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El Lago de los amantes
Caminaban por el bosque, Steve y Dustin iban adelante mientras que los demás atrás de ellos. Arya iba un poco más atrás.
—No me dijiste si te aceptaron en la universidad–le habló Robin al llegar a su lado.
—¿Eh? O si, me aceptaron. Perdón por no decirte, creo que estuve distante con ese tema–mencionó Arya.
—¿Ya le dijiste a él?–Arya sabía a quién se refería.
—No, pero seguro sabe–dijo no muy convencida–. Se lo diré después de que pase todo esto.
—Deberías ya de confesarle, Ary. Dile que te gusta–Arya chistó esperando que nadie más haya oído aquello. Miró hacia Steve y Dustin que parecían discutir.
—¿A dónde vas? ¡Steve!–le gritó Dustin cuando el muchacho se desvió del camino.
—Deja de quejarte. Confía en mí–le gritó.
—Ahora que me iré a la universidad, tal vez nunca haya algo entre nosotros, así que decidí ignorar esos sentimientos–comentó pero Robin parecía no estar de acuerdo–. Mejor dejemos de hablar de mí y y hablemos de algo más importante.
—¿De qué?–preguntó su amiga.
—Pues de ti, obvio. Aún te sigue gustando Vicky–le recordó pero Robin resopló–. ¿Qué sucede?
—No puedo hablar con ella, cada vez que las palabras salen de mi boca no se detienen y temo echarlo a perder–dijo.
—¡Pum!–Steve habló–. ¡Pim, pam, pum! Ahí está, Henderson–abrió pasó entre los arbustos–. ¡Roca Calavera! En tu cara. En tu estúpida y arrogante carita–caminaron hacia la Roca Calavera.
—No puede ser.
—Ni aunque la tengas adelante lo admites. No admites no tener razón, bobo–mencionó Steve mirando la Roca. Un ruido se oyó y de inmediato Dustin dió la media vuelta.
—Estoy de acuerdo. Tú, Dustin Henderson, eres... un bobo importante–dijo Eddie cuando salió de su escondite.
—Cielos, pensamos que estabas muerto–Dustin lo abrazó.
—Sí, yo también. Yo también–mencionó el chico.
—Traemos comida chatarra y bebidas–habló Arya mientras Nancy mostraba la bolsa que llevaba en sus brazos.
* * *
—Cuando llegué a la orilla, traté de llamarlos, pero...–Eddie les decía mientras tomaba agua–. Mi radio estaba rota. Se empapó. Así que hice lo que, al parecer, me dedico a hacer ahora. Huí–rió entre dientes.
