Los mismos atajos
Me propongo a mirar el exterior para no sentirme más incómoda en el viaje. El silencio me tensa tanto el cuerpo por cada minuto que pasamos dentro del auto, puedo escuchar que pisa el acelerador y mueve la palanca de primera a segunda, luego de tercera a cuarta y cuando llega a quinta regresa a la primera. Un movimiento constante cada que la aguja roja pasa el número dos del tacómetro.
Ladeo un poco la cabeza para ver de reojo al chico moreno concentrado en la carretera derecha tal y como Chelín nos enseñó. No distraerse por ningún motivo del camino es lo que decía en las clases de manejo.
Es raro permanecer callada tanto tiempo, así que abro la ventana para que el sonido del viento rompa esa tensión y mis oídos se puedan sentir familiarizados.
No hemos vuelto a tener una conversación estable desde hace mucho tiempo, tanto que la he olvidado, supongo que fue antes de que estuve a punto de morir. Estoy segura que me guarda rencor.
Pienso en un tema para hablar que no tenga nada que ver con nosotros, algo que no traiga mal carácter de su parte y por supuesto que del mío. La carretera está solitaria, ahora mismo estoy deseando que aparezca un caminante para que pueda esquivarlo y de ahí surja un tema.
Aprieto los pantalones con fuerza dándome valor para hablar, paso detrás de las orejas los mechones sueltos que se me han desordenado por el viento que golpea mi rostro, uno fresco que seca el sudor que se acumuló en la frente por los nervios.
—Parece que ya se acomodaron en Hilltop, es un...
—No hace falta que hables— interrumpe con un tono de voz muy glacial—No te vine a dejar para que hablemos. Te estoy devolviendo el favor porque acompañaste a Enid hasta Hilltop.
Una parte de mí se siente herida, la otra me regaña porque ya sabía que nada bueno iba a pasar si abría la boca, pero este silencio me estaba axfisiando.
—Claro— susurro accediendo obediente por el momento.
Sin pensarlo una pequeña sonrisa aparece en mi rostro, más que nada es para ocultar que su actitud no me hace sentir mal. Recargo el codo en la orilla de la ventana, mi cuerpo se repega más a la puerta queriendo tomar más distancia de lo que el auto permite.
El camino es más que una tortura. Debido a que él quiere silencio, mentalmente armo las excusas que le diré a Olivia si solo se dió cuenta que Carl está desaparecido, porque así es. No sabemos dónde queda la dichosa comunidad de los salvadores.
Seguidamente las calles empiezan a verse conocidas al igual que las casas abandonadas. Estamos por llegar a la comunidad. Me reincorporo en el asiento fingiendo estar relajada, ocultar que mi cuerpo está muy tenso que me cuesta trabajo hasta moverme.
Al sentir el pecho hundirse doy por confirmado que extraño nuestra amistad, no desde lo que pasó en la enfermería, sino mucho antes de que esto empezara, mucho antes de que Ana llegara a nuestro salón de clase. Éramos tan buenos amigos. Todavía no entiendo el motivo por lo cuál se alejó de mí.
Trago grueso cuando el nudo en la garganta que se ha formado con cada recuerdo que capté.
Señalo la calle de la derecha que se aproxima a unos cuantos metros, me regresa a ver curioso.
—¿Puedes desviarte a la parte trasera de la comunidad? Ellos no saben que me salí.
Sube la velocidad yendo derecho pasándose la desviación. Mi dedo queda plantado en el aire mientras le echo rayos por los ojos. Lo nota.
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•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐏𝐄𝐋𝐄𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]
FanficParte 3 de "Solo corre" Nueva amenaza, un nuevo mundo, el regreso de un habitante. Todo cambia en un segundo. Jennette y sus amigos viven bajo la amenaza de un nuevo grupo llamado los salvadores. Los habitantes de Alexandria se enfrentarán a la tra...