13. El ángel de las segundas oportunidades.

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Artículo 13: Si acciones recientes remueven traumas de tu pasado, tienes derecho a llorar y desahogarte con un rubio que se hace llamar Vikingo. 

Leah

— ¿Es en serio?

— Claro que es en serio Leah, también tienes el derecho de participar en este caso. Sería un muy mal docente si te dejo afuera del juicio. – me levanto sorprendida ante sus palabras para mirarlo mejor.

— Digo, no me hubiese molestado. – me agarra del brazo y me devuelve a su pecho. – Tú eres el abogado principal y la verdad es que ya había asumido que sería un adorno en el juicio. Quizás y le daba contención a Camille.

— Tampoco es mucho Leah. Solo tendrás que estar atenta a la hora de las objeciones. Las preguntas contienen mucha dificultad y no sería apropiado dejarte ese trabajo en tu primer juicio. No es un caso fácil, buscamos una inimputabilidad.

— Lo ideal es que Camille reciba su condena en un establecimiento psiquiátrico. Sabemos que la cárcel no podría brindarle ese beneficio.

— Tienes razón. – dice, dejando un casto beso en mis labios. 

— No puedo creer que sea mi primer caso como litigante. Nunca pensé que el derecho penal llamaría tanto mi atención. Siempre le tuve mucho miedo a las consecuencias que le surgen a los abogados que se especializan en esta rama. 

— Deberíamos dejar de hablar del caso y levantarnos. – su voz se torna seria y la verdad es que lo entiendo. Se debe tener una actitud de hierro en estos casos.

— Pero son las seis de la mañana y la hora en el juzgado es a las diez. – lo miro incrédula. Su mirada fría se torna más tierna y deja un beso en mis labios para apaciguar mi ceño fruncido. 

— Suelo levantarme muy temprano antes de un juicio, repaso todo nuevamente. Es una rutina de la suerte. – se aleja de mi lado, levantándose de su cama.

Anoche luego de todo el incidente, partimos juntos a su nueva casa. Estuvimos toda la noche finalizando los puntos del juicio que ya están más que finalizados, pero que deben revisarse hasta el último minuto. No es un caso fácil y Tom está muy preocupado por Camille. No está bien psicológicamente y eso puede jugar a favor de la parte querellante. Tom está seguro de que van a intentar romperla para invalidar su testimonio.

— ¿Conoces a la parte querellante? – pregunto cuando se pasea buscando unas toallas para meterse a la ducha.

— Si, es un conocido de Robert Stark. No te preocupes Leah, no es mejor que yo. – dice con suma confianza y sé que tiene razón. Tom es considerado una máquina dentro del círculo de los abogados que litigan.

Mi papá es considerado una bestia cuando litiga, pero hace algunos años que comenzó a delegar sus casos. Teniendo a Tom y a todo su equipo no fue difícil conservar el éxito.

— Hablando del señor Stark... Ayer me dijo algo muy lindo.

— ¿Qué te dijo? – se frena expectante de lo que le voy a decir y no pensé que llamara tanto su atención.

— Mmm... No creo que sea importante. Te cuento después de la ducha.

Se me acerca con una sonrisa en sus labios. — Dímelo, quiero saberlo.

Sonrío como una tonta al ver su cara expectante.

— Me dijo que era como un ángel. Algo parecido a lo que tú me dijiste, pero no lo sé... Nunca había entablado una conversación tan personal con él.

— ¿Cuándo te dijo eso? – pregunta quisquilloso. Su mirada vuelve a tornarse fría ante las palabras que le acabo de decir. 

— Después de que intentó calmarte. Me llamó a la salida y me dijo que estuviese pendiente de ti. Que era como un ángel y que le recordaba a alguien muy especial.

Que la ley nos ampare | Tom Hiddleston [LIBRO 1] ✓ (En Edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora