「ʏᴏ ɴᴏ ʟᴀ ᴄᴏᴍᴘʀᴇɴᴅᴏ」
El comedor era el lugar más abarrotado de todos, las personas hablaban entre sí y nunca faltaban algunos grupos que peleaban, los gritos repentinos y el montón de grupos que discriminaban por su color, de donde provenían sobretodo que los miraban, aún los miraban a montón a pesar de llevar unos días allí. Aquello era una pensión, un hotel de aspecto desagradable y con malos tratos. Vamos, aquello era la cosa más alejada de un lugar tranquilo. Los presos hablaban sobre sus vidas, como es que habían entrado a la cárcel, lo que podían hacer allí o haciendo amistades.
Las personas con tatuajes, cuerpos agitanados, morenos u ojos azules y musculosos no encajaban con ellos, en nada.
Tras acabar en la cárcel por que la policía los encontrara y atrapase en mitad de una de sus peleas, Jeff había comenzado a estar peor psicológicamente, posiblemente eran sus sentimientos de los cuales no quería hablar, o sus alucinaciones de las que aunque la chica conocía no podía evitar sentir vergüenza de aquellas fuertes que no podía controlar. Jane sin embargo...quería no pensar en la debilidad que le estaba causando estar con él.
Suficiente que fue su arma para evitar que cierto abuso no fuera a más.
Las comidas no era el momento más agradable, y sobretodo si lo compartía con esa mirada agria que le evitaba, había mirado techo, suelo, personas pero en ningún momento a ella. Jane intentaba comer lo que podía, estaba muy nerviosa.
—Jeff...¿Está todo bien?
Le dio una ligera mirada, podía notar la sangre de su sonrisa como se escapaba de las cicatrices, de esa piel seca que intentaba recuperarse. De los nervios se pellizcó tanto la sonrisa que acabó sangrando.
—Sí, ¿Qué pasa ahora?
—Nada, nada...—La pelinegra bajó la mirada.—Anoche pensé algo que podría ayudarnos a salir de aquí.
Jeff suspiró, no quería hablar con ella y quedarse más confundido de lo que estaba. Soltó el tenedor remangándose el traje, enrolló las mangas y las subió, dejando ver sus brazos algo gruesos debido a la masa, no era un hombre muy fuerte pero aunque la anemia hacía de las suyas solo conseguía cansarlo algunas veces y marearlo, no cambiaría su cuerpo esculpido en las calles.
—A ver qué me vas a soltar, tú eres la que piensa de los dos.
—Invocación, si llamamos a Slenderman de esa forma es posible que nos haga caso y nos saque de este lugar se forma rápida.—Jeff negó.—¿¡Por qué?!
El Killer continuó comiendo mientras hablaba, cosa que a Jane le hizo arrugar su gesto con desagrado.
—No podremos hacer las notas en este lugar, todas las invocaciones necesitan mucha mierda...
—No podemos llamarlos de la misma forma que a nosotros, Sally no podrá hacer mucho al igual que los demás ayudantes.
Suspiró, era cierto, debían buscar a alguien. El grupo de muchachos que estaba algo más silencioso de lo común tras la muerte repentina de algún integrante que otro observaban el televisor, las interferencias no dejaban reproducir las noticias con normalidad, algunos se molestaban por lo que ocurría en las calles o lo que sucedía con los políticos.
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ᴘʀᴇꜱɪᴅɪᴏ|| Janeff
Fanfictionᴘʀᴇꜱɪᴅɪᴏ;; Por culpa de su odio, Jeff y Jane acaban en la cárcel. Cuando se ven obligados a compartir celda, se dan cuenta que siendo los únicos Creepypastas encerrados deberán unir fuerzas. unir...¿Fuerzas? El estado mental de Jeff no está seguro...