13. La biblioteca

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Lunes

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Lunes. 15.55. Clase de Derecho Civil

Mis dedos tamborilean nerviosos en la mesa. No paro de mirar a la puerta esperando que él entre. Me he sentado justo en la esquina de la fila para que no se siente a mi lado. Si, sé que estoy siendo muy radical, pero no puedo olvidar el puto fin de semana que he pasado por su culpa. No puede darme el mejor puto beso de toda mi vida, decirme un mañana te llamo y no hacerlo. Y yo como una idiota esperando y esperando todo el fin de semana, a que lo hiciera. Y decepción tras decepción. Así es mi vida.

Y lo que yo he llorado estos dos días no me lo quita nadie. Gracias Rodri, nunca había llorado por un tío y tú eres el primero. Enhorabuena. Espero que estés contento porque a mi me has dejado hecha una mierda.

Cojo mi bolígrafo y me lo llevo a la boca. Lo veo entrar por la puerta de clase y ya siento mi corazón latir tan fuerte que creo que se me va a salir del pecho. Procuro no mirarlo. Porque si lo hago, toda esa seguridad que tengo en mí misma se va a ir a tomar por culo. Pongo en orden mis apuntes para disimular, hasta que siento una presencia justo a mi lado. Levanto mi mirada muy despacio y ahí está él. Tan guapo. Tan irresistible. Con esa mirada dulce. Esboza una ligera sonrisa que yo no puedo corresponder, aunque lo desee. Aún me escuecen los ojos.

- Hola -me dice Rodri bastante alegre- ¿me dejas que pase?

- Claro -le digo. Me levanto de mi asiento y salgo de el para que pueda pasar.

Nuestros cuerpos se rozan unos segundos cuando Rodri pasa a mi lado. Contengo el aliento al sentir el roce de su cuerpo junto al mío. Él cruza su mirada con la mía y yo la aparto con rapidez. Cojo un poquito de aire para soltarlo lentamente y me siento en mi asiento una vez que él lo ha hecho en el suyo. Procuro no mirarlo y vuelvo a sumergirme en mis apuntes.

- Luna -me dice él segundos después. Hago como si no lo escuchara y me quito un mechón de pelo de la cara ignorándolo por completo. Lo escucho chasquear su lengua y como se va acercando hasta casi invadir mi espacio vital.

La puerta se abre en ese momento y entra uno de los bedeles de la facultad. Alzo mi mirada y él nos pide que le prestemos atención.

- La señorita Pilar no va a poder dar la clase en el día de hoy. Os pide disculpas y siente todas las molestias. Os verá en la próxima clase.

En cuanto el bedel sale por la puerta yo empiezo a recoger mis cosas para meterlas rápidamente en mi mochila.

- Luna, ¿Dónde vas? -mis ojos se encuentran con los de Rodri y le contesto muy despacio intentando no ponerme nerviosa.

- A la biblioteca, tengo que estudiar.

- Espera, Luna.

Recojo mis cosas sin meterlas siquiera en la mochila y salgo de clase todo lo deprisa que puedo, para que no me siga. Cruzo el pasillo y subo las escaleras que me llevan a la biblioteca sin mirar atrás. Estoy atacada de los nervios. Quizás me estoy comportando como una niñata, pero es que me ha dolido tanto que me ignorara.

𝑷𝒊𝒆𝒏𝒔𝒂 𝒆𝒏 𝒎𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora