Rodri, joven promesa del fútbol y estudiante universitario de Económicas.
Luna, su compañera de clase. La primera vez que se aleja de su casa. De su lugar seguro.
Unos apuntes.
Una mirada.
Una invitación...
Y todo su mundo acabará patas arriba...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lunes. 23.45 de la noche. San Martín
No sé si es de día o de noche. Llevo unos días que he perdido la noción del tiempo porque ni ganas tengo de mirar por la ventana. El miércoles me caso. Esto es horrible, horrible. ¿Cómo he podido llegar a ésto? ¿Porque no he podido luchar? Porque ni fuerzas tengo para eso. Poco a poco quieren que asuma que este es mi destino, pero juro por dios que no los voy a dejar que se salgan con la suya. Algo haré. Juro que lo haré. Cuando menos se lo esperen, me escaparé y buscaré a Rodri. Y denunciaré a toda mi familia por secuestro. Esto no se va a quedar así.
La puerta de la habitación se abre y yo resoplo de nuevo. De verdad que no tengo ganas de más charlas sin sentido que me agotan. Es que ya ni ganas de insultar tengo.
- Luna
Alzo mi cabeza para ver a mi hermano Diego delante de mi. El que faltaba. No lo he visto en todos estos días y ahora viene. Me coge de la mano y tira de mi para que me levante.
- ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame Diego! -tiro del brazo para que me deje, pero él es más fuerte
- ¡Cállate Luna o nos van a oir!
- Me da igual que me oigan. Me tenéis secuestrada, eres tan hijo de puta como ellos
Mi hermano me pone en pie y tira de mi hasta abrazarme. Al principio me resisto con todas mis fuerzas, las cuales son muy pocas, de lo cansada que estoy de estar aquí encerrada, pero acabo sucumbiendo a su abrazo, mientras me pongo a llorar desconsolada.
- No tenía ni idea de que estabas aquí Luna -me dice mi hermano separándome de su cuerpo- papá me mandó a Londres a visitar a su socio, y mira por donde me enteré de todo ayer. He venido cuando he podido Luna. Si llego a estar aquí, papá no te hubiera hecho esto, te lo juro
- Llevo aquí tantos días Diego
Las lágrimas caen por mis mejillas. Ya no son de rabia, ahora son de impotencia por todo lo que me han hecho.
- Lo sé cariño. Pero ahora tenemos que darnos prisa. Papá y Mamá están en Láujar, tardarán en venir. Ahora, sígueme y no hagas ruido
- ¿Qué vas a hacer Diego? - lo agarro del brazo algo confundida. Él acaricia mi mejilla y me da un tierno beso en ella
- Ayudarte a que vuelvas con Rodri
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.