Capítulo 25 - Una noche en casa

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Park Jimin POV

"¡Mingyu! ¡Vamos!" grité por la casa. Teníamos diez minutos antes de que el último partido de la temporada empezara y no quería llegar tarde. Reí interiormente por estar ansioso por llegar a un partido de baseball. Yo no tenía nada que ver con el baseball.

No había visto a Jungkook en toda la semana después de nuestro viaje al mercado de hortalizas. Habíamos dividido caminos esa tarde y debido a reuniones y turnos dobles en el hospital, él no había llegado a casa hasta bien entrada la noche. Habíamos quedado en que probablemente lo mejor era dejar que Somin se acostumbrara antes de ser más obvios en nuestro afecto hacia el otro. Sin embargo, teníamos planes para esta noche y mi anticipación estaba alcanzando niveles ridículos. Le echaba de menos.

El teléfono empezó a sonar en la cocina y contemplé dejarlo saltar al contestador para no llegar tarde, cuando Mingyu descolgó.

"¿Hola?" respondió y vi su cara iluminarse por quien fuera que estuviera al otro lado. Debe ser Taehyung, pensé con una pequeña sonrisa. Está enamorado de el.

"¡PAPÁ!" gritó, entusiasmado por hablar con su padre. Me quedé momentáneamente impresionado por la idea de que Sehun en realidad haya llamado. Finalmente. Estúpido exmarido.

"Quiero hablar con él cuando hayas acabado," le dije a Mingyu y salí de la habitación, dándole tiempo para hablar con su padre sin ver el ceño fruncido que estaba seguro tenía en mi cara. Fui a la sala de estar y me senté, intentando calmarme antes de que tuviera que hablar con él. Escuché un lado de la conversación mientras Mingyu le hablaba a Sehun sobre la escuela, el baseball y Min Ho. Me estremecí cuando entró en detalles del cuanto tiempo estábamos pasando con Jungkook y su familia. Cuando Mingyu empezó a responder preguntas sobre Jungkook supe que la conversación debía acabar.

"Mingyu, dile adiós a tu padre, tenemos que irnos al partido," le recordé. Él asintió y se despidió antes de darme el teléfono. Le dije a Mingyu que terminara de coger sus cosas y esperé hasta que dejó la habitación antes de coger el teléfono e ir al porche trasero. Esta conversación no iba a ser bonita. "Sehun," dije con todo el control que pude reunir. "Ya era hora de que llamaras." "Escucha Minie, he estado realmente ocupado con las cosas del consejo y la tienda..." No quería escuchar sus excusas, así que le corté a mitad de frase.

"Dame un respiro, Sehun. Solo toma diez minutos llamar a tu hijo. ¿Qué ha pasado con la preocupación paternal porque nos mudáramos tan lejos?" acusé. "No me estás haciendo daño a mí, pero muy pronto Mingyu se va a dar cuenta de que no estás con él y ¿qué se supone que debo decirle?" Podía sentir mi sangre empezar a hervir por sus acciones que herían a Mingyu. Sabía que si no controlaba mis emociones iba a terminar gritándole.

"Espera un minuto, Jimin," empezó y casi pude ver la posición defensiva que tomaba. "Sé que soy culpable aquí y debería haber llamado antes pero tú eres el que está teniendo a cualquier tipo alrededor de Mingyu." Quise gritar, él no tenía derecho a sentirse tan superior moralmente. "Eres un hipócrita. ¿No dejas que Soobin esté cerca de Mingyu y ahora tú te pones a vivir con un tipo?"

"¡No dejaba que Soobin estuviera cerca de Mingyu porque VOSOTROS teníais una aventura! No tengo palabra sobre si el está cerca o no ahora, no importa lo poco que me guste que ese puto rompe-hogares esté cerca de mi hijo..." Paré por un momento para coger aire e intentar calmarme. La audacia de este hombre, poniendo a Soobin en la misma categoría que Jungkook, era alucinante.

"Mingyu entiende completamente que ya no estamos juntos, así que no hay razón para que esconda a Jungkook de él y no estamos viviendo juntos, solo hemos tenido unas cuantas citas. Tú, por otro lado, tenías que mantener a Soobin en secreto debido a lo que hiciste. En realidad no quieres que el consejo se entere de la razón real por la que me marché, ¿verdad?" Jugué la única carta que iba a callarle. Lo último que él quería era que el consejo se enterara de su infidelidad. Había pocas cosas que podían desgraciarle más que la verdadera razón por la que me marché.

Llegaste a mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora