Esa mañana, Baekhyun abrió los ojos en medio de un fortísimo dolor de cabeza que sonaba como taladrar una pared o martillear sin descanso, y su cuerpo estaba fatigado por ello. Sus ojos letárgicos se posaron en el reloj digital sobre el velador. Eran las diez y media de la mañana de un domingo oscuro. Contuvo un jadeo y se dispuso a salir de la cama a prisas, mas al hacerlo descubrió su inaudita desnudez. Se quedó helado y con la mirada recorrió su cuerpo. Tenía marcas color rojo en el pecho e incluso sobre sus piernas. Entonces lo sintió y la vergüenza se apoderó de él. Un líquido extraño bajaba por sus piernas y él podía jurar a qué se debía.
Tuvo sexo.
Y no podía pensar en otro que fuera Chanyeol porque es la única persona con quien estuvo toda la noche. En la fiesta bebieron mucho, seguramente el desliz se debió a eso, y después..., había una marea algo confusa. Sus recuerdos parecían volver por momentos, aunque no recordaba haber bebido tanto como para tener hondas lagunas sobre lo que sucedió.
Tomó una profunda respiración. Buscó con la mirada a su marido, mas no lo encontró, y en su lugar obtuvo una profunda opresión en el pecho que era el signo de un mal augurio. Agitó la cabeza para liberarse de esos pensamientos y se decidió a bañarse. El agua tibia se llevó su cansancio y limpió el sudor que no sabía tenía pegado a la piel. Pero no se llevó todo. Aún estaba ahí la confirmación de haber tenido algo, de haber intimado con Chanyeol. ¿Y qué pasaría, entonces? ¿Qué estaría pensando Chanyeol de él? Seguramente debía odiarlo y... ¿Sería por eso que él no estaba ahí esa mañana? Baekhyun quiso creer que podía deberse a la hora, usualmente a las diez, Chanyeol estaba con sus caballos, no durmiendo cual oso como él hacía.
Al salir de la ducha, se vistió con algo abrigado y salió a buscar a Chanyeol. Quería hablar con él, quizás preguntarle por la noche pasada y saber lo que pensaba. En la sala no estaba, tampoco en su despacho y mucho menos en las caballerizas. Preguntó a las sirvientas, pero nadie lo había visto. Como un fantasma se disipó de la casa justo cuando Baekhyun más lo necesitaba. La ansiedad por verlo era dañina para su pobre cerebro que parecía pisoteado por los caballos. Soltando un largo suspiro, se dejó caer en el sofá de la sala; ahí, nuevamente los recuerdos lo atormentaron.
Bebidas y bailes.
Correteos al salir de la propiedad Reginald.
Besos intensos en la sala de la casa, muy cerca de donde él descansaba.
Caricias lascivas que lo desnudaron frente a un hombre cuya masculinidad era embriagante más que el vino que bebieron esa noche.
Los gruñidos de Chanyeol contra su oído cuando..., cuando su lengua recorría aquellos puntos erógenos que ningún otro hombre logró encontrar jamás.
Los embistes duros que empujaron a Baekhyun al acantilado del placer.
La duda aterradora le caló fuerte también, subiéndolo sobre una montaña rusa de preguntas sobre esa noche y sobre su marido, dándole tantas vueltas al asunto, pero creyó que lo mejor sería conversar con él sobre ello en la noche, cuando ambos regresaran a la recámara.
—Hasta que despiertas al fin. —La voz de Sophie en el umbral de la entrada lo sorprendió.
Baekhyun se irguió automáticamente y carraspeó, alejando de su mente todo rastro de sus morbosos recuerdos que colorearon sus mejillas.
—Tuve una noche cansada —se excusó.
—Yo también —concordó ella, tomando asiento frente a Baekhyun —. Aunque lo mejor de mi noche fue pasar tiempo con Chanyeol.
Baekhyun quiso preguntarle si hablaban de noches totalmente disímiles porque, con franqueza, Chanyeol pasó toda la fiesta evitando bailar o interactuar con Sophie luego de aquella misteriosa charla afuera del salón. Si esa mujer pretendía amedrentarlo con algo como eso, iba a salir perdiendo ya que, a fin de cuentas, ellos pasaron la noche en la cama compartiendo el calor del momento. Fue Baekhyun quien disfrutó de la pasión de Chanyeol y quien despertó enredado en sus sábanas.
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Veneno en los Labios (ChanBaek)
Fiksi PenggemarBaekhyun estaba arruinado. La herencia de su difunto padre se encontraba comprometida por una deuda impagable. Pero eso no era lo peor, oh, claro que no porque el destino se encaprichó con él. Su acreedor era Park Chanyeol, su vecino y el hombre de...