Metal

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Un silencio incomodo invadió la habitación, Takemichi miro a Draken con desconfianza al no saber sus intenciones y el motivo de la pregunta. Uno no iba preguntando de la nada si eras un Junkei.

—¿Y tú? Pareces pertenecer totalmente a uno de los clanes densos—Takemichi podría estar muriéndose de miedo al punto de que sus manos y cuerpo temblaran levemente, pero su mirada era inquebrantable. Draken al verlo temblar como un animal recién nacido, pero con aquellos ojos, se rio a grandes carcajadas. Takemichi lo miró confundido

—Para ser un mocoso tienes bastantes agallas y tienes buena intuición. Soy un Kinzoku—Draken lo miro sonriente, quizá podría convencer a Mikey de que dejara vivo al niño.

Takemichi se emocionó un poco al conocer a otro Junkei que no fuera un Mizu. En toda su vida solo había conocido a personas pertenecientes al Clan Mizu, aquellos que controlaban el agua. Para él, era muy frecuente ver todos los hechizos y encantamientos que podían hacer. Desde la formación de una pequeña bola de agua hasta la creación de gigantescos bloques de hielo. Pero el conocer a otro Junkei y que fuera de otro clan lo maravillaba, no tenía idea de lo que podían hacer los demás clanes.

—Deja de mirarme así, mocoso ¿Qué nunca has visto a un Kinzoku? — Takemichi dejo de verlo emocionado para volver a su rostro "serio"

—No, no es común que uno llegue preguntando si eres mortal o Junkei. Deberías saber que todos los clanes se escondieron negándole el acceso a otros Junkei, todo por la culpa de esos mortales que ocasionaron el desequilibrio...—Takemichi lo miró como si tuviera que explicar algo obvio, pero dejo de hablar cuando noto la mirada de su acompañante, trago con fuerza. La mirada de Draken se tornó sombría al escucharlo decir la última frase.

—Un mocoso como tú no debería andar diciendo cosas que no sabe

Takemichi asintió rápidamente ante el cambio en la atmosfera. Draken suspiro al verlo temblar nuevamente

—Olvídalo

—Y señor Drake...

—Dime solo Draken, suena bastante incomodo

—Oh, claro Draken-sa...—Calló ante la mirada divertida del pelinegro trenzado—Draken, ¿Por qué me llamas mocoso?

Esa podría ser la última vez que Takemichi conociera a otra persona de su misma especie y ciertamente su curiosidad solía ganar. Además, ya tendría algo nuevo que contarle a Chifuyu y que él fuera el sorprendido ahora.

—Te llamo mocoso, porque lo eres, mírate apenas un chiquillo que puede sobrevivir con un poco de arroz

—¡Hey! Anoche iba a comprar comida pero cierta persona me hizo detenerme, deberías estar más agradecido con tu salvador—Takemichi se cruzó de brazos ante la actitud del otro, sin dudas moriría en cualquier momento por encararlo. Solo a él se le ocurrirá meterse con un Kinzoku, aquellos seres salvajes y extremadamente fuertes. Aunque se podría decir que eran los más tranquilos a comparación de los Mohi, aquellos que controlaban el fuego o los Sandā, hermanos de lo Mohi por ser quienes controlaban el trueno o electricidad. Takemichi se estremeció al imaginarse un encuentro con un Mohi o un Sandā.

—Te lo agradezco, aunque no era necesario hacerlo, soy más resistente de lo que crees

—¡Estabas completamente pálido y puedo asegurar que casi perdiste 2 litros de sangre! Si nadie te hubiera visto en ese callejón estoy seguro de que ya estarías con los mismos dioses, cualquier ser humano moriría...

—Cierra la boca mocoso—Takemichi calló al ver la mirada de Draken—De verdad estoy agradecido contigo por haberme salvado y curado. Cuentas conmigo para cualquier favor, es lo menos que puedo hacer

Henko; MitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora