•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐏𝐄𝐋𝐄𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]

CAPITULO 5

Pensar y actuar

Carl

Ella está arrodillada sobre la tierra junto con mi padre y Michonne. Miro a los tres a detalle por el aspecto tan golpeado que presentan al igual que la ropa más descuidada de lo habitual.

Los caminantes empiezan a salir de los árboles. El bosque frondoso que nos rodea abre paso a más cuerpo podridos acompañados de los gruñidos.

Les pido que se levanten para huir y poder salvar nuestras vidas. No hacen caso ni si quiera se atreven a mirarme. Las miradas perdidas siguen en dirección a la tierra lastimera, así que vuelvo a gritarles que nos vayamos, está vez con más fuerza hasta que me termina presionando la cabeza a causa del esfuerzo. Tal parece que mis gritos son puro silencio para ellos.

Los caminantes se acercan a Michonne y la muerden tan rápido que con un parpadeo la sangre brota por todos lados, un rojo se adueña del lugar, incluso el verde de las hojas se sustituyen. Sus intestinos son visibles y su grito de dolor me torturan los oídos.

Intento moverme para ayudarla, aunque ya no puedo hacer nada, aún trato de correr a mi mejor amiga. Corro, pero no me muevo.

Mi papá sigue sin moverse, a pesar de los gritos que tiene a lado y los caminantes comiéndose a Michonne él sigue sin levantar la vista.

Le grito que se voltee para matar al caminante que sale a sus espaldas, sin embargo, él decide seguir hincado permitiendo que también lo empiecen a devorar. A diferencia de Michonne, él no grita.

La mirada se me empeña tanto que tengo que cerrar los ojos para hacerlas desaparecer y tener una vista clara a lo que está sucediendo.

Entonces solo queda salvar a Jennette.

Ella es la única que levanta la mirada para verme, es la única que se percata que estoy aquí, frente a ella. Sus ojos están llenos de lágrimas y trato de moverme para salvarla de los caminantes para que no sea la siguiente en morir. Tiene la misma playera de tirantes que aquella noche y los mismos pantalones ajustados que detesta.

Antes de poder acercarme me doy cuenta que los caminantes han desaparecido junto con los cuerpos de mi mejor amiga y mi padre. A mis alrededores está vacío, oscuro, tenebroso, sin ningún charco de sangre, todo es seco.

Lo único que mis conductos auditivos logran capturar son sus sollozos acompañados de los quejidos por el frío de la noche.

Quedamos ella y yo.

No puedo verla con claridad debido a la oscuridad, aún así es inevitable no imaginar su sufrimiento. Uno que me parte el corazón.

Le pido que se levanté con voz suave, tanto que hasta yo siendo las caricias de ese tono, hace caso omiso, así que decido gritar su nombre de desesperación al presentir un peligro, le ordeno después con enojo que se levante, una y otra vez, entonces al fin decide obedecer.

Estira la mano para que la ayude en levantarse, supongo que le duelen las rodillas para hacerlo ella misma y yo también intento tocarla.

Las intensas luces iluminan nuestra área junto con los alrededores, achico los ojos para acostumbrarme a la iluminación.