Capítulo 4 - Caricaturas, Propuestas y Baseball

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El domingo por la mañana, fui abruptamente despertado por mi excesivamente emocionado hijo. Se había subido a mi cama y se sentó sobre mí cintura con una pierna a cada lado. Tomó mis hombros con ambas manos para sacudirme.

"¡Papá, es hora de levantarse!". Pretendí seguir durmiendo, deseando silenciosamente que se diera por vencido y me dejara dormir unas horas más. Tristemente, estaba yo equivocado.

"Papá lo prometiste". Escuché la decepción en su tono quejumbroso, así que abrí un ojo cuidadosamente para sorprenderme al encontrar su cara a solo centímetros de la mía.

"¡Sabía que estabas despierto!" Exclamó mientras sus deditos intentaban abrir mi otro ojo. Lo tomé por la cintura para alzarlo sobre mi cabeza haciéndolo gritar sorprendido, riendo todo el tiempo. Lo lancé al aire para cacharlo y acercarlo a mi pecho para cosquillear sus costillas.

"¿Sabes qué le sucede a los niños que despiertan así a sus papás?" Le dije con tono de amenaza burlona. El reía más y más mientras yo seguía haciéndole cosquillas.

"Detente papá" Me detuve de inmediato pero él siguió riendo. Volteó a mirarme con los ojos entrecerrados y una pícara sonrisa en su cara. Yo lo miraba detenidamente preguntándome qué estaría pasando por su cerebro. Entonces él me atacó. Sus deditos intentaban cosquillar mis costados buscando la misma reacción que yo obtuve hace solo unos instantes.

Hace tiempo que yo había logrado controlar la risa cuando me hacen cosquillas, esto gracias a haber crecido con Taehyung. Pero no podía decepcionar a mi hijo, así que me reí, con una risa grave y profunda al mismo tiempo que simulaba empujar sus manos lejos de mí. Su risa, junto con la mía llenó la habitación. Al fin pude tomar sus manos y sujetarlas contra el colchón mientras sus risas se volvían fuertes carcajadas.

"Eres tan gracioso, Min Ho". Reí y sacudí mi cabeza escuchando los ruidos que emitía. Se volvió a mirarme y sentí todo el amor que radiaba hacia mí. Él era mi fuerza y lo que me hizo no darme por vencido en los días en los que eso era todo lo que yo quería hacer.

Se metió bajo las sábanas y tomó el control remoto de la mesita de noche entregándomelo.

"Hoy te toca elegir a ti". Dijo y luego acomodó las almohadas bajo su cabeza.

Los domingos por la mañana eran nuestro tiempo de convivencia padre-hijo mientras mirábamos caricaturas. Habíamos comenzado este ritual desde la muerte de Nayeon. Al principio. Somin se unía a nosotros, pero últimamente se había alejado de nuestra rutina. Encendí el televisor y busqué entre las opciones que había hasta encontrar Bob Esponja, la favorita de Min Ho.

"¡Ay, Ay Capitán!" cantó Min Ho con el comienzo de la caricatura en la pantalla. Yo giré mis ojos ante las poco imaginativas acciones de Bob Esponja y Patricio. ¿Qué había sucedido a los clásicos? Tom y Jerry, Scooby Doo, El Correcaminos.

La puerta de mi habitación chilló al abrirse lentamente dejando asomar la cabeza de Somin. Me lanzó una sonrisa tímida, así que le hice señas para que entrara. Caminaba lentamente y se detuvo a la mitad del camino hacia mi cama. Odiaba verla dudar.

"Ven acá mi amor". Abrí mis brazos esperándola y ella rápidamente corrió hacia mi lado de la cama, subiendo y recostando su cabeza en mi hombro.

"Siento mucho lo de anoche" dijo en un susurro. Pasé mis dedos por su suave pelo rubio con destellos fresa y besé su frente.

"Lo sé nena. No quiero que pienses jamás que no extraño a tu mamá". Asintió con la cabeza al tiempo que un leve gemido escapó de sus labios. La envolví con ambos brazos y la dejé llorar. Al principio, yo no tenía idea de qué hacer cuando empezaba a llorar; con el tiempo he aprendido que lo que necesitaba era sentirme junto a ella, permitirle llorar, en vez de intentar solucionar todo.

Llegaste a mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora