Rey Celestial - Kakucho Hitto

Estúpida Rata

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La pelea con Wakasa fue una pelea agotadora. Tu primer movimiento fue una serie de dos patadas, muy sencillas para tu gusto, primero al lado lateral del abdomen y después a la cabeza.

Wakasa no se quedó atrás, sus patadas eran rápidas y al ser tan rápido te costó adaptarte a sus movimientos. Tu táctica especial siempre había sido esquivar los golpes lo más posible para poder identificar las aberturas que dejara el rival, pero al ser Wakasa tan rápido no te permitía identificarlas de manera fácil.

Tuviste que dejar que te golpeara algunas veces para poder identificar las aberturas que dejaba cada que pateaba.

—Hace tiempo que no me divertía tanto peleando solo—dijo Wakasa limpiándose el sudor.

—No peleas solo porque eres un cobarde—dijiste tirando una patada lateral con giro.

Tu pata hizo retroceder a Wakasa un poco más de lo normal, te acercaste nuevamente a él, pues estabas dispuesta a seguir peleando aunque las piernas te dolieran y ya no tuvieras energía. Pero, para tu suerte, South se volvió a poner de pie.

Hubieras sido tú misma la que tumbara a Imaushi si no hubiera sido por South quien se encargó de eso.

Tu cuerpo se relajó por un momento y sentiste más que nunca el dolor de los golpes de Wakasa.
Adolorida, miraste a todos lados en busca de Kakucho, pues durante tu combate lo perdiste de vista.

Cuando tu mirada lo encontró, observaste como Kakucho se encontraba frente a Mikey, intercambiaron unas cuantas palabras y acto seguido Kakucho se fue a los golpes.

Sabías que nada bueno saldría de eso, eras consciente de lo que se había convertido Mikey en los últimos meses y, no podías evitar sentir miedo y angustia ante lo que pueda pasarle a Kakucho

—¡Espera, Kakucho!—gritaste y comenzaste a correr para llegar a ellos.

Sentías las gotas de lluvia empapar más y más tu cabello, cayendo por tu rostro y nublando tu vista.

El cielo se veía oscuro, mucho más oscuro de lo normal, parece ser que esté siempre habla de manera indirecta contigo cada vez que algo malo está por ocurrir, pero tú no has aprendido a leerlo, descifrarlo, o simplemente prefieres ignorarlo.

Estando a unos metros de ellos visualizas a Mikey mirando su mano y acto seguido su mirada, su semblante, cambió de forma radical, conocías muy bien esa expresión.

La misma expresión que tenía aquel día que casi mata a Kazutora.

—Kakucho, aleja...—dijiste intentando advertirlo, pero algo hizo que tu voz se viera interrumpida.

Un golpe en la cabeza que no viste venir de ningún lado hizo que perdieras el equilibrio y que cayeras al suelo.

Kakucho al escuchar tu voz volteo a ver dónde te encontrabas, sitio que el alma se le cayó al suelo cuando se encontró con la imagen que muchas veces se ha negado aceptar que podría pasar.

¿Cómo había ocurrido esto? ¿En qué momento se volvió tan egoísta que te descuidó dejándote sola?

—¡(T/N)! —gritó, de inmediato intentó acercarse a ti, pero gracias a su distracción terminó siendo golpeado y arrojado por Mikey.

Sentías dolor, un dolor terrible en la cabeza que te hacía sentir que todo daba vueltas a tu alrededor.

No podías ver bien, pues todo se había vuelto borroso, una especie de pitido agudo era lo único que podías escuchar junto a algunas voces a tu alrededor, pero no lograbas comprender nada.