Llegó septiembre, poco soleado y presentando ya un atisbo del incipiente otoño. Ese martes treinta se celebraría en la casa Park la tradición de su esposo, la fiesta de la cosecha. Un menú suntuoso estaba preparándose desde la mañana; los pisos brillaban como la plata más fina; las cortinas estaban pulcramente planchadas; y los techos brillaban bajo la luz del candelabro de centro de la sala. En los campos, los manzanos estaban ya desnudos, sin frutos y con las hojas temblando ante la estación venidera y los caballos corrían sobre la tierra en medio de una gran algarabía.
Chanyeol estaba a la espera de la llegada de su esposo, ansioso por verlo cruzar el portón de hierro de la propiedad como todas las tardes. Eran las tres y media, sin embargo, y Baekhyun no llegaría sino hasta pasadas las cinco de la tarde, quizás seis si el tráfico de Salisbury no le permitía salir de las abarrotadas calles.
El teléfono de la casa sonó, timbrando tres veces consecutivas antes de que alguno de los sirvientes lo tomara para contestar. Al poco tiempo, Chanyeol vio al mayordomo entrar en silencio.
—Señor, la Señora Miles está al teléfono.
¿Miles?
Chanyeol se encontró perturbado por la ignorancia que aquel apellido le causó creyendo que no conocía a ninguna mujer que se apellidara así. Y el anciano, al verlo tan desconcertado, aclaró:
—Hyuna Miles, la hermana del Señor Baekhyun.
Oh, esa mujer.
—Pásame la llamada, por favor.
Y la siguiente pregunta que anegó su mente fue: «¿Cuál es el motivo de la llamada?». Porque Hyuna Miles solía contactarse con Baekhyun, según sus propias palabras, cada luna llena y hacía preguntas de sí y no, tan rápidas que a los pocos minutos colgaba. Y siendo así, ¿qué tenía que hablar esa mujer con él y no con su hermano?
Chanyeol tomó el teléfono y se dispuso a saber aquellas misteriosas razones para tan inusitada llamada.
—Buenas tardes, Hyuna.
—Oh, Chanyeol—soltó ella con sorpresa fingida, como si no hubiese sido con él con quien quería hablar—. Creí que mi hermano estaría en la casa.
—Está en la clínica. Dime, ¿cuál es el motivo de tu llamada?
No pretendía ser suave y amable con una mujer que muchas veces insultó a Baekhyun envalentonada al estar al otro lado de la bocina, y por quien ahora ese pobre muchacho atravesaba el camino pedregoso del matrimonio.
—Qué tosco —masculló Hyuna, ofendida por la frialdad de su oyente—. Supongo que, como tú, iré directo al grano. —Y Chanyeol se lo agradecería infinitamente—. Estoy de visita en Salisbury y creí que podía ir a tu casa a ver a mi hermano, ¿eso está bien?
—Sí, eres bienvenida en mi casa —dijo él, aunque su tono no demostró que sus palabras fuesen del todo ciertas.
—¡Estupendo! Entonces los veré en unas horas.
Colgó sin más dejando a Chanyeol con la despedida en la boca, mas no podía importarle menos pues desde que la conoce, Hyuna siempre fue, entre todas sus muchas cualidades, una mujer muy frívola, decidida a lograr sus objetivos, pero, sobre todo, envidiosa del mundo entero. Chanyeol no podía juzgar a una persona por ser ambiciosa y decidida cuando él mismo era así, por ello mismo logró su fortuna antes de los treinta. No obstante, él podía ser frío y alejado de la sociedad, pero no le envidiaba nada a nadie, solo, quizás, el amor que sí tenían otros. Muy aparte de esos defectos en la fémina, Chanyeol sentía cierta animadversión hacia ella por el trato tan indolente que tenía con su hermano. Muchas noches lo escuchó quejarse de lo necia que era su hermana, de lo poco que hacía para ayudarle a pagar la deuda o la nada que le importaba el tema.
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Veneno en los Labios (ChanBaek)
FanficBaekhyun estaba arruinado. La herencia de su difunto padre se encontraba comprometida por una deuda impagable. Pero eso no era lo peor, oh, claro que no porque el destino se encaprichó con él. Su acreedor era Park Chanyeol, su vecino y el hombre de...