Capítulo 2

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Celos

Celos, Tom nunca los había sentido. Había escuchado a algunos describirlos como monstruos que se instalan en tus entrañas, otros como a un mal que envenena tu corazón y ahora que él estaba experimentándolos por primera vez en su vida, podía decir que eran más como enredaderas que se apoderan de tu mente y entierran los pensamientos sensatos.

Frente a él tenía a su antiguo profesor de pociones, Horace Slughorn. Le debía una comida por haberle hecho más fácil la búsqueda de Severus, cuando no sabía cómo se llama y en su mente lo nombró «el chico de la tienda de calderos» una sola nota a su profesor describiéndole las características de éste bastó para que no solo le diera su nombre, sino también la dirección de su local aún no inaugurado de pociones. Sin embargo, no podía concentrase en el parloteo de su profesor, en una esquina del restaurante, en una pequeña mesa para dos su novio estaba comiendo con alguien.

A primera vista esto no era inusual, es verdad que el pelinegro no le contó sobre está reunión, tampoco es que necesitara hacerlo. Severus era libre de reunirse con quién quisiera y si no se lo contaba, una buena razón debía tener para ello. Lo que realmente se estaba volviendo incómodo era las sonrisas que le regalaba al extraño, el como éste se las regresaba y las risas que compartían.

Sus pensamientos racionales le decían que no era nada de lo que debiera preocuparse, sonreír y reír eran cosas tan naturales como respirar, pero su lado irracional lo hacía cuestionarse quien era aquel extraño, después de todo su novio no era de los que sonrieran de esa forma a desconocidos.  

Al final su comida terminó cuando Slughorn se dio cuenta que no le estaba prestando la más mínima atención, se disculpo y regreso al ministerio.

Sus pensamientos lo persiguieron, no podía concentrase en nada que no fuera la escena que vio. Tuvo la ligera impresión de que le informo a alguien que se sentía mal y se marchó temprano a casa. Pero ahí su mente fue más implacable, ¿y si Severus lo quería, pero buscaba la intimidad que necesitaba con alguien más? ¿y si al final la espera era demasiado larga para él? ¿y si lo dejaba de querer por eso?.

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