Capítulo 10

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Propuesta

Severus sonría enternecido ante la escena que tenía delante de él.

Su novio estaba desparramado de una forma poco elegante en la cama, con un paño frío cubriendo sus ojos para aplacar la jaqueca, aferrándose a su mano.

Absolutamente encantador, a sus ojos.

De no ser por la fuerza de su agarre creería que estaba dormido —Tom —lo llamó

—Mi amor —respondió de inmediato y Severus se sonrojo, aún no se acostumbraba a que lo llamará así

—Voy a ir a mi departamento —anunció, —te mandaré una poción para tu dolor.

El pelinegro se quitó el paño y lo miró —¿no vas a regresar?

Severus rio levemente al tiempo que negó —debo pasar un tiempo allá, al menos para justificar el alquiler que pagó.

Tom frunció su frente —¿te gusta estar aquí?

—Mucho, no tienes que preguntar.

—Entonces vivamos juntos —soltó sonriendo —me encanta tenerte aquí conmigo, mi día es mejor cuando se que al regresar me estás esperando.

 No supo que responder, no era una pregunta, pero sentía que debía decir algo. —¿No crees que es apresurado?

—Prácticamente ya lo hemos estado haciendo ¿no?

Severus negó lentamente —no, no es lo mismo dormir un par de noches juntos a hacerlo diario y no solo eso, es compartir nuestro espacio personal. Vivir juntos requiere un grado de intimidad muy grande.

—¿Crees que no nos adaptaríamos bien?

—No lo sé, ¿y si descubres cosas de mi que no te gustan?

—Hasta este momento todo lo que he descubierto de ti me ha encantado, hasta los malos hábitos.

—Yo no tengo malos hábitos —se defendió

—Sueles olvidarte de todo, incluso de cuidar de ti mismo, cuando estás haciendo pociones. No intentes negarlo, has llegado algunos días con mucha hambre porque has olvidado comer.

Quiso negarlo, pero sabía que era verdad, una vez que iniciaba un experimento debía terminarlo o al menos avanzar cuanto fuera posible.  

—¿Y tus malos hábitos?

—¿Has visto lo limpio que está siempre mi departamento? —Severus asintió —es porque no soportó el desorden, ni un poco, enserio me desquicia.

—Tiene sus ventajas, no lo considero tan terrible.

Tom le sonrió —creo que lo haríamos bien, adaptarnos al otro —aclaró. A pesar de sus palabras Severus aún no se sentía convencido del todo. —Hagamos un trató, —regreso toda su atención a él —yo llevó pensado esto un par de días, no es justo que tú tengas que decidir ahora. Toma el tiempo que necesites y piénsalo.

Severus mentiría si no dijera que se enamoró más en ese instante.

—Te prometo que lo pensaré.

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