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Habían pasado unas semanas desde que todo salió a la luz, desde que (T/N) se enteró que Rarity le estuvo siendo infiel todo este tiempo.
Y obviamente eso te destrozó por completo el corazón, nunca imaginaste que la persona a la que amabas te había traicionado de esa manera, te sentías tan tonta por permitirle jugar con tus sentimientos.
Todos te observaban con pena y tristeza, ya que desde entonces ya no sonreías como antes y tu felicidad se había esfumado.
Pinkie se preocupó mucho por ti y habló contigo, le explicaste que aunque no te sentías del todo bien no debía preocuparse, estabas agradecidas por tener una amiga como ella que le contará la verdad en cuanto se enteró, y más al ser una persona cercana a ella con quién su novia la engañó, y también estaba agradecida de tener a más amigos y compañeros que se preocuparan por ella.
Le alivió saber que seguías siendo la misma de antes a pesar de todo. Pero la entristeció.
No merecías esto.
Quién tampoco la estaba pasando bien era tu ex-novia.
Como era de esperar, la jugada de la pelimorada le salió mal porque toda la escuela se enteró de todo y ahora era la persona más odiada. Ya de por si serle infiel a alguien era horrible, pero hacerle eso a la chica más amada de Canterlot High era mucho peor.
Rarity no podía estar más en paz, en cada lugar en el que estuviese recibía miradas juzgadoras, sus amigas se alejaron de ella al descubrir su verdadera cara, su popularidad se fue por el caño. Lo que más temía estaba pasando.
Estaba desesperada por hablar contigo para intentar inútilmente arreglar las cosas, pero al tener a literal toda la escuela de tu lado era imposible.
Y no era broma, en una ocasión saliendo de clases quiso entrar al salón para hablar contigo pero el profesor Cranky no se lo permitió cuestionándole un "¿No crees que ya has hecho suficiente daño?".
Era una pesadilla.
Maldecía el momento en el que todo se vino abajo, en el que... por culpa de ella se supo.
Rarity cerró con brusquedad el casillero de Pinkie Pie.
—¡Te advertí que si te metías conmigo las pagarías!
—La que se metió conmigo fue Applejack, yo no. —contestó sin alguna expresión por su acción.
La modista rio falsamente.
—Eres igual de insufrible que tu prima.
—¿Entonces cómo pudiste estar con ella a escondidas durante tanto tiempo?—preguntó con una sonrisa burlona, sacando de quicio a la pelimorada. — Y respecto a lo que dijiste, creí dejarte en claro que no me interesaba tus amenazas.
