Jeon Jungkook POV
"¿Papá?" dijo Min Ho, al mirar de Jimin hacia mí. Me costó un gran trabajo, voltear mi mirada de Jimin a mi hijo, cuando lo hice, fue para verlo sonriendo feliz.
"¿Pueden Jimin y Mingyu navegar al puerto de vuelta con nosotros?" preguntó. Mingyu se movió junto a mí, y bajé la vista hacia él. Las luces del barco brillaban en sus ojos que me sonreían con una mirada suplicante. Era claro que quería dar una vuelta.
Miré de nuevo a Jimin que tenía el labio apretado entre sus dientes, mientras me miraba preocupado. Una ligera sonrisa apareció en mis labios, cuando me di cuenta que probablemente se sentía nervioso por volver a subir en el bote salvavidas.
"Depende de Jimin," dije mientras mi sonrisa aumentaba. "¿Te gustaría volver al muelle en el barco y de ahí los llevo al coche, o prefieres volver en el bote?" La expresión de su cara era cómica y tuve que contener la risa cuando movió la cabeza con fuerza y en forma negativa.
"Creo que será mejor regresar al muelle en barco con ustedes." Su expresión se relajó un poco cuando Min Ho se acurrucó a su lado. Los juegos pirotécnicos habían terminado hace unos minutos, pero ninguno de nosotros parecía tener prisa en moverse. Desde el barco vimos como la playa empezaba a vaciarse y la fila de coches subiendo la montaña. Con todo ese tráfico, les hubiese tomado a Jimin y Mingyu casi una hora llegar al coche y salir del lugar.
Volteé a ver a Jimin, y lo sorprendí mirándome. Bajó los ojos rápidamente, pero no me agradó que no quisiera verme ahora, cuando hace un momento no podíamos dejar de mirarnos. Sin darme cuenta, moví mi mano hasta su barbilla y alcé su cara para que me mirara. Sus ojos se cruzaron con los míos un instante, antes de que volteara a ver a Mingyu. Se me había olvidado que estaba sentado entre nosotros. Tenía una enorme sonrisa en su cara mientras nos observaba. Con el pulgar acaricié su barbilla antes de soltarlo y poner mi mano sobre el brazo de Mingyu.
Jimin mantuvo mi mirada un momento más. Eran tantas las cosas que quería decirle, pero este no era el momento indicado. Tuve que emplear todas mis fuerzas para quedarme en mi lado del sillón. Nuestro momento fue interrumpido por un ligero ronquido de Somin. Nos reímos mientras me paraba y levantaba a Somin que se había quedado dormida en mi pecho. La acomodé junto a Mingyu, antes de bajar por unas mantas. Cuando volví Min Ho se había movido, ahora Jimin estaba entre él y Mingyu. Ambos tenían la cabeza apoyada en los hombros de Jimin y los brazos alrededor de su cintura. Era una vista hermosa, que grabé en mi memoria.
Cubrí a Somin con la manta pequeña y acomodé la grande sobre Jimin y los chicos. Suspiró contento mientras acariciaba las cabezas de los chicos con sus dedos. Me sorprendió la gentileza y el amor que mostraba a mis hijos. Min Ho me había dicho que Jimin le dijo que lo quería; al verlos, no quedaba duda alguna. Cerré los ojos e hice una pequeña oración pidiendo que las cosas mejoraran, que pudiésemos comenzar de nuevo, y que ojalá construyamos algo mucho más duradero entre nosotros. Los dejé ahí, todos acurrucados, fui a levantar el ancla y encender el motor. Nos tomaría al menos cuarenta y cinco minutos atracar en el puerto y estaba decidido a disfrutar cada instante con Jimin. Maniobré el barco lejos de la costa rocosa y cuando estuvimos en mar abierto, encendí el piloto automático. Caminé hacia Jimin y me senté en la orilla de la silla.
Los chicos, aparentemente, estaban igual de cansados que Somin, ya que ambos estaban profundamente dormidos, recargados contra Jimin. Cuando me senté, abrió los ojos y me sonrió.
"Tal parece que tienes las manos llenas," susurré. Su sonrisa se hizo más grande mientras bajaba la vista hacia Min Ho y Mingyu antes de verme a mí.
"Y no me gustaría que fuese de ninguna otra manera," susurró el también.
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Llegaste a mi vida
Fiksi PenggemarTras su divorcio, Jimin empieza una nueva vida con su hijo. Pronto conoce a un guapo doctor que está lidiando con su propia pérdida y lucha para criar a sus dos hijos. Es una historia de encontrar fuerza durante la adversidad y aprender a amar de n...