XV

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Takemichi miro con miedo la gran estructura que estaba enfrente a él. Los 10 pisos del edificio se alzaban sobre el pelinegro, la pintura que anteriormente adornaba la fachada de un bonito color blanco ahora era opacado por un gris con musgo en las paredes, algunas ventanas estaban rotas o simplemente habían desaparecido para solo dejar los huecos libres. Se podía ver varias grietas por todo el edificio y el ojiazul tembló ante la idea de que en cualquier momento podía caerse.

Sus ojos azules miraron a su alrededor, solo para hacer una mueca lastimera. El panorama no ayudaba a que se relajara, al contrario, toda la zona estaba desalojada y podía considerarse un milagro si había un edificio en pie que no tuviera grietas o partes derrumbadas. En algún momento del camino, los dos pelinegros tuvieron que escalar una pequeña montaña de escombros de los edificios caídos, sin contar que el pavimento estaba todo roto.

Sin dejar de pensar que era una mala idea miro la puerta de la entrada del edificio, una la cual anteriormente era de madera, pero ahora solo quedaban vestigios de lo que fue.

—Fuyu, no creo que haya per...

—Vamos

Sin dejar que Takemichi terminara, Chifuyu camino hasta la entrada del lugar, adentrándose al oscuro lugar. El ojiazul soltó un quejido lastimoso y miro el cielo para notar la poca luz que había ya que estaba completamente nublado. Con gran resignación camino a la puerta para agacharse por un trozo de madera que se veía muy peligroso y entrar al lugar. Se asusto un poco cuando no vio a su mejor amigo y realmente estaba a nada de orinarse en sus pantalones cuando una mano lo toco en su hombro, sacándole un grito agudo

—Por Suijin, Take cálmate, soy yo—Takemichi entrecerró sus ojos al sentir un líquido en sus orbes y miro con cierta furia a Chifuyu.

—Tonto, realmente me iba a dar un paro cardiaco—Chifuyu rodo los ojos divertidos y señalo con su cabeza las escaleras que dirigían al sótano. Takemichi lloro internamente y cruzo sus brazos

—Deberíamos empezar a revisar en los pisos subterráneos, en los mangas siempre tienen a los rehenes en el subterráneo—Takemichi lo miro estupefacto ¿Estaba usando de referencia un manga para la búsqueda de personas secuestradas en la vida real?

—¿Eres tonto?

—¡¿Ah?!

—Fuyu, eso es ciencia ficción, por dios. Es bastante improbable que los rehenes estén ahí, lo más probable es que estén en el último piso—Chifuyu frunció el ceño y cruzo los brazos

—Eso es tonto, ¿Por qué iban a estar en el último piso? Podrían escapar fácilmente o aventarse por la ventana

—Pero que cosas estas diciendo, como una pers...

—Bien, vamos a los pisos subterráneos—Chifuyu camino hacia las escaleras y empezó a bajar. Takemichi piso con fuerza el piso, negándose a ir a aquel lugar. Pero en cuanto dejo de escuchar las pisadas de su amigo miro con nerviosismo a su alrededor, viendo algunas camillas en el pasillo y algunas manchas de sangre en el piso. Trago con fuerza y corrió para bajar las escaleras sin tocar el oxidado pasamanos. Al bajar el primer tramo de las escaleras noto que Chifuyu estaba en el pie de las escaleras finales y la falta de luz, dejándolo completamente ciego.

Con cuidado bajo hasta aferrarse a la ropa de su amigo—Fuyu, no hay luz ¿Tenemos que seguir bajando o nos quedaremos aquí?

—Bajaremos, vi un mapa del lugar y solo hay dos pisos subterráneos. Revisaremos el otro piso y después subiremos—Chifuyu saco su teléfono para encender la linterna y ver un poco el interior del lugar, varias sillas estaban en al centro y a los costados, en una esquina había una pequeña cabina completamente rota y había tres enormes pasillos, dos a sus costados y uno al final. —Vamos

Henko; MitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora