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Cuando Sanzu le contó a Kakucho el nombre del muerto casi se va de espaldas, no solo por la horrible coincidencia de que tu padre fuera la víctima, sino por el hecho de que después de años de andar buscando a Akihiro sin éxito alguno descubrió que Sanzu y Mikey tenían contacto con él y no estaba enterado.
Los casinos de tu padre servían como tapadera para algunas reuniones con otros socios de Bonten y como un punto de encuentro.
Había buscado por todos lados sin darse cuenta de que la solución estaba frente a sus narices.
—Estúpido drogadicto—susurró para sí mismo Kakucho mientras se encontraba sentado en una de las tantas bancas del parque. El frío de diciembre le helaba los huesos, pero el remolino de emociones en él podía más que el frío.
El sitio donde estaba era aquel parque donde ustedes solían pasar las tardes y que se había vuelto un lugar seguro para él, donde iba a despejar su mente después de un día largo de trabajo o en las noches de insomnio.
La noticia de la muerte de Akihiro fue un punto de inflexión para tu monótona vida en Boston. Una nueva vida que te había costado mucho trabajo construir lejos de quien querías y que habías edificado con la guía de tu padre, haciendo caso a sus consejos, a pesar de que muchas veces no estabas de acuerdo con ellos.
Todo lo hacías con tal de mantener una buena relación con él y para recibir un poco de amor parental que tanto te hacía falta.
Comenzaste a estudiar en una nueva escuela, aprendiste un nuevo idioma, hiciste nuevos amigos, algo que no estaba en tus planes e incluso te diste la oportunidad de tener nuevos amores. Amoríos que solo para pasar el rato, o por la necesidad de no estar sola, de ninguno de ellos salió una relación seria o duradera, bueno, únicamente una.
La vida en Boston no era mala, pero tampoco era la mejor. Habías formado una vida relativamente sólida, tenías empleo, retabas un departamento y tu salario era mejor que el de la mayoría, te permitía tener un estilo de vida tranquilo, sin emoción, estabas atrapada en la rutina de una vida que alguien diseñó para ti.
Por eso cuando la esposa de tu padre, Kioko, te informo de su asesinato fue para ti hasta cierto punto liberador. Doloroso, pero emancipador.
Regresaste después de 10 años a Japón, siempre habías querido regresar, pero Akihiro jamás te dejó, ni siquiera cuando la abuela había muerto hacía 5 años atrás dejó que regresaras.
—No tenías por qué acompañarme, Tadashi—dijiste mientras esperabas que bajaran tus maletas y las de tu compañero del taxi.
—No podría dejarte sola, menos en estos momentos—contestó el chico de pelo platinado que estaba parado a tu lado.
Lo miraste de reojo y le dedicaste una ligera sonrisa. Tadashi y tú se conocieron en la universidad, por mucho tiempo sostuvieron una relación, pero al final nada sucedió. Se dieron cuenta de que buscaban vidas distintas, metas y objetivos en conjunto que tú no podías brindarle, así que decidieron separar sus caminos.
Aun así, Tadashi siguió en contacto contigo, cada uno viviendo su historia en paralelo. Cuando le contaste que harías un viaje por motivos personales y cuáles eran esos motivos, él no dudó en acompañarme.
El señor del taxi terminó de bajar las maletas del coche y se fue, dejándolos a ambos afuera de la que alguna vez fue tu casa. Admiraste unos momentos la fachada vieja y descolorida de la vivienda, te fue imposible no sentir lástima por ella.
Cruzaste el patio para entrar en ella y al momento de hacerlo los fantasmas de tus recuerdos se hicieron presentes, las veces que Kakucho te acompañaba a casa, el sin fin de ocasiones que lo metiste a escondidas, el recuerdo más vivido que tenías era cuando se quedaron juntos por culpa de la tormenta.
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Rey Celestial - Kakucho Hitto
أدب الهواةKakucho Hitto x Lectora(T/n) Después de la muerte de Izana, Kakucho pensaba que ya no tenía propósito en la vida, pero siempre puede llegar alguien inesperado que te cambia la vida. *La ilustración de la portada fue hecha por @NanaAngel7 *La ilustra...