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Volvió a atacar
Rusia
Los adultos ya estaban cortando las sogas que traían en sus manos y pies. Joyce ayudaba a Murray mientras que Maggie aún esperaba que la desataran de las manos, de los pies ya lo había hecho. Sin embargo la mujer abrió sus ojos de más cuando notó que Yuri los descubrió y sacó el arma.
—Joyce–le habló en silencio pero Yuri se acercó a la mujer la cual se sobresaltó cuando éste le tocó con el arma.
—Pajarita traviesa. ¿Te caíste del nido?–Joyce retrocedía, y mientras que Yuri estaba dándole la espalda a Maggie, ella aprovechó para terminar de cortar la soga de Murray al igual él la ayudó–. ¿A dónde crees que vas? Vamos. Sé buena y vuelve a tu asiento.
—¿O qué? ¿Me vas a disparar? No creo que eso le agrade al KGB.
—Es cierto, no puedo matarte. Pero el KGB no especificó la condición en la que debes llegar. Eres un cargamento frágil. Aún puedes romperte.
—No si yo te rompo primero–Murray se colocó enfrente de él tirando la soga al suelo. Margaret se hizo aún lado–. Mis dedos son como flechas. Mis brazos, como hierro. Mis pies, como lanzas–hacia los movimientos para después su posición de pelea–. Resístete y acabaré contigo pero voltea este avión y te perdonaré la vida–Yuri rió y Murray le soltó una patada haciendo que se le cayera el arma. Ambos hombres empezaron a pelear.
Joyce y Maggie buscaron el arma, pero al querer tomarla, el avión se fue hacia abajo cuando Murray empujó a Yuri a la palanca y todos saltaron chocando con el techo del avión. El arma de nuevo se alejó de ellas, Yuri de inmediato movió la palanca para que siguiera volando derecho. Maggie cuando se levantó del suelo caminó hacia Yuri que estaba ahorcando a Murray y le dió una patada atrás de la rodilla. El hombre se quejó.
—¡Déjalo!–Joyce disparó hacia la ventana que había–. ¡Dije que lo dejes!–el hombre las miró y antes de que Joyce volviera a disparar o Maggie le iba a romper un envase de crema de maní en la espalda, Yuri movió la palanca y las dos mujeres salieron volando hacia atrás chocando con lo que había ahí. Siguieron peleando los hombres.
—Mis dedos son como flechas–le golpeó en el rostro–. ¡Mis brazos, como hierro!–ahora en la rodilla–. ¡Mis pies, como lanzas!–y por último lo pateó dejándolo inconsciente.
—¿Que hiciste?–preguntó Joyce al ser ayudada por Maggie al levantarse.
—¿Qué?
—¡Te dije que no lo noquearas!
—¡Ahora ¿quien volará este avión?!–dijo Maggie asustada.
—Sostente Maggie–le dijo Joyce cuando ella y Murray fueron a los asientos tratando de pilotear el avión. Maggie miró a todas partes hasta que vió que había otro asiento atrás, ella fue a sentarse y se colocó el cinturón que había ahí.
