El Desamor: Cartas parte 2

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...

Ordené el desastre de libros y cajas, tomé el montón de cartas y tarjeticas cuidadosamente y las llevé a mi habitación. Pensando entre tanto que moriría si Fernando me escribiera algo.

"¿Por qué pensar en Fernando ahora?" –sorprendió mi mente a mi corazón

-Porque me gusta –musité para mí misma mientras una sonrisa boba se dibujaba en mi rostro.

Entonces me di cuenta, entre tanta carta y tarjetica romántica, yo tenía mi propio tesoro, y se encontraba escondido en mi armario.

En un compartimiento de este guardaba su sudadera y en su bolsillo la notica que me pasó el día del castigo, en donde de alguna manera me decía que le gustaba mi forma de ser.

¿Podríamos decir que le gustaba yo? ¿Cómo saberlo? ¿Qué haría con eso?

¡Maldita sea, solo lo has visto dos veces Camila!

Antes de abrumarme, tomé un sobre amarillento y saqué la nota que escondía, era una tarjeta color crema con flores infantilmente dibujadas, citaba:

"Te estoy sintiendo tan distante, tan extraña...

Aun no puedo creer que haya sido tan indiferente para ti que hubiéramos perdido nuestra noche, cuando para mí fue perder otro instante maravilloso.

Te deseo, mi cuerpo te extraña.

Y no voy a soportar hasta la otra semana para recuperar la noche que perdimos.

Un beso, Armando"

"Iugh papá" –pensé.

Pero luego, en mi labor investigativa. Tomé distancia para no verlo como mi papá, sino como un hombre enamorado que le escribía a una mujer, y eso me ayudó a que leer todo esto no fuera tan extraño. Aunque no podía dejar de pensar que papá estaba tragadisimo de joven y esa idea me hacía reír, quien lo viera tan engreído y escribiendo estas cosas.

siguiente:

"No sé qué habré hecho para merecerme tu indiferencia, pero tu indiferencia me causa insomnio, me causa angustia

No sé en qué he fallado, en donde puede estar el punto débil de mi amor por ti.

Pero lo que más me sorprende y me duele es que no tengas compasión de alguien que solo piensa y vive por ti.

Armando"

Desamor.

Nuevamente la tarjeta no tenía destinatario

Papá sufría por una mujer que lo atormentaba y no lo dejaba dormir. El mismisimo Armando Mendoza, estaba sufriendo y le pedía a una mujer una explicación, que le quitara el peso que su indiferencia ponía sobre su pecho pero además de todo, le pedía compasión a una persona que era su todo. Eso si tomamos literal la frase de "alguien que solo piensa y vive por ti"

Tome la penúltima tarjeta que quedaba que prácticamente era una carta:

"Todas estas desavenencias entre los dos, todos estos malos entendidos, todo esto que he padecido a lo largo de estas noches sufriendo sus desplantes, su frialdad, sus besos extraños, viéndola con él. Me han confirmado algo:

Estoy más seguro que nunca de la decisión de cancelar mi matrimonio... Necesito estar a su lado.

Betty ya no soporto la ausencia de sus besos, de su cuerpo...

La vida me ha puesto una prueba muy dura. A pocos días de unir mi vida a la de la mujer que siempre creí, era la mujer de mi vida, aparece la verdadera, la mujer que me cambió y con la que anhelo estar en todo momento.

Es una prueba que me puso el destino, pero me la puso a tiempo.

Antes de caer en el desastre.

Te ama, Armando Mendoza"


¿Betty? ¡¿Beatriz?! ¡Mi mamá!

Bueno, era un poco de esperarse pero jamás mencionaron esta parte de su vida, además ¿qué es todo esto? ¿Se iban a casar y papá quería cancelar el matrimonio? Pero se casaron igual, es decir están juntos ahora. Definitivamente no entendía muchas cosas de lo que hablaba esa carta, había demasiada información que desconocía al parecer.

Papá menciona que "la veía con él" ¿Quién es "el"? ¿Papá se enamoró de mamá cuando tenía novio?... ¿Mamá lo engañó? Eso explicaría porque sufría tanto ¿no?

"No puedo asumir nada, hay demasiado que no sé" –pensé fríamente, pero en mi corazón quería encarar a mamá.

-¡Está muy callada Camilita! –Irrumpió mi abuela en la habitación- ¿Todo bien?

-¡Aaaah! –grité asustada ante tal pinchazo de burbuja- ¡Abuela me asustas!

-Lo siento mamita, pensé que le había pasado algo –dijo mientras observaba las tarjeticas sobre mi cama- ¿y eso mija?

-¡Nada! –solté sin pensar.

Abuela Julia me miró de reojo sin estar convencida con mi pobre respuesta, pero decidió seguir de largo. Posiblemente ella sabía todo eso que yo no.

Tomé la última carta que leería por hoy y escondí las demás, le quité el sobre que la protegía y comencé a leer:

"No me culpe por lo que hice, ni me culpe por lo que soy porque yo ya no sé quién soy. Apenas soy un reflejo de lo que usted produce en mí, de sus enigmas, de sus rechazos, de la zozobra en que me mantengo.

Parece que usted no escuchara mi grito desesperado, parece que no le conmoviera ver que la amo... ¿A caso no le importa Betty?

Vea, tampoco me pida que sea indiferente cuando usted anda con él, no me pida que no me convierta en una tempestad y que no pierda la calma cuando sé que la están arrebatando de mi lado... ¡No lo soporto!

Aún la considero mía, a pesar de la distancia. No me culpe porque usted me sumió en este túnel profundo y oscuro, y no me dijo por donde era la salida.

Devuélvame sus besos, dígame que es mía de nuevo.

Deme la paz.

Betty, la amo.

Armando Mendoza"

Esta última carta me rompió. Me hizo llorar, me conmovió y sentí unas ganas inusitadas de abrazar a papá en ese mismo momento. Podía palpar su desesperación, podía imaginarlo atormentado intentando plasmar todo en una hoja ya que el pobre era muy bruto como para expresarlo con palabras.

Esa carta era simplemente una súplica, era un grito de auxilio para alguien que lo estaba ignorando, era un ruego para que mamá acabara con lo que lo estaba lastimando y al parecer a ella no le importaba, es más, al parecer ella decidió irse por alguien más.

Papá estaba sumido en un abismo y mamá no quería rescatarlo.

Y así como no pude evitar sentir el dolor de papá y empatizar con él. Tampoco pude evitar la sensación de rechazo que me inundó contra mamá. AL parecer no la conocía, no como yo pensaba.

El diario de Camila Mendoza PinzónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora