ᴘʀᴇꜱɪᴅɪᴏ;;
Por culpa de su odio, Jeff y Jane acaban en la cárcel. Cuando se ven obligados a compartir celda, se dan cuenta que siendo los únicos Creepypastas encerrados deberán unir fuerzas.
unir...¿Fuerzas?
El estado mental de Jeff no está seguro...
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『 ɴᴏ ʟᴇ ᴘᴜᴇᴅᴏ ɴᴇɢᴀʀ ʟᴏ Qᴜᴇ ꜱɪᴇɴᴛᴏ』
La petición le había tomado totalmente por sorpresa, después de que le hubiera confesado de forma repentina y con actos lo que sentía, fue rechazada y la agresividad que tomó Jeff en ese momento le hicieron separarlos, todos estaban a punto de entrar en pánico al ver la verdadera rabia que podía entrar en su cuerpo, su forma bestial en el que un Creepypasta se torna perdiendo toda acción consciente. Quería hablar con ella, conocer un poco más a la amiga de su paciente, tener una idea de lo que ocurría con ambos.
Sobre todo le intrigaba como dos asesinos buscados por años se dejaron atrapar tan fácilmente después de tanto, no le cuadraba en nada, su cabeza no podía darle la solución a la ecuación. Tras años de trabajo sabía que unos asesinos tan complejos como lo eran ellos tenían una gran inteligencia; aunque a veces Jeff no demostraba más que fuerza y poca maña, y lo sucedido no pudo ser tan simple.
El chico de la sonrisa ya no quería abrirse más, al final de la última consulta se dio cuenta de que no hablaría sobre ella. Así que, ¿Qué mejor que hablar con Jane directamente?
Pues por eso mismo tenía a la pelinegra delante suya en ese mismo instante.
-Bueno Jane, estaba intrigado en hablar contigo ya que dicen que Jeff y tú han hecho cosas que merecían castigo.—El especialista miró a Jane de arriba abajo, analizándola.—¿Qué te parece la estancia en este lugar?
—Una basura.
Jane tenía una mirada seria, respondía con palabras secas a pesar de estar perdida en su mundo, estaba en babia como vulgarmente se decía. El empujón que recibió de él, como fue tachada de loca y la persona que su mente creía amar le rechazó, fue suficiente para no tener ganas de cháchara.
—Te seré sincero. Me parece increíble que después de tantos años fueran detenidos ahora.
El hombre soltó su portafolios y la pluma intentando hacer sentir más segura a la chica, dar una buena impresión de compañerismo, de que aquello no solo fuera trabajo y que todo lo que diría estuviera siendo analizado.
Cosa que consiguió.
Jane cruzó sus piernas, el traje apretaba ligeramente sus caderas sintiendo esa presión en los muslos formados debido a las carreras por las calles nocturnas en las que pasó la mitad de su vida.
—Fue algo complicado, jamás me dejaría caer así. Mis padres se sentirían quizás más avergonzados de que no triunfe en nada.
—Cuéntame, ¿Cómo superaste la muerte de tus padres?
Esa pregunta fue muy desprevenida y totalmente innecesaria para ella, de muy mal gusto puesto que jamás procesó esa lucha interna. Se tomó unos segundos para pensar si quería responder, poner una mano en su pecho con dolor y apartar la mirada de sus ojos. Un chico, o hombre a esas alturas, que ya estaría acostumbrado a miles de historias turbias, dolores y más dolores, seguro que no se sorprendería con la de ellos. Cualquier asesino solía llevar algo detrás.
