Espera

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Viento- Caifanes

Mientras su amor juvenil pasaba de lo inocente y tímido a la desnudez carnal de dos personas que se desean mutuamente, tu padre y tu abuela te esperaban en casa.

—Entonces, ¿siempre es así?—dijo Akihiro a su ahora ex-suegra—¿Ella no vuelve a casa y usted solo la deja que haga lo que quiera?

Akihiro Hattori, tu padre. Era un hombre de mediana edad, se mantenía en forma y su look habitual era un traje azul marino junto con sus distintivas gafas para ver mejor.

Nunca había mostrado un interés real hacia ti, o al menos no emocionalmente. Apoyaba con tus gastos y hasta daba un poco más de dinero para que pudieras comprar lo que quisieras, ocasionalmente te hacía llamadas, pero de ahí en adelante no hacía nada más.

La última vez que lo viste te hizo pasar un muy mal rato, intentó presentarte a tus hermanastros a sabiendas de que tú le había dejado claro que no los querías conocer.

Todo un mierdecilla, pero aun así en ocasiones recordaba que tenía una hija mayor, una primogénita que decidía visitar.

Lástima que en el momento que decidió visitarla fue justo cuando su pequeña hijita se estaba convirtiendo en mujer en la casa, en la cama, del hombre que amaba.

Así que mientras tú y Kakucho intercambiaban fluidos, tu abuela y tu padre se encontraban en una discusión algo incómoda.

—No, no, no—contestó Fumiko nerviosa—. Ella nunca hace esto, generalmente siempre que vuelvo está aquí.

—Ya es media noche y aún no llega—dijo Akihiro con una ceja alzada—. Parece que usted no le presta la suficiente atención.

—Ya te dije que no es eso—intentó excusarse Fumiko—, seguramente está en casa de alguna amiga.

—¡Ahg! No me mienta, Fumiko—dijo Akihiro molesto—. Sé perfectamente que no sabe dónde está (T/N), volveré mañana antes de medio día.

Se levantó del sillón donde estaba sentado y comenzó a arreglar su traje.

—No le dirás de esto a Ishi ¿o sí?—dijo Fumiko

—Su hija y yo no tenemos nada que ver ni hablar desde que (T/N) era niña—contestó—Además, eso implicaría llevarme a vivir a (T/N) conmigo y es lo que menos quiero—dijo Akihiro dirigiéndose a la puerta.

—Tantos años y parece que apenas recuerdas que tienes una hija, ¿por qué ese interés tan repentino?—pregunto de manera retadora tu abuela.

—Está creciendo y la necesito para algo—contestó Akihiro antes de salir de la casa— No se preocupe, créame que eso le va a convenir a usted también, después de todo apostar es un vició que se le da bien, ¿no es así?

—¿Qué tiene que ver eso con (T/N)?—preguntó tu abuela.

—Ya lo verá, por el momento solo digamos que quiero mejorar nuestra relación, padre e hija, usted sabe ¿no?—respondió encendido un cigarro—Por cierto, le daré un poco de dinero, así me puedo asegurar que no le dirá nada a su hija ¿no es así?

Fumiko guardó silencio, sabía bien que tu madre no hubiese aceptado jamás el hecho de que convivieras con tu padre nuevamente, pero eso no le importaba a ella.

Después de todo tu abuela era una persona codiciosa y tu padre lo sabía bien. De esa manera se la había estado ganando, pues aunque él y su hija ya no estuvieran juntos, ambos siguieron en contacto, al final, la codicia era algo que ambos compartían.

Rey Celestial - Kakucho HittoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora