•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐏𝐄𝐋𝐄𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]

CAPÍTULO 69

Rehuir los malos pasos

Miro por la ventana del tercer piso a todos los habitantes alistándose para el ataque, algunos pasan de un lado a otro ayudando a otros como debe de ser, incluso puedo apreciar desde la distancia sonrisas pequeñas que se comparten unos a otros. Los que terminaron siendo solo desconocidos compartiendo mismos objetivos ahora son amigos que luchan por otros.

Nuevo día, última batalla, esperanzas de que todo acabe de una vez por todas. Aún si todo termina, no estaré tranquila, nada volverá a ser lo mismo, aunque trate de verlo, Carl me seguirá haciendo tanta falta. No quiero volverme a equivocar, no volveré a dejar ir a nadie esta vez.

Anoche mis pensamientos estaban dando vueltas y vueltas en mi cabeza, estuve imaginando lo que ocurrirá en las comunidades, lo que se viene por ambos bandos. Confieso que tenía tanto miedo, en eso recordé que el miedo nunca desaparece, solo tengo que aprender a vivir con eso. Esta vez, tengo más miedo de lo que puedo imaginar y no me puedo dar el lujo de retroceder como una cobarde. No ahora que tengo la oportunidad de acabar con Celeste por lo que hizo, no ahora que tengo la oportunidad de ver a Negan pagar.

Paso mi mano por el pelo resoplando intentando liberar todo lo que tengo retenido desde que desperté. La gente pasa por mi lado de igual forma en la que pasan las personas de afuera. Hay más actividad que ayer.

—Hice un buen trabajo— la voz de Damián suena más alegre que de costumbre, eso me hace sonreír de momento, aunque todavía no sé a lo que se refiere.

Me arremango las mangas de la sudadera hasta dejarlas a la altura del antebrazo. Más que nada quiero esconder la suciedad de las orillas. Arrugo el entrecejo curiosa.

—¿De qué hablas?— aprovecho para hacerme una coleta alta.

—El arma. Logré limpiarla— una de sus cejas se alza mientras me la muestra, rápidamente la puedo identificar porque en la empuñadura tiene el tono marrón —¿Acaso lo olvidaste?

También arruga el entrecejo y no puedo evitar soltar una risa algo estúpida para esconder mi distracción de hoy, él ríe por diversión a esa acción. Sí, definitivamente yo misma me hago quedar como tonta.

Se supone que esto debo cargar conmigo siempre, pero la preocupación de todo lo que está pasando me está distrayendo de lo principal.

—Estoy olvidando hasta mi nombre. Que no te sorprenda— bromeo recibiendo el arma y guardarla en el cinturón al igual que los otros dos cuchillos que estaban en la mesa decorativa que sostienen las reliquias doradas.

Mis oídos captan esa risa nerviosa que intenta descifrar si hablo en serio, en realidad no. Sumando a esto, le doy un golpe leve en el hombro para que deje de reírse de mí, atrapa mi mano empleando una caricia extrañamente reconfortante, al mismo tiempo una sonrisa más agradable que deja ver lo chispeante que puede ser en algunas ocasiones.

Me siento en el sillón individual para amarrarme las agujetas de los tenis, realmente solo quiero ganar tiempo comprobando por la ventana si ya es hora de la reunión para repasar el plan una vez más según la información que trajo Gregory ayer. El chico rubio hace una genuflexión rápidamente. Puedo ver de reojo que finge también amarrarse las agujetas de su calzado, unos botines desgastados de color negros que tienen la suela de goma sucia.

—¿Segura que quieres ir y no quedarte con Mikey aquí?— lo pregunta en tono acerado como para hacerme sentir incapaz de hacer cualquier cosas.

Aunque eso me hizo sentir mal finjo una buena actitud. Descargo ese sentimiento cuando aprieto el nudo de las agujetas con fuerza. Me reincorporo viéndolo. Creo que no se ha dado cuenta del tono que empleó porque el rostro agradable permanece en su lugar.