Hasta que logren acabar conmigo

Capítulo 36 FINAL

Una serie de pitidos traspasan dentro de mi oscuridad ¿Qué es ese sonido? ¿Por qué suena cada dos segundos? Un momento... eso... ¿eso son voces? Si creo que lo son.

Un ligero cosquilleo siento en mis dedos de los pies que luego se va desplazando a otras zonas; piernas, brazos, manos y por último se va expandiendo por el resto de mi cuerpo.

De nuevo vuelvo a escuchar ruidos. Esta vez con algo más de intensidad. Es como si tuviera un gran murmullo todo el rato ¿Qué estarán diciendo? ¿Quién o quienes están hablando?

En mi mente solo hay una profunda oscuridad, todo es de color negro.

Espera... se ha ido.

El bullido de voces ha dejado de escucharse ¿Por qué ya no lo oigo? Todo esto me resulta enigmático, misterioso, es rara y desconocida esta sensación.

-Se ha movido -¿qué? ¿acabo de oír bien? Si, ha hablado alguien y he podido percibirlo con claridad ¿Me he movido? ¿Se refiere a mí? Un segundo... esa voz me resulta muy familiar.

-Está despertando –vuelvo a oír como habla –Llamaré al doctor –¿estoy despertando?

No soy consciente de ello hasta que experimento un hormigueo en la zona de mis párpados. Mis ojos comienzan a parpadear y una combinación de luces blancas se van mezclando entre la oscuridad en la que estaba invadida hace unos segundos. Demasiada iluminación produce molestias debido a la sensibilidad ocular que siento en este momento. Sigo pestañeando varias veces más hasta que consigo ver una pared de color beige que supongo que será de un techo.

¿Dónde estoy?

¿Qué es este lugar?

Mis ojos se mueven en todas direcciones en busca de más detalles. Una ventana, una mesita junto con una pequeña lámpara, un sofá azul y ... máquinas cuyos cables me conectan a ellas. De repente comienzo a recordar, mi mente empieza a visualizar los últimos recuerdos que tengo en mi memoria.

Mientras se me vienen cientos de imágenes a la cabeza me doy cuenta de que esto debe tratarse de un error. No puede ser posible que yo esté aquí. Que haya despertado.

Asombrada.

Consternada.

Desorientada.

Confusa.

Incrédula.

Y muchos más adjetivos podría decir porque no me puedo creer que esté... que esté viva.

¿De verdad lo estoy?

¿Cómo he podido sobrevivir?

-Hola Lia, ¿cómo te encuentras? –una voz interrumpe y mi cabeza se gira en su dirección. Es Liam situado de pie al lado de la camilla.

-¿Cómo...? –quiero preguntar cómo es posible pero mi estado de shock no me permite acabar la pregunta.

-Has tenido mucha suerte –responde sabiendo que era lo que quería decir -No esperaba que despertarás tan pronto –afirma.

De pronto mi mente se despierta, se activa acordándose de una sola persona. Mi castaño.

-¡¿Y Eric?! –suelto algo alterada después de mi estado de conmoción. Liam se me queda observando sin decir ni una palabra lo que hace preocuparme. ¿Ha pasado algo? -¿Qué pasa?

-Nada –traga saliva –Primero déjame revisarte a ver cómo estas –dice y siento que está evitando el tema.

-Contéstame, ¿Qué pasa Liam?

-Lia casi mueres, preocúpate por ti –suelta un tanto enojado –Primero eres tú ahora, ¿vale? Déjame revisarte.

En parte tiene razón, he estado a punto de morir. Bueno yo creía que ya lo estaba. No pensé que fuera a sobrevivir después de aquello. Debería recuperarme y pensar algo en mí. Cuidarme a mí misma, pero necesito saber cómo esta Eric. Si ha despertado.