Capítulo 11

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Amistad

—¡Tom! —la voz exasperada de Barty lo hizo salir de su ensimismamiento

—Perdón, ¿dónde nos quedamos?

Los labios del pelirrojo se fruncieron durante unos segundos antes de que sonriera juguetonamente y dejará sobre el escritorio la libreta de sus apuntes junto a su pluma.

—¿Y si mejor me cuentas que te tiene tan distraído?

—No estoy distraído.

—Puesto que llevas cinco minutos repitiendo la misma oración y otros cinco perdido en tus pensamientos, no puedo creerte.

—Eres muy perspicaz —bromeó

—Has sido muy obvio, pero si quieres perspicacia, —dejó la palabra en el aire unos segundos —hablemos de que está mañana no tenías tu usual alegría, tu café fue negro, no ligeramente endulzado y ni siquiera lo bebiste caliente.

Tom entrecerró sus ojos —eres más listo de lo que haces ver.

El pelirrojo sonrió satisfecho con el cumplido —gracias, bien ¿me contarás por qué estás así?

Suspiro resignado —hace dos días le pedí a mi novio que se mudé conmigo, él no está seguro y después de conversarlo acepto pensarlo. No nos hemos visto desde entonces y...

La frase quedó en el aire, no era la intensión de Tom, sin embargo, ni el mismo sabía como quería terminarla.

—¿Te arrepientes de tu propuesta o cómo afectaría su relación si la rechaza?

—No. Si decide que no está listo, no pasaría nada, no lo voy a presionar para hacer algo que no quiere. Él me ha enseñado que cuando amas a alguien, esperar por esa persona es una muestra de amor más grande que cualquier «te amo» —mientras hablaba había una sonrisa cálida en su rostro

—Que hermoso. Yo también quisiera amar así.

—¿Nunca te has enamorado?

—No de esa forma o con esa intensidad.

Durante unos segundos ambos guardaron silencio, momento que Tom utilizo para observarlo. Para ser un chico de dieciséis años no se comportaba como uno, era inteligente, más maduro de lo que debería y con un toque de alegría, que estaba seguro, siempre sería característico en él.

El primero en romper el silencio fue Barty —yo no he tenido una relación tan seria, pero ¿sabes que haría yo en tu situación? —negó con un simple movimiento de cabeza, —lo llevaría a una cita y haría que se relaje, quitaría un poco de seriedad al asunto, así cuando esté solo podría tener la mente despejada y pensar con claridad.

Lo considero por unos breves segundos —ese es un maravilloso consejo —reconoció con una pizca de asombro

—Lo sé y si quieres pagármelo, mi postre favorito es el custard.

Tom rio —¿ese es el precio de tus consejos?

—Solo para mis amigos —esa simple declaración lo tomó por sorpresa y Barty lo noto —¿o no lo somos?

—Aun no, pero me encantaría.

—Entonces es este es un estupendo comienzo —Tom asintió estando completamente de acuerdo

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