Corrimos durante horas para dejar el circo lo más lejos posible, resulta que el circo estaba ubicado en una ciudad, a mi parecer era enorme puede ser un poco por mi estatura no soy muy alta que digamos pero estoy segura de que era una ciudad gigante, Dylan y yo nos escondimos en una casa que por alguna razón tenía la puerta rota no me enfoque mucho en eso, la cabeza en esos momentos solo me servía para recordar como la daga se partió en pedazos y se clavaba en cada uno de mis compañeros recordaba a detalle como todos caían al suelo, la sangre comenzaba a manchar su ropa, sin darme cuenta la tristeza comenzó a manifestarse físicamente sentí como las lágrimas invadían mis ojos y luego procedían a correr por mis mejillas, intenté llorar en silencio porque no quería molestar a Dylan además de que no sabía si la casa estaba habitada. A pesar de mis esfuerzos Dylan se percató de mi sollozos.
- Alayah¿Qué tienes?- me preguntó preocupado
-Y-yo- tartamudeé no sabía que decir realmente estaba devastada.
-¡dejamos morir a todos!- dije por fin.
- No Alayah no fuimos nosotros - me contestó el muy tranquilo mientras posaba sus manos en mis hombros
-¿No te sientes mal?- cuestione -¿Acaso no sientes tristeza? Hagata y los demás murieron todo por apoyarnos ¿Cómo estás tan tranquilo?- exclamé en sollozos
- Sí, me siento triste y obvio que me duele la idea de que Hagata muriera, pero ella no hubiera querido que lloremos por su muerte en su lugar sonriamos en su memoria - me contestó el aún tranquilo - sé cómo te sientes y sé que te duele pero llorar no arregla nada- dijo mientras jalaba suavemente a él para abrazarme, seguí llorando un rato más mientras Dylan acariciaba mi cabello e intentaba calmarme se notaba que era un hermano mayor, de alguna manera ese simple abrazo fue lo que me tranquilizó, como si con un abrazo me protegerá de cualquier cosa, por un momento me sentí una niña pequeña; dejé de llorar y él se dispuso soltarme pero por impulso me aferré a él con fuerza no quería que ese momento terminara.
- Alayah ¿ Qué estás haciendo?- me pregunto sorprendido
-¿Podemos quedarnos así un ratito más?- le pregunté yo poco a poco sentí qué el cuerpo de Dylan se tensaba digan
-¿Que tienes?- dije entre risas mientras miraba su cara él estaba muy rojo y tenía los ojos como platos, aun abrazándome pero empezó a temblar un poco, en cuanto termine de hablar solo tartamudeo
-Na-nada- después de eso nos miramos a los ojos un instante, sonreí y me di cuenta que en lugar de algo agradable la situación comenzaba a ser incómodo me separé de él.
- Hay que buscar un lugar donde dormir - dije yo .
- No será necesario - dijo Dylan apuntando la puerta Ya estaba amaneciendo, no me agradó la idea de que ya fuera de día para empezar no dormí nada, además la luz del sol para mí significaba buscar comida inmediatamente.
-¡Ay!¡Por favor!- me queje - ¡Quiero dormir?- justo en ese momento Dylan río. -Que infantil eres -se mofo
- Vamos a buscar que comer- protesté yo de mal humor.
Buscamos la cocina, estábamos en una casa lo más lógico es que la comida estuviera ahí, buscamos en la alacena toda la comida era algo grande había arroz, lentejas, frijoles, incluso orégano, todo estaba crudo nada podría comerse, también revisamos el refrigerador ahí había fruta verdura y algo de carne nos robamos un poco de todo aunque seguía crudo, tomamos algo de sal y algunas especias, llegó el momento en el que parecía que habíamos comprado una despensa, un problema en ese momento era que no teníamos dónde guardar todo eso necesitábamos una bolsa o una mochila, otro inconveniente era que necesitábamos cocinar lo que íbamos a comer en ese momento.
-¿Dónde vamos a guardar esto?- pregunto Dylan.
-¿Cómo vamos a cocinar la comida?- pregunté yo, en ese momento ambos se nos iluminaron los ojos, tuvimos una idea cada uno, a mí se me ocurrió hacer la mochila, estaba segura de que en esa casa tenía que haber hilo y aguja, si no había tela suelta podría usar ropa de sobra o alguna cobija, Dylan quedó en la cocina, no sabía realmente qué es lo que él quería hacer pero no me detuve a pensarlo, salí disparada fuera de la cocina, en cuanto salí de la habitación me encontré el comedor a pesar de que eran muebles enormes la estructura y diseño me pareció en hermosas se veían algo viejos pero me pareció maravilloso, recorrí el hogar en busca de algún dormitorio quizás solo era costumbre de mi casa pero mamá y yo solemos guardarnos materiales de confección en nuestra habitación, cada una tenía sus propios recursos mamá tenía hilos y, agujas de todo tamaños y, colores, yo tenía telas, agujas, estambre, junto con algunos ganchos, fue por esa razón que busque primero en lo que parecen dormitorios, había mucho terreno que recorrer, encontré la sala, el baño, todo incluso un estudio, creo que era de algún monstruo escritor o algo así, había computadoras, impresoras, hojas ,y plumas; busqué durante un buen rato hasta que encontré unas escaleras subí por ellas con gran dificultad ya que eran más altas de lo normal, llegué al primer piso, allí arriba encontré los dormitorios, entré a todos, aproximadamente fueron cuatro, pero eran tan grandes que tardé en encontrar lo que buscaba, encontré un gran carrete de hilo blanco con una aguja incrustada, rodé el carrete para dejarlo caer por las escaleras, cuando vi que estaba en el suelo de debajo me dirigí a buscar tela, toda la que encontré era muy frágil, delgada o transparente, sabía que no me funcionarían yo necesitaba una tela gruesa y resistente, justo cuando me había dado por vencida, mire el sillón que estaba tapizado de cuero. Se veía grueso entonces una oleada de esperanza me invadió corrí con energía a la cocina dónde estaba Dylan aún buscando algo cuando me vio se sorprendió y me preguntó qué era lo que buscaba, cuando terminó de hablar yo ya había encontrado lo que necesitaba: un cuchillo el más afilado de todos luego jale a Dylan hasta la sala.
- Ayúdame- dije enterrando la punta del cuchillo, era algo grade para mí, todo en esa casa era tan grande que me sentía como Pulgarcita. Dylan no podía creer lo que estaba haciendo.
-¿¡Qué haces!?- me reclamó
- Consigo material, ayúdame a quitarle un poco- dije yo batallando con el cuchillo.
-¿Material para qué?- cuestionó.
- Para una mochila, ahí podemos guardar la comida- respondí aún luchando para cortar el cuero.
-¿Me podrías ayudar? este cuero es muy rígido, me cuesta trabajo cortarlo, no puedo sola - le pedí
- Bueno,- accedió- pero no te excedas con el tamaño-
- solo lo que necesite- prometí, comenzamos a cortar el cuero cuando me pareció suficiente material dejamos de cortar y llevamos toda la cocina ahí comencé a cocer como una máquina cosi, cosi, un poco más y por fin terminé era una gran mochila pero la podíamos cargar alguno de los dos, Dylan en cuanto entramos a la habitación regreso a su búsqueda, revisaba cajones, puertas, etcétera.
- Dylan, ¿Qué estás buscando?- le pregunté no me respondió.
-Dylan, ...Dylan,... Dylan- lo llamé repetidas veces, al ver que mi ignoro por completo me acerqué has oído y le grité.
-¡Dylan!- eso lo sobresalto y volteo a verme.
-¿¡Qué!? - dijo asustado, debo admitir que su reacción me causó gracia, nunca había alguien reaccionar de esa manera, prácticamente salto del susto, abrió los ojos lo más que pudo, e hizo una mueca muy rara, tuve que obligarme reprimir mis carcajadas por no ser grosera.
-¿Qué buscas?- repetí ahora que tenía su atención.
- Un cerillo o un encendedor- respondió y siguió buscando empecé a buscar yo también unos minutos después encontré la caja completa de cerillos en un cajón algo difícil de abrir
-¡Los encontré!- exclamé alegre Dylan estaba sorprendido, encontré algo que le tomó al mucho tiempo encontrar.
- Muy bien gracias- dijo el con algo de trabajo, solté unas pequeñas carcajadas era evidente que acababa de herir su orgullo, encendió el cerillo e intento cocinar un poco de carne se le quemó el instante, estaba actuando solo por actuar, y no se paró a pensar cómo hacerlo, esta vez será mi turno de calmarlo.
- Dylan no te precipites -dije yo intenté dedicarle una sonrisa.
- Para cocinar necesitamos algo como un sartén o una olla- le dije mientras me acercaba a él y el respiro profundo para luego exhalar - Bien ¿Qué podemos usar?- pregunto y busco con la mirada, me quedé pensando un momento, entonces recordé el aguja que había usado para coser la mochila.
-¡Usemos la aguja!¡Y otros palos!- propuse.
-¿Cómo?- preguntó él se quedó pensativo unos segundos para después comprender mi idea; empezamos a acomodar algunos palos de cerrillos de panera que formarán un trapecio los tres juntos, después juntamos astillas como fogata, encendidos el fuego y utilizamos la aguja como si fuera una de esas varillas que usan para rostizar el pollo.
En cuanto terminamos de comer nos dispusimos a salir de la casa la ciudad parecía desierta, nada se movía y no se podía ver un solo indicio de vida a kilómetros; tenía miedo a que la ciudad estuviera habitada, la ciudad estaba tan callada que era algo inquietante.
Continuamos caminando durante todo el día en línea recta esa ciudad parecía infinita....
- Dylan,... Dylan...¡Dylan!- lloriquee a modo de queja unas horas después del anochecer.
-¿No te cansas? Hay que parar ya, busquemos donde dormir - le rogué.
- Bueno, busquemos donde pasar la noche - accedió él.
-¡Gracias!- dije agradecida.
-¿Oíste el rumor del circo?- preguntó alguien detrás de nosotros.¡Hey hey hey! ¡Adivinen quien está viva!
Perdonen la demora gente pero últimamente estoy muy ocupada con la escuela, tareas y actividades extra. Prometo ser más constante una vez que ya me liberé un rato de la escuela y todo eso.Por otro lado.... ¿Que tal el capítulo? ¿Les gusta? Les digo que no me ignoren ;-; de verdad quiero saber que opinan, vamoooooooos no me dejen con la dudas me ayudan mucho cuando comentan o votan.
Ayúdenme a llegar a más personitas con interés en la historiaTú que te quedaste aquí, ¡¡gracias por leer♥️!! Te quiero mucho toma awita
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Desde abajo
AvventuraEn esta historia nuestra protagonista de ojos color carmín, se extraviá en un mundo totalmente distinto al que ella conoce, donde todas las pesadillas de cualquier ser vivo se hacen realidad. Sigue a esta pequeña aventurera y descubre junto con ella...