Kakucho Hitto x Lectora(T/n)
Después de la muerte de Izana, Kakucho pensaba que ya no tenía propósito en la vida, pero siempre puede llegar alguien inesperado que te cambia la vida.
*La ilustración de la portada fue hecha por @NanaAngel7
*La ilustra...
Tu nombre había llegado por casualidad a los oídos de South y este tenía la intención de reclutarte, ya sea por las buenas o por las malas, ¿La razón?, muy simple.
No es que estuviera interesado en tener a una chica entre sus filas, pero era fiel creyente a la ley del más fuerte; "Solamente el más fuerte sobrevive", y tú habías demostrado ser de los más fuertes, además si habías podido estar en ToMan a lado del invencible Mikey, había sido por algo, ¿no?
—Vaya, vaya, así que tú fuiste quien golpeo a ese idiota de allá—dijo el grandullón mientras se acerca a ti señalando a Shion.
—¿Y tú eres...?—preguntaste.
Era un tipo alto, demasiado, tanto que tenías que inclinar ligeramente la cabeza hacia atrás para poder ver su rostro totalmente.
—South, representante de Rokuhara Tandai—dijo con una sonrisa, que para tu gusto, se veía demasiada macabra, tomó tu hombro con fuerza y se agachó un poco a tu altura—. Envié a Madamare a reclutarte, pero parece que, si quieres que las cosas salgan bien, tienes que hacerlas tú mismo. Lo preguntaré una vez más, ¿Te unirás por las buenas o por las malas?
—No tengo intención de unirme a tu estúpida pandilla, digamos que estoy retirada—contestaste con una sonrisa de lado adornando tu rostro.
No era que no estuvieras nerviosa o asustada, lo estabas, pero no podrías demostrárselo.
—Ya veo—enderezó su postura, quitó su mano de tu hombro y se alejó un poco—. Si quieres que te deje en paz deberás pelear, no dejaré que te "retires" solo porque tú quieres, en este mundo uno se tiene que ganarse las cosas
Lo mirabas directamente a los ojos, su mirada era pesada, te diste cuenta de que tanto South cómo Kakucho estaban vestidos con el mismo tipo de ropa, lo que te hizo deducir el porqué quería que te fueras del parque, sabía lo que se avecinaba. El pequeño problema que creías resuelto era más grande de lo que imaginabas.
Por sobre tu hombro pudiste ver como Kakucho se comenzaba a acercar a South.
—South, es suficiente, ya te dijo que no. Encontraremos a alguien más, alguien más fuerte—dijo tratando de convencerlo.
—Hazte a un lado y no estorbes, Kakucho—contestó aventándolo, mientras se la marcaban las venas de la frente—, ¿O acaso te importa la chica?—preguntó burlón, mirándolo esperando una respuesta.
Mientras sucedía ese pequeño intercambio de palabras entre ambos mirabas a South analizándolo, a simple vista se podía ver que era muy fuerte, pero en combate la fuerza no lo es todo, existen muchos factores que influyen para que haya un ganador.
Tomaste una decisión, sabías que, aunque decidieras no pelear, al hombre delante de ti no le importaría y te terminaría golpeando, pues todo su ser, su forma de hablar y hasta su forma de caminar gritaban una sola palabra: violencia.
Kakucho estaba a punto de responderle algo a South, pero fue interrumpido.
—Está bien, pelearé —todas las miradas se dirigieron a ti
—Oye, no sabes en lo que te estás metiendo—Kakucho se dirigió hacia ti —Él no se deten...
—Ya tomé una decisión, así que quítate de en medio y sólo observa—respondiste seria.
No era que no quisieras que te hablara o algo así, lo que no querías era arrepentirte tan rápido de tu decisión.
—Prometo terminar rápido, seré bueno y dejaré que te prepares—South te miro adornando su rostro con una macabra sonrisa, otra vez.
Suspiraste pesado, dejaste las cosas importantes que se te podrían caer a un lado y le diste una pequeña sonrisa a Kakucho intentando calmarlo, se veía algo preocupado y desconcertado por la decisión que tomaste.
South lanzó el primer golpe, lo esquivaste y por la fuerza con la que lanzó el movimiento, perdió el equilibrio por un momento, pateaste sus costillas, las que se encontraban del mismo lado del brazo con el que lanzó ese primer golpe. Te tomó un momento tomar impulso para poder patear por el lado contrario, pero esta vez fue su cabeza.
Todos miraban impresionados cuando este cayó al suelo, pero no tardó nada en volver a ponerse de pie, no parecía afectado por los golpes, al contrario, se veía más enojado y sus movimientos se volvían más precisos.
"Mierda, va a ser más difícil de lo que pensé"
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, perdiste la cuenta de cuántas patadas le habías dado, a comparación de la primera vez no podías lograr derribarlo, lo peor fue no habías podido salir ilesa de todos sus golpes.
Tus piernas temblaban como las de un bebé que apenas comienzan a dar sus primeros pasos, los empeines de los pies ardían, los brazos dolían como si se fueran a desprender de tu cuerpo, la nariz sangrando y la respiración agitada por el esfuerzo, estabas agotada.
Un golpe en la mejilla fue el que finalmente te hizo caer, tus rodillas ardieron al estamparse contra el pavimento, apoyaste las manos en este para evitar caer completamente. South se agachó a tu altura y te jalo el cabello para que lo miraras.
—Diste una buena pelea—dijo con una sonrisa—. Tienes una cara bonita, no me gustaría dañarla más, ¿aceptas tu derrota o quieres que continúe golpeándote?
Sabías que ya no estabas en posición de oponerte, el cuerpo te dolía, apenas y te respondía, no podías seguir peleando, y aunque pudieras estabas rodeada por sus hombres, no tenías escapatoria, estabas completamente sola.
—Me uniré —dijiste en un susurro que únicamente él pudo escuchar, South sonrió victorioso.
—Hora de irnos—dijo soltándote, para después dirigirse hacia su motocicleta.
Te dejaste caer al pavimento, te encontrabas tendida en posición fetal mientras escuchabas como todos se iban.
Comenzó a llover, no te movías a pesar de que pequeñas gotas de agua comenzaron a empaparte, pues era uno de esos momentos en los que hasta respirar duele, preferías quedarte ahí un rato antes de intentar ponerte de pie.
Nadie iría a tu ayuda, o al menos eso pensabas.
Escuchaste unos pasos acercarse, y unos pies se plantaron delante de ti, miraste un poco hacia arriba encontrándote con su mirada, otra vez era él, Kakucho.
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