaje que me mandó y buscar el número de su habitación. Cuando por fin la encuentro me quedo unos segundos observando su puerta antes de tocar. Seguramente estará durmiendo y voy a despertarle, pero lo que necesito en estos momentos es a él.

Decidida doy unos golpes fuertes a la puerta para que pueda escucharme. La espera se me hace larga e igual debería haberle llamado a su teléfono. A lo mejor si está durmiendo, lo más probable es que no pueda oírme. Pasan unos minutos más y de repente veo que la puerta se abre mostrándome la vista de su hermoso cuerpo tatuado. Nunca lo había visto por completo y tengo que decir que se ve demasiado bien. Alzo la vista para observar su rostro, pero veo que su cara no muestra una expresión de emoción o entusiasmo como cabía esperar, sino al contrario como si no fuese agradable ni gratificante mi presencia. No entiendo nada, pero de pronto comienzo a comprender porque ha reaccionado como lo ha hecho puesto que veo que no está solo, hay alguien, una chica con él. Puedo reconocer de quien se trata, la vi el día de la fiesta en la cual me discutí con ella.

De inmediato mi interior comienza a sentir un pequeño dolor, como si me hubieran dado una pequeña apuñalada. No puedo creer esto. Lágrimas salen por si solas de mis ojos. Soy incapaz de contenerlas, soy incapaz porque duele, me está doliendo verlo.

Sin pensarlo más huyo de donde estoy porque no lo soporto más. Corro hacia el ascensor mientras oigo como Eric grita mi nombre, pero no me detengo, no lo hago porque solo quiero salir de aquí.

¿Cómo he podido ser tan estúpida? ¿Cómo puedo ser tan inocente? Soy tan idiota, tan extremadamente idiota que no sé cómo he podido confiar en sus palabras, en su actitud y... y en ese beso. ¿Por qué me ha hecho esto? ¿Por qué me beso? Estoy confusa no entiendo nada. Todo se me ha desvanecido en estos momentos, todo se me ha venido abajo, todo lo que os contado antes se ha vuelto ir a la ruina una vez más.

Salgo del hotel sin mirar atrás, camino deprisa por las oscuras calles del pueblo. No hay ningún alma por la acera, tampoco pasan coches por la carretera, solo estoy yo y un absoluto silencio en el cual lo único que se puede escuchar son mis sollozos. Me paro en uno de los callejones adentrándome en el y poso mi espalda contra la pared del muro. Mi cuerpo se deja caer al suelo mientras lagrimas siguen saliendo.

Antes ha sido Matt y ahora Eric. Ya no creo en nada ni en nadie. Todo se ha ido a la mierda ¿Qué será lo siguiente? ¿Qúe vendrá después? Porque parece que otra vez me he inundado en otra tormenta la cual va a ser difícil de salir de ella.

Hasta que logren acabar conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora