𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 4

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Mews

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Mews

Al siguiente día, Arya daba instrucciones a las porristas en las gradas mientras lo del equipo de basquetbol entrenaban. La rubia intentaba ignorar al muchacho que cada rato la miraba y se lucia encestando. Ella tampoco no podía dejar de verlo, pues estaba en shorts y ganándole a Harrington.

—¡Ábrete!

—¡Muy bien! ¡Muy bien! Es el rey Steve. El rey Steve, oigan. Me gusta. Estas jugando rudo–le decía Billy mientras rebotaba el balón. Steve estaba en frente suyo tratando de quitárselo.

—¿Alguna vez dejas de hablar?–le preguntó harto. Y Billy rió.

—¿Tienes miedo de que el entrenador te mande a la banca ahora que llegué?–corrió hacia él empujándolo haciéndolo caer y encestó.

Arya negó blanqueando los ojos cuando Billy le guiñó un ojo. Después el muchacho se acercó a Steve que seguía en el suelo teniendo dolor en su hombro. Billy le tendió una mano y éste le aceptó pero antes de que se levantara Billy habló:

—Estabas moviendo los pies. Plántalos la próxima vez, provoca una falta–y lo soltó empujándolo de nuevo hacia el suelo.

Mientras que Arya estaba ahora en su clase, los del equipo se encontraban dándose un ducha. Harrington se duchaba y a su lado llegó Hargrove.

—No te preocupes, Harrington. No fue tu día, es todo–le dijo.

—Si. Ni tu semana–dijo Tomy su ex amigo que también se estaba duchando–. Tú y la princesa rompen un día, y ella ya está corriendo hacia el hermano del niño raro–rió pero a Steve no le causó risa–. Ay mierda. ¿No sabías? Jonathan y la princesa se fueron ayer y aún no aparecen. Pero supongo que es coincidencia, ¿o no? Aunque también ya había estado con la reina Arya–rió y se alejó.

—No lo tomes tan a pecho, viejo. Un chico lindo como tú no tiene de qué preocuparse. Hay muchas perras en el mar–Billy cerró el agua donde le caía a Steve que traía jabón en el cabello–. ¿No es cierto?–lo miró y éste palmeó su hombro y se fue–. Te dejaré algunas. Pero Arya es mía–dijo por últimos al irse. Steve lo miró serio y de un manotazo abrió la llave del agua para terminar de bañarse.

* * *

Arya había terminado su última clase y ahora esperaba a Tina para irse juntas a su casa y estudiar. Sin embargo Billy se acercó a ella, la rubia siguió su camino sin pretender que él estaba a su lado.

—¿Que te parece si te invito a una cita?–le preguntó. Pero ella no habló–. Vamos, no seas así. Sabes que eres la más hermosa, y me gustas–Arya detuvo el paso igual que él.

—¿En verdad te gusto?–le preguntó impresionada.

—Llamaste mi atención desde que vine, y muy pocas logran hacerlo–agregó sonriéndole. Ella no podía creerlo–. Así que pasaré mañana  por ti, ponte bonita–le guiñó un ojo al irse. Arya se quedó ahí con cara embobada mientras lo veía irse a su auto.

Suspiró y siguió su camino se cruzó con Sinclair y la hermanastra de Billy pareciendo discutir o aclarar algo pero ella pasó de largo ignorándolos y fue en busca de Tina para contarle.

La mañana siguiente el timbre de la casa sonó. Maggie fue abrir y se encontró con su vecina.

—Hola disculpa por venir pero ¿no han visto mi gato, Mews?–le dijo preocupada.

—No que yo sepa, pero le preguntaré a Arya está durmiendo iré a despertarla–le dijo y la señora Henderson negó diciéndole que no importaba–. No se preocupe aparecerá, así son los gatos.

—Si muchas gracias, y lamento interrumpir–mencionó la señora.
Margaret negó.

—No se preocupe–cerró la puerta cuando la señora Henderson se alejó. Margaret subió entró a la habitación de su sobrina la cual seguía durmiendo–. Arya, Arya despierta–la mencionada dió un quejido dándole la espalda a su tía y cubriéndose más con la sábana.

—No, tengo sueño. Hoy es sábado–dijo en tono dormida.

—¿Has visto al gato de la señora Henderson? Parecía preocupada–le comentó pero Arya negó. Sin embargo la rubia se sentó de pronto ahogando un grito que hizo que su tía la mirara asustada.

—Hoy tengo mi cita con Billy–habló levantándose apresurada de la cama. Margaret soltó un suspiro de frustración–. Necesito buscar ropa.

Fue a su armario y sacó toda la ropa tirándola al suelo. Había un desastre en su habitación, Margaret decidió salir y decirle que el desayuno estaba ya listo.

Cuando fue a desayunar, su tía le pidió que fuera a la casa Henderson a entregarle las galletas que hace y siempre les manda.

—Pero tía, el niño Henderson siempre intenta hablarme–se quejó.

—Dustin es un niño encantador, así que por favor ve y llévale las galletas y diles que lamentas lo del gato–dejó la canasta de galletas en la mesa para salir de ahí. Arya tenía la mirada seria, sin embargo hizo lo que pidió su tía y de mala gana fue a llevarle la canasta de galletas a la casa Henderson.

Tocó el timbre varias veces pero nadie le abría. Estaba impaciente, tal vez solo dejaría las galletas en la entrada y se iría pero obvio su tía la descubriría.

—¿Hola? Soy Arya. Les traje sus galletas. ¿Señora Henderson? ¿Niño Henderson?–tocaba la puerta ahora. Sin embargo nadie abrió–. Seguro no están.

Antes de que se fuera oyó un ruido dentro, ella siendo muy curiosa  fue a rodear la casa y entonces vio a su vecino cavando un hoyo y a su lado estaba el pobre gato de su madre, muerto. La canasta que traía en sus manos cayó al suelo y el niño dejó de cavar, tragó saliva nervioso y lentamente la miró.

—¿Pero que demonios hiciste?–le preguntó horrorizada. Dustin se pasmó al verla.

—Ay mierda...

—Ay mierda

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𝐌𝐘 𝐆𝐈𝐑𝐋||𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 ① Donde viven las historias. Descúbrelo ahora