Capitulo 20

1.2K 76 7
                                    

Cuando era más joven nunca se vio casada, o con hijos. Cuando era adolescente y miraba hacia su futuro veía un alma libre, una mujer independiente conociendo los rincones del mundo entero.

Por eso cuando se enamoró de Julie todo le pareció perfecto, pues ambas compartían compartían mismo sueño de viajar. Le dolió en el alma cuando Julie se fue sin ella, le dolió tanto cuando se entero que se había ido, solo así, sin despedirse, sin explicaciones, un día solo la mujer que amaba desapareció.

A nadie había amado como a ella, ni siquiera a Gabriel, ni siquiera cuando él era un príncipe de cuento de hadas logró quererlo tanto con a ella.

Por eso el día del careo con su esposo y los licenciados se sentía tan fuera de lugar, ella jamás había visto en su futuro un divorcio, un hijo, un mal esposo. La idea de aquel careo era llegar a un acuerdo sin necesidad de un juicio. Sin embargo eso fue posible.

Para Gabriel solo existían dos opciones, o su esposa regresaba junto con su hijo, o le quitaba al niño a Claudia solo por el placer de verla sufrir de nuevo. Gabriel no quería al niño, incluso dudaba que fuera de él, en su cabeza siempre estaba que no podía confiar en una zorra lesbiana como Claudia. Por ello esta dispuesto a demostrar como sea que la rubia no es económica ni emocionalmente estable para cuidar del pequeño, haría lo que fuese necesario. Así que, al salir de aquella reunión no perdió ni un minuto en contactar a alguien que pudiera seguirle los pasos a Claudia donde fuera, para observarla, vigilarla, esperando el primer paso en falso para arrebatarle al niño, lo que sea necesario para hundirla en la mísera.

Por otro lado, Claudia no pensaba regresar con Gabriel por ningún motivo, y mucho menos pensaba entregarle a su hijo. Sabía que Gabito le tenia mucho miedo a su papá, siempre que el entraba al cuarto del niño este no podía parar de llorar, cuando Gabriel la golpeaba o abusaba de ella trataba de hacer el menor ruido posible, no quería que su hijo escuchara gritos de su madre, los insultos de Gabriel eran suficiente. Así que ella solo aguantaba en silencio.

Con el dorso de su mano limpia las lágrimas que han empezado a rodar por sus mejillas, observa a su hijo tan tranquilo como siempre jugando con un dinosaurio que descubrió a Julie regalándole. Una sonrisa asoma en su rostro y es como si todos los recuerdos con su esposo desaparecieran, ahora solo tienen en la cabeza esos momentos que había descubierto a Julie sonriendo con Gabito, el como sospechosamente los juguetes del niño habían aumentado, el como quería hacerse la dura alegando que no le gustaban los niños, y luego se reía de las travesuras de Gabito.

Y es que Gabito parecía encantado por ella, pues aunque Julie no se le acercara o jugará con el, me gustaba verlo feliz, me gustaba mirarlo. Esos eran detalles que Claudia había notado y de los cuales nunca ha mencionado nada, solo observa la interacción de ambos.

De él pequeño hombrecillo y la mujer de su vida.











~•~


Julie se encuentra sentada frente a Brissa, nerviosa por todo lo que tiene que decirle, si bien es cierto que aún no son pareja siente la necesidad de contarle pues están en camino a tener una relación. Todos estos días han estado saliendo, divirtiéndose, platicando, se llevaban bien y a Julie le gustaba pasar tiempo con ella. Si bien, nunca habían pasado de abrazos y besos en la mejilla, Julie esta contenta con el rito que llevan, lento, así se siente en paz, con Brissa todo es tranquilo.

A diferencia de claudia, que siente una fuerza de atracción que la domina, y siente un gran impulso por besarla, por tocarla, siente unas ganas de tenerla que la desbordan y eso es algo que le asusta demasiado. Por ello prefiere lo seguro con Brissa.

— ¿Estas bien? Te la has pasado callada todo el tiempo — Brissa interrumpe sus pensamientos tomando su mano sobre la mesa. Julie la mira preocupada y trata de regalarle una sonrisa.

— Lo siento, es solo que tengo algo que decirte — por un momento el miedo invade a Brissa al escuchar esas palabras, teme tanto que Julie no se sienta bien con lo que hay entre ellas — Se que tu y yo estamos conociéndonos, que estamos intentando algo y por ello quiero hacer bien las cosas y para eso tengo que ser sincera.

— Sabes que puedes decirme lo que quieres — Contesta Brissa tratando de calmarla, pues si puede notar el nerviosismo de la castaña y siente como su mano suda.

— Es sobre Claudia...

Brissa escucha con atención todo lo que Julie dice, Julie le explica sobre la idea de la licenciada, le promete que todo será actuado, que solo será cuando sea necesario. La morena escucha cada palabra mientras su corazón late emocionado, pues la mujer que le ha gustado desde hace tanto tiempo está ahí, frente a ella, dándole explicaciones para evitar futuros conflictos entre ellas, preocupándose por lo que piense o sienta, le da felicidad como cada día siente que están más cerca de ser algo más.

— Lamento que Claudia tenga que pasar por todo eso — dice Brissa una vez que Julie ha terminado de hablar — todo sería más fácil si solo denunciara a ese maldito por violencia. He intentado hacerla entender que callar es un error pero no me escucha, tal vez tu puedas convencerla.

Esa respuesta hace que Julie se preocupe un poco, pues parece que Brissa evita darle una respuesta directa de si esta de acuerdo o en desacuerdo. Ese pensamiento mete en un conflicto interno a la castaña, si Brissa no acepta no le quedará más remedio que cortar lazos con ella, pues por ningún motivo piensa dejar abandonada a Claudia con ese problema encima.

— Mira, Brissa, entiendo si no estas de acuerdo. Yo también creo que Claudia debería denunciarlo, pero se que no se siente lista. Realmente quiero apoyarla, ella me importa demasiado y si no estas de acuerdo con ella entonces lo siento mu...

— Oye, detente ahí — es interrumpida por Brissa — yo nunca dije que no este de acuerdo. Claudia es mi amiga y también me importa mucho, contrario a lo que crees yo misma te pido que por favor la apoyes en lo que haga falta y sin importa qué, que sepa que cuenta contigo, conmigo, con nosotras. Solo me frustra un poco que ese miserable quede como si nada después de todo lo que le ha hecho a Claudia, deberían dejarlo pudriéndose en la calle por ser un maldito viol..

Brissa se detiene de inmediato al darse cuenta de lo que iba a decir, casi se le olvida que esa parte de la historia Julie no la sabe.

— ¿Un maldito que? ¿Qué ibas a decir? — pregunta Julie, Brissa se acomoda en su asiento nerviosa.

— Debería pudrirse en la calle por ser un maldito violento sin control — dice Brissa, Julie la mira con el ceño fruncido, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa Brissa se apresura a cambiar el tema — Solo apoyala en lo que necesite, que sepa que nos tiene a ambas, que nunca la vamos a abandonar.

Julie abraza contenta a Brissa quien la recibe con gusto, por impulso y sin pensarlo mucho Julie conecta sus labios con la morena, Brissa se siente derretir por dentro por al fin probar los labios de su vecina. Esa era su primer beso así que cerró sus ojos para disfrutarlo, y cuando Julie se separa solo un poquito la toma del rostro y vuelve a besarla, sus labios son tan suaves y siente que ya se ha hecho adicta a ellos.

Julie se aparta dejando a una embobada Brissa que sonríe como adolescente, su emoción no cabe en su pecho, observa a la castaña, quien se ha sentado a comer de nuevo como si nada, Brissa no puede evitar mirarla, quiere más, mucho más que solo un par de besos.

"Ok, tienes a la mujeriega 3000 queriendo ir lento y hacer las cosas bien contigo, controlate Brissa, controlate" Se dice a si misma en sus pensamientos, Julie le regala una tierna mirada y ella siente su corazón derretirse de nuevo.

Brissa observa a Julie comer, en su mente pasan todos los futuros escenarios a su lado, su corazón late como loco, ella y Julie son casi algo, están a punto de tener una relación y eso la hace tan feliz, no puede parar de ilusionarse con los escenarios que su cabeza arma llenos de amor y felicidad entre ambas.

De pequeños siempre tratan de fomentar nuestra imaginación, conservarla y hacerla crecer. ¿Quién podría decir que imaginar llegaba a doler tanto?

Julie Y Claudia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora