Capítulo 32

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"—¿Extorsionar?

—Exactamente, me estáis acusando de corrupto y estáis amenazando con contarlo.

—¿Y nos va a decir que eso no es cierto?

—Correcto, piensen en lo ridículo que suena que yo esté liberando presos para que salgan a robar y luego me den lo robado a mí.

—¿Por qué no admite que usted instaló un sistema corrupto en la prisión?

—¿Por qué ese afán de admita eso? ¿Qué queréis conseguir?

—¿Qué quiere conseguir usted negandolo? Los cuatro lo sabemos.

—¿Entonces por qué aceptaría un chantaje si eso no es verdad? Podría acusarnos públicamente de chantajistas y nos hunde la reputación, pero no lo hace porque usted es el corrupto.

—Ya, todos aquí sabemos que hay un sistema corrupto en la prisión que está siendo avalado por mí pero suena feo decirlo en voz alta ¿saben? Puede ocasionarme problemas."

La grabación terminó y el silencio inundó aquella habitación antes de que algunos murmullos rompieran aquel silencio tenso que se formó una vez la grabación acabó. Inicialmente, el abogado de Muñoz sonrió con lo que se escuchaba en la grabación, su cliente empezó negando todo y podría haber usado eso a su favor es solo que al final, su cliente admitió ser parte de la corrupción, será difícil remontar esto. Por su parte, el fiscal y los héroes se llenaron de una nueva confianza, casi seguros de que ganarán este juicio.

—¡Orden en la sala! —exigió el juez, silenciando los murmullos.

—Como habéis podido escuchar al final de la grabación, el señor Muñoz admitió conocer el sistema corrupto en la prisión y reconoció que el mismo es avalado por él. Sinceramente no tengo nada más que decir, la grabación está muy clara —habló el fiscal, sentándose en su asiento nuevamente.

—La defensa puede realizar su aportación —concedió el juez.

El abogado se detuvo a pensar durante unos segundos, ¿qué podría decir? Realmente la grabación estaba muy clara y no encontraba algún vacío o algo que pudiera usar a su favor, pensó que podría usar la mención del chantaje y extorsión de los héroes pero el juez ya sabe que fue solo una mentira para conseguir pruebas, además ya contradijo y usó eso cuando testificó Auron, repetir lo poco ortodoxo de la estrategia utilizada por los héroes no parece buena idea. Tampoco es una buena idea quedarse callado, es dejarle más terreno a la fiscalía para que gane el juicio, pero siendo sincero, no encuentra muchos agujeros que pueda utilizar para usar a su favor. Tras un suspiro, llegó a la conclusión de que lo mejor será esperar a que sus propios testigos declaren.

—No más preguntas —negó, tomando un trago del vaso de agua encima de su escritorio, en un intento de relajarse y dejar de lado el nerviosismo. Dirigió su vista hacía Muñoz, se veía nervioso pero se mantuvo, extrañamente, en silencio.

—La fiscalía llama al estrado a testificar al señor Máximo Cozzetti, ex estafador y actual prisionero de la penitenciaría de Karmaland —anunció el letrado.

Muñoz se alarmó al escuchar ese nombre, sintió la rabia subir e invadir en su organismo cuando vio al hombre que envío a espiar a los héroes, al argentino que le prometió lealtad y ahora está allí, a punto de testificar en su contra. El hijo de puta caminaba con una seguridad que Muñoz detestó, seguro se sintió envalentonado porque los héroes están detrás de esta demanda y le habrán prometido algo. Muñoz siente ganas de levantarse de ese incómodo asiento y golpearlo, hacer que el idiota argentino ese no se atreva a traicionarlo; no lo hará, obviamente, sería muy satisfactorio pero contraproducente.

InfielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora