Familia

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El frío me calaba los huesos a través de los pies desnudos, me abrazaba a mi misma en una esquina de la húmeda celda . No sabía cuánto tiempo llevaba en aquel horrible lugar y mis captores no parecían tener intenciones de liberarme.

Miré las rejas pensativa, el golpeteo de la bota del guarda contra el cemento hacía eco por toda la estancia, no tenía ni la más remota idea de dónde me encontraba porque me habían vendado los ojos todo el camino.

¿Había tomado la elección correcta al venir voluntariamente con un grupo de extraños que habían irrumpido en mi casa en mitad de la noche? No estaba segura, lo único que sabía era que comportarme de manera sumisa me había sacado de situaciones peliagudas más de una vez. Pero no podía quedarme así para siempre, ser obediente no estaba funcionando en aquella ocasión.

Unas esposas encadenadas unían mis manos, con mi fuerza era imposible romperlas por lo que la única solución que había era conseguir la llave que tenía el tipo que me custodiaba. Tras observarlo un rato deduje que no me la daría por las buenas ni aunque suplicara, así que ideé un plan para salir de aquel lugar cuanto antes.

Tosí varias veces para llamar su atención. Levantó la vista de la revista con gesto aburrido, al ver que el ataque de tos no paraba se acercó a los barrotes .

-¿Qué es lo que te ocurre? -

-Soy asmática. Nec... Necesito mi inhalador.- dije entre bocanadas de aire perfectamente fingidas, mi tos iba empeorando a medida que el hombre se ponía más nervioso.

-Mierda, si se muere en mi turno el jefe me hará papilla.- susurró sin quitarme la vista de encima.

Finalmente entró y se arrodilló junto a mí frotándome la espalda para tratar de ayudarme a regularizar la respiración. Me agarré a sus hombros fingiendo que perdía el equilibrio y aproveché la cercanía para rodear su cuello con la cadena que unía mis manos. Caímos al suelo uno sobre el otro.

Me miró con los ojos muy abiertos pero el shock le duró poco e inmediatamente trató de liberarse de mi agarre, la adrenalina que corría por mis venas me ayudó a no ceder terreno aunque sus uñas se clavaban dolorosamente en mi piel. Continué de aquella manera hasta que en determinado momento sus brazos cayeron sin fuerza al suelo por la gravedad, tenía miedo de que fuera fingido para que bajase la guardia así que me mantuve un poco más hasta que estuve completamente segura de que había perdido el conocimiento.

Me temblaban las manos mientras lo cacheaba en busca de la llave, cuando la encontré rápidamente me liberé y comencé a desvestirlo para ponerme su ropa, no tenía tiempo que perder y si iba a caminar por territorio enemigo era mejor ponerse un disfraz para retrasar la mayor cantidad de tiempo la posibilidad de ser reconocida.

Escondí mi pelo dentro de la gorra y salí de allí trotando, las botas me quedaban grandes como todas las prendas pero era mejor aquello que nada.

Caminé por el pasillo sin hacer ruido pero intentando actuar lo menos sospechosa posible por si acaso me alguien me veía, no parecía haber mucha gente y a pesar de ello no lograba relajarme. Estaba tan tensa que al bajar la escalera tropecé con mis propios pies debido al tamaño del calzado y caí de bruces al suelo, rodando un poco en el proceso.

Al escuchar ruidos cerca me arrastré como pude hasta detrás de un mueble grande y me quedé allí escondida. No sabía muy bien qué estaba ocurriendo pero desde luego parecía que alguien estaba peleando.

- Te tengo atrapado.-

-¿Estás seguro de eso? - reconocer aquella voz me hizo levantarme del suelo inmediatamente y asomar la cabeza de mi escondite, el atacante estaba de espaldas a mi.

Chrollo LucilferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora