16 de Mayo del 2015
Estaba todo muy silencioso en casa. Eran las 20:32 cuando desperté de mi siesta, últimamente tenía más sueño y más hambre de lo que comúnmente sentía. Así que todo me cansaba muy rápido, sobre todo hoy que discutí con Dayanne en clases.
Las cosas habían estado bastante tranquilas durante mucho tiempo con ella, pero hoy decidió arremeter y supongo que su objetivo era sacarme de quicio para asestarle un puñetazo de nuevo.
No lo logró.
La ignoré e hice caso omiso a todas sus pesadeces y pues no hubo pelea, pero me desgastó un montón y me entristeció lo suficiente como para llegar a casa a tomar una siesta de 3 horas.
Me levanté de la cama y caminé hacia la sala principal, parecía no haber nadie en casa.
El dormitorio de la abuela Julia estaba cerrado, así que supuse que estaría durmiendo ya o tal vez viendo su telenovela. ¿Pero y el resto? Estaban todas las luces apagadas, solo se escuchaba el ruido de los carros en la calle.
¿Mamá y papá no habían llegado? Era muy tarde, eso me preocupaba.
Me dirigí nuevamente a la sala principal y encendí las luces para encontrarme con papá dormitando en el sofá.
-¡Aaah! –grité espantada, escuchando algo quebrarse y obteniendo un grito replica de papá que se asustó al verme- ¡Papá me asustaste! ¿Qué haces ahí? ¿Dónde está mamá?
-Camila, no pensé que te habías despertado –dijo en un tono extraño- me quedé dormido... y ensucié todo ¡maldita sea! –masculló.
De pronto sentí un olor penetrante a alcohol y noté que venía del sofá en donde papá dormitaba, entonces lo entendí, papá había estado bebiendo e intentaba disimular su ebriedad.
Se me escapó una risita nerviosa, pero la verdad es que impactó verlo así y él se dio cuenta:
-No le digas a mamá –murmuró entristecido, exhalando un fuerte olor a whisky de miel mientras intentaba limpiar el desastre- ¿si?
-Te ayudo papá –dije disimulando, mientras me inclinaba a recoger los pedazos del vaso para llevarlos al basurero, notando de paso que su mano sangraba- ¡Ay papá! ¡Te cortaste!
-¡Dios mío no permitas que ensucie con sangre el sofá! –arrastró las palabras levantándose rápidamente.
- ¡No seas bobo papá! ¡Es más importante tu mano! –Exclamé revisando de dónde provenía la sangre mientras papá me miraba enternecido- ¿Qué pasa?
- Eres tan dulce como tu madre –sonrió- Eres lo más hermoso que he logrado con ella –sonreí.
-Por cierto ¿dónde está? –Pregunté con genuino interés- ¿No llegó contigo del trabajo? Me extraña que no esté acá y me extraña que estés bebiendo también.
Automáticamente su semblante se ensombreció, y entristecido musitó: "Salió con unos amigos"
Apenas dejó escapar esas palabras su mandíbula comenzó a tensarse, sus manos relajadas se volvieron puños gradualmente y ahogó un suspiro mientras cerraba los ojos, como si cerrando los ojos yo no pudiera verlo, como si así pudiera esconderse de mí.
-¿Qué pasa papá? –Guardó silencio, forzó su garganta a pasar saliva pero no soltó palabra- ¿Te sientes bien? ¿Cómo estás?
- Evidentemente no estoy bien hija –susurró resignado, intentando ahogar un sollozo que logró salir a flote.
-Papá... -musité entristecida- ¿Es mamá? ¿Es porque te dejó solo? –intenté adivinar.
Para darle espacio decidí ir a buscar el botiquín al baño y un atomizador con agua que encontré en el mismo mueble.
-No Cami- respondió al fin- no es eso.
Me dediqué a limpiar su mano roseando un poco de agua en el algodón y arrastrando levemente para quitar la sangre y algún resto del vaso quebrado que se haya adherido como polvillo a su piel.
-¿Es porque salió? ¿Eso te martiriza? –Pregunté con preocupación- mamá necesita su espacio también papá.
Guardó silencio, un silencio atormentado.
-Yo sé que ustedes siempre me piden que sea honesta con ustedes y que les cuente todo –continué- pero ustedes también pueden ser honestos conmigo, tal vez no sea de mucha ayuda pero puedo escuchar.
-Esa forma de negociar definitivamente no es mía –dijo papá sonriendo orgulloso.
-No me desvíes el tema –dije férrea mientras limpiaba la herida con alcohol y él hacía una mueca de dolor- no te voy a insistir pero, sabes que estaré aquí. Ya sea para escucharte o para limpiar tu herida papá-concluí vendando su mano
-Eres un ángel –murmuró mientras tomaba la botella de la mesa y tomaba un sorbo- y eso tampoco lo sacaste de mí.
-¿Te atormenta que mamá esté con amigos? –Dije al parecer dando en clavo, papá apuró un trago de whisky e hizo una mueca de dolor como cuando puse alcohol en su herida, pero no era la herida de su mano la que le causaba dolor... tal vez ese trago de alcohol también buscaba desinfectar una herida, una interna- ¿Está con alguien que no te gusta?
-Si Camila –asintió por cansancio- está con alguien.
-¡¿Mamá te está engañando?! –Espeté sin poder controlarme, papá llevó sus manos a su cara y luego por su cabello en señal de desesperación- Lo siento, lo siento, no quería decir eso, papá. ¡Realmente yo no creo eso!
- ¡Maldita sea! –Masculló con rabia- ¡Maldito sea ese estúpido francés!
-¡¿El francés?! –Pregunté entornando los ojos- ¡¿Qué francés?!
-Michel –dijo papá tomando un trago de licor.
-¡¿Quién es el?!
Hubo un silencio agónico, papá luchaba por no desbordarse, la idea de mamá con ese tipo lo estaba matando y yo me sentía responsable por no poder calmar su miedo, por haberlo angustiado aún más.
Papá tomó la botella y se la acabó en tres sorbos.
-No bebas más papá, eso no te ayudará a resolver nada.
-Me ayudará a conciliar el sueño si esta noche no vuelve a mí –susurró amargamente con un temblor evidente en la voz, a punto de quebrarse.
-Papá no digas eso –dije sintiendo que la situación me colapsaba- ¿tienes motivos para pensar mal de mamá? –Pregunté intentando usar la razón para frenar su tormento- Mamá no hace más que vivir por nosotros, por favor no pienses que te dejaría.
-Yo sé, yo sé Cami –musitó dejando escapar una lagrima que secó en el acto- pero no puedo evitarlo... vete a dormir ¿sí? Necesito estar solo.
Quería quedarme ahí, pero no sabía que más podía hacer, todo esto me superaba.
Papá estaba muy tomado, no podía entender que estaba pasando pero si podía entender que la situación era complicada y mamá era la indicada para calmar a papá.
Lo abracé, no sabía que más hacer, besé su frente y me dirigí a mi habitación, no sin antes avisarle a mi abuela quien por cierto ya dormía.
Envié un mensaje de texto a mamá:
"Mamá, necesito que vengas a casa, estoy un poco asustada"
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El diario de Camila Mendoza Pinzón
FanficInspirada en la telenovela "Yo Soy Betty, La Fea" y en su posterior secuela "Ecomoda" escrita por el guionista y productor Fernando Gaitan. El diario de Camila Mendoza Pinzón narra en primera persona parte de la historia de Camila, la hija adolescen...