Duda: Fiesta parte 1

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15 de Marzo 2015

Estoy nerviosa.

Una de mis compañeras hizo una fiesta de cumpleaños en su casa e invitó a todo el mundo... Claro, yo soy parte de todo el mundo, pero no tengo un motivo para ir.

Soy bastante torpe socialmente y no conozco a nadie más que Gabriel, quien por cierto no asistirá a la fiesta. ¡No sé que hacer! Me duele el estómago y estoy sudando. ¿Cuándo seré capaz de afrontar este tipo de situaciones?

-¿Por qué tan pensativa mi amor? -preguntó mi abuela mirandome con esos ojos tiernos y comprensivos- ¿Tiene problemas en la escuela mi niña?

-Algo así -musité un poco afectada por mi ansiedad- no sé que hacer abuela, hoy en la tarde tengo que ir a una fiesta de cumpleaños y Gabriel no estará, no conozco a nadie más... ¿Debería faltar no es cierto? no tiene sentido que yo este ahí.

- ¡Ay mi niña! ¡Pero no se puede esconder de los problemas toda la vida! tiene que intentarlo ¿Quién quita de pronto se consigue amiguitos nuevos? ¡Con la falta que le hace distraerse mamita!

- ¿Y si me siento mal? o ¡peor aún y les caigo mal! ¡No, no, no prefiero quedarme en mi cama!

- ¡Ay mamita! ¡Pues usted haga lo que crea correcto! Pero a mi me parece que debe darles una oportunidad a esos muchachos ¿no le parece?

Eran alrededor de las 19:00 hrs y yo me había puesto la pijama cuando escucho unos leves golpes en la puerta de mi habitación

-¿Cami? ¿Puedo pasar mi amor? -preguntó mamá

-Adelante doctora -solté de la forma más solemne posible

- ¿Cómo te fue hoy en la escuela mi vida? Te extrañé un montón

- ¡Súper! Yo también te extrañé mamá- le dije mientras me abrazaba a ella y escondía mi cara en su cuello- ¿Cómo te fue a ti? –pregunté aún escondida.

-Muy bien hija, muy bien. Bueno a excepción de unos problemitas con el diseñador que tu papá terminó de resolver –comentó sonriente- venía cansada pero tu abrazo me recargó.

Sonreí.

La cercanía de mamá siempre me ayudaba a calmar mis nervios, la neura, como le llamaba papá.

-¿Por qué ríes mamá? -pregunté cuando noté que sus hombros se contraían ligeramente con gracia.

-Me sigue sorprendiendo lo mucho que te pareces a tu padre -susurró mientras me separaba un momento para acariciarme la mejilla- te ves un poco inquieta ¿pasa algo?

-Gabriel necesita estudiar para matemáticas y papá lo asusta, así que no puede venir -comenté intentando desviar su atención.

-Pues ve a su casa -resolvió rápidamente- ¿Qué es lo que pasa?

-No podía ganarle a la reina de la evasión ¿verdad? -ella negó risueña -Tengo una fiesta mamá y la verdad es que... tengo miedo.

-¿miedo? ¿Y eso por qué? -preguntó con auténtica curiosidad

Al parecer a mi familia le parecía una persona maravillosa, lástima que mis compañeros de clase no pueden ver en mi lo que ellos ven .

-¿Te maltratan? –Preguntó con una mezcla de tristeza y molestia en la voz- ¿Te dicen cosas feas?

-No mamá. Bueno, hay una chica que es algo grosera conmigo, se llama Dayanne, pero no me ha maltratado, simplemente actúa como si yo no existiera y como es de las más populares, pues los demás la siguen.

-Entiendo –suspiró- ¿Y Gabriel? ¿Gabriel irá a esa fiesta también? –preguntó recostándose a mi lado en la cama.

-No mamá. Estará Alejandro y queremos evitar accidentes.

-Entiendo, ahí sí está como complicado ¿no? –suspiró

Mamá podía entenderme, ella conocía mi inseguridad, ella había sido un bicho raro en su etapa de escuela e incluso hasta cuando conoció a papá. Una vez me contó que la gente de su barrio le gritaba "fea" y que en una ocasión, un grupo en el que ella intentaba encajar se las arregló para romperle el corazón disque por fea. Aun así mamá es una mujer segura y bella, eso me da esperanzas.

-hija, lo que decidas hacer está bien. Recuerda que tu padre y yo estaremos para apoyarte ¿sí? -asentí sin ganas- Si quieres te llevamos a esa fiesta, te quedas un rato si acaso una horita y tanteas el ambiente. Si todo está bien pues te recogemos como a eso de las 10 de la noche y si no pues, nos llamas y te pasamos a buscar antes ¿Bien?

Beatriz Pinzón, santa de la resolución y las almas inseguras –pensé.

-Bien mamá, acepto.

-Perfecto, entonces vístete y ponte bonita –dijo sonriente mientras besaba mi frente- y Camila, nada de lo que ocurra o te digan hoy te va a definir, eres una chica brillante, encantadora y mereces tener a tu lado personas que sepan apreciar lo eres, te amo hija.

El diario de Camila Mendoza PinzónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora