Artículo 16: Cuando te hundas por las palabras vacías de un cobarde, serás salvada por un promiscuo que no tiene miedo de ser un saco de boxeo.
Leah
— Señorita Banner ¿Podría venir por favor? – me levanto de mi asiento cuando el señor Stark viene por mí. Los estaba esperando justo afuera de donde ejercían la junta.
Apenas entro vislumbro la mirada de Tom, quien está de pie con los brazos cruzados casi al final de la sala. Trago grueso tratando de ocultar todo lo que me hace sentir. No es el momento.
— No estoy de acuerdo con esto. Puedo ser profesional y también soy uno de los dueños. Tengo el derecho de opinar sobre el castigo de Leah.
— No, no tienes ningún derecho Mark. – interviene el señor Stark. – Cuando Leah entró como pasante, prometiste que no tomarías ninguna decisión que a ella le concerniera. Leah cometió un error y eso tiene consecuencias.
— Ni siquiera debieron aceptar a ese hijo de puta como cliente. – espeta enojado.
— Bueno, cúlpate a ti mismo. Porque los posibles casos pasan primero por tu oficina. – Tom se encoje de hombros y mi papá le da una sonrisa sarcástica. Sé que esto no le gusta. Nunca le ha gustado no ser partícipe de algo.
— ¿Y? ¿Cuál será el castigo? – pregunta luego de tomar una larga respiración.
— Leah fue la culpable de que tuviese que dejar a un cliente con un caso bastante interesante para mí. – dice Tom y no puedo evitar sorprenderme. Maldito traidor.
— No me jodas Tom. – mi papá se ríe en su cara. – No me veas la cara, porque a ti te importaba una mierda el caso. Hasta deduzco que Leah te hizo un favor.
— En realidad no. – interviene. – Leí el caso del señor Marlon-
— Marco. – lo corrijo.
— Lo siento... Es que sigo conmocionado. De verdad me afectó el tener que dejar el caso. – suena bastante convincente. Pero al igual que mi papá, yo tampoco le creo una mierda.
— Leah... Con el señor Hiddleston coincidimos en que no mereces estar presente en ningún caso, por al menos dos semanas. – sabía que ese podría ser mi castigo. Aquí con lo único que pueden castigarte, es quitándote los casos. Por lo menos para los pasantes.
Mierda, solo espero que no me manden a la fotocopiadora todo el día.
— Ese será su castigo señorita Banner. – interviene Tom. – Pero no hablaría bien de mi que como su abogado de cabecera la privara de nutrir su educación.
— Por fin dices algo coherente Thomas. – espeta mi papá medio enojado.
— No la voy a privar de su educación Mark. – me da una sonrisa de complicidad. Una que solo yo puedo notar. – Leah va a acompañarme a dos conferencias que tengo en Carolina del Sur.
Maldito mentiroso y dios de la actuación.
Escucho que mi papá suelta un bufido, pero luego de unos segundos se calma.
— Tiene coherencia. Aunque no me consultaron una mierda, quiero confirmar que estoy de acuerdo con el castigo impuesto a la señorita Banner. ¿Qué piensas Leah?
— No tendría cara para quejarme. Cometí un error y ahora debo asumir las consecuencias... Además, las conferencias siempre son de puro aprendizaje. – me trago la sonrisa que trata de surgir en mis labios cuando veo como Tom me da una mirada de complicidad.
— Okey, todo arreglado entonces. Feliz cumpleaños Tom. Nos vemos a la noche. – le da un pequeño abrazo y antes de salir, deja un beso en mi frente.
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Que la ley nos ampare | Tom Hiddleston [LIBRO 1] ✓ (En Edición).
Fanfiction(Libro 1) Porque a veces es probable que el desconocido al que le entregaste tu virginidad, se termine convirtiendo en tu jefe. ¿Qué pasaría si una noche decides darle tu virginidad al primer extraño que encontraste en un bar recóndito de la ciudad...