Leah
— Nos ponemos de pie para recibir a su señoría, la señora Lauren Evans. – el guardia de la corte presenta a la jueza y todos en la sala nos ponemos de pie para recibirla.
Miro a la parte contraria. Mi padre luce quieto como una roca, se le nota a leguas que está demasiado concentrado. En cambio, Tom luce más despreocupado que el juicio anterior. Eso no me da buena espina ¿Qué piensa? ¿Qué somos unas rivales fáciles de ganar? De un momento a otro, la rivalidad de Fabiola no se siente tan lejana.
— Niña, estás entrenada para esto. El abogado querellante no es tu padre, es tu contraparte. – Fabiola me susurra en el oído. – ¿Entendiste?
— Si, señora Walters. – digo, con complicidad.
— ¡Esa es mi chica! – me golpea el hombro con suavidad. – Ahora ganemos esta mierda. Odio la mirada del cliente de la contraparte.
La jueza comienza a ordenar su escritorio, así, hasta que ya está lista para escuchar.
— Se declara abierta la audiencia de formalización en contra de Ronald Wallace por robo con allanamiento a la morada. Tiene la palabra el ministerio público. Fiscal, dé los argumentos de apertura por favor.
El fiscal se levanta de su pupitre y se dirige a la parte principal de la sala.
— El señor Wallace está siendo acusado por el delito de robo con allanamiento a la morada. Hace aproximadamente dos semanas, forzó el ingreso a la vivienda del señor Alfred Bontaire, esto casi a las 02:00 A.m. Luego de que el señor Bontaire llamara a la policía, estos hicieron una inspección, encontrando que los candados de las rejas principales estaban rotos, asimismo, se encontró una llave universal escondida entre el pasto, la que usó para abrir la puerta de la morada. Al parecer, el señor Wallace habría robado papeles importantes para el señor Bontaire, al igual que un collar y un anillo. Los dos avaluados en cincuenta mil dólares.
La jueza escucha atentamente la breve introducción de la fiscalía. Ronald, quien está sentado a mi lado, comienza a jugar con sus dedos ante el nerviosismo.
— Señor Wallace, existirá una investigación en su contra, la que se podría extender a un máximo de dos años en periodos de investigación. Las penas por allanamiento a la morada no son exorbitantes. Tiene la palabra la parte querellada.
— Su señoría, sé que las penas por robo con allanamiento a la morada no son exorbitantes y probablemente todos en esta sala estén escuchando que estoy dispuesta a forjar un acuerdo para con mi cliente. Pero este no es el caso. Tengo pruebas fundadas de por qué mi cliente ingresó a la casa del señor Bontaire.
Miro de reojo a la contraparte. Mi papá mira a Tom y este solo se encoje de hombros. Ninguno de los dos tiene idea de estas pruebas, porque su cliente no les informó. No le convenía hacerlo.
— Adjunto la prueba, su señoría. Para que así pueda verla.
Apenas dice eso, me levanto del pupitre y me acerco al estrado, le entrego la carpeta y vuelvo a mi puesto con la cabeza en alto.
— Su señoría, nos gustaría ver esas pruebas. – dice mi papá.
— Claro, también tenemos una para la contraparte. – digo, sonriendo para mis adentros. Me acerco a su pupitre y les entrego otra carpeta. Mi mirada se desvía unos segundos hacía Tom y tengo que esconder la sonrisa que surge en mis labios.
Las dos miramos a los abogados de la contraparte cuando comienzan a leer la carpeta. La jueza por fin se interesa un poco más en el juicio y la mirada de reproche de mi papá nos demuestra que tenemos ventaja.
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Que la ley nos ampare | Tom Hiddleston [LIBRO 1] ✓ (En Edición).
Fanfiction(Libro 1) Porque a veces es probable que el desconocido al que le entregaste tu virginidad, se termine convirtiendo en tu jefe. ¿Qué pasaría si una noche decides darle tu virginidad al primer extraño que encontraste en un bar recóndito de la ciudad...