Capítulo 25

2.4K 373 34
                                    


El frío noviembre llegó en medio de una recia ventisca helada y las pocas horas de luz que había en el día. El otoño parecía azotar con fuerza ese año y, por lo mismo, el venidero invierno advertía con ser igual de fuerte. Las hojas de los árboles estaban ahora en el piso formando una gruesa capa que cubría el césped mojado.

Durante esa época Baekhyun tenía más trabajo que durante todo el año pues nunca faltaban los accidentes automovilísticos debido a las calzadas mojadas o la gripe en los niños. Sin embargo, eso lo mantenía ocupado y sin pensar en el tiempo que le quedaba junto a Chanyeol. Desde hace un par de semanas que su esposo parecía distante, poniendo el trabajo como un muro entre ellos y así limitar las horas que pasaban juntos. Baekhyun creía que actitud tan hosca solo podía ser el resultado del estrés que cargaba consigo debido a los negocios recientes y, aunque estaba alegre por la buena fortuna que los rodeaba, sabía que mientras más dinero tuviesen, más rápido se pagaría la deuda y todo acabaría.

Esa tarde en el consultorio, la luz escaza del sol le decía que serían ya cerca de las seis de la tarde y pronto su turno terminaría. Su paciente, una encantadora niña cuya piel color caramelo provocaba en Baekhyun un hambre de unos deliciosos toffee, estaba en un chequeo rutinario que se hacía cada tres meses. La niña tenía cerca de diez años y estaba llena de vida a pesar de sus afecciones pulmonares que la tenían en una constante revisión. Una EPOC, es decir, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que le impedía a los pulmones realizar sus funciones con normalidad. Baekhyun le recetó hace poco broncodilatadores para facilitar la relajación y apertura de los músculos alrededor de las vías respiratorias, además de antibióticos, y parecía estar dando buenos resultados.

—Solo debes tener cuidado con el ejercicio; tus pulmones aún no han sanado del todo y es preciso darles un tiempo de descanso, entonces podrás jugar tanto como quieras.

—¡No se preocupe, doctor! Seré la mejor paciente.

—No lo dudo, pero nunca está demás prevenir.

Poco después la niña y su madre se marcharon, y Baekhyun largó un suspiro. Finalmente, las consultas terminaron y era una fortuna porque su cuerpo y cabeza estaban rendidos. Cuando estaba por recoger su abrigo y su maletín, la puerta se abrió y por ella entró Martha vestida para salir.

—¿Ya te vas? —le preguntó ella a Baekhyun.

—Sí, solo recojo un par de cosas y saldré.

—Vamos juntos hasta la entrada.

Baekhyun accedió a la invitación y tras calzarse el abrigo siguió a Martha hasta el primer piso.

—¿Chanyeol vendrá por ti hoy?

—No lo sé. No me dijo nada en la mañana.

En realidad, casi no podían verse en la mañana porque cuando él despertaba Chanyeol estaba vistiéndose ya y saliendo para su despacho. A veces ni siquiera podían desayunar juntos y la soledad tenía a mal andar a Baekhyun.

—Entonces, ¿cómo llegarás a tu casa? El clima de hoy está terrible y la lluvia parece que no menguará pronto.

Baekhyun se consoló con el paraguas que llevó esa mañana cuando uno de los sirvientes lo llevó hasta la clínica pues Chanyeol no tenía tiempo para ello. Se sintió desplazado y su corazón dolió por ello, pero se dijo que todo eso era solo el antecedente para la ruptura. Quizás Chanyeol estaba recuperando su dinero más rápido de lo esperado.

—¿Quieres que te lleve?

—No, gracias; estoy seguro que Chanyeol vendrá.

Pero ni él mismo podía afirmarlo con certeza, quería creer que así sería, pero en su corazón albergaba la posibilidad de que eso no sucediera, de ser abandonado en esa tormenta. Sus ojos picaron ante la idea y casi podía sentir el llanto formándose en sus ojos como charcas profundas que se derramarían ante un fuerte pisotón. No obstante, el claxon de un auto le llamó la atención e inmediatamente sus orbes azules se dirigieron al Alfa Romeo 159 que estaba parqueado al final de la manzana. Era el auto de Chanyeol.

Veneno en los Labios (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora