Julie Y Claudia (TERMINADA)

Capítulo 37

— ¿Ya podemos comenzar?

— No, no, disculpe señor juez. Mi novia viene un poquito retrasada, solo unos minutos más por favor.

— No podemos seguir retrasando la ceremonia, tengo que ir a otros lugares, señorita.

— Lo sé, por favor, por favor, sólo unos minutos más.

El hombre asiente resignado y se regresa a sentar a seguir esperando, Julie camina desesperada de un lado a otro llamando al número de Claudia y al de Kary, pero ninguna de las dos le contestan.

— Julie — Hanna se acerca a ella con Gabito entre sus brazos.

— ¿Las localizaron? ¿Dónde están?

— No, he estado intentar hablar con Kary pero tiene el teléfono apagado o algo. — Hanna le contesta preocupada, Josh se encuentra a su lado con el mismo rostro de tristeza, ambos miran apenados a Julie que camina en círculos con su hermoso vestido blando tratando de controlar los nervios.

— ¿Cómo es posible que ninguna de las dos conteste? ¿Y sí se arrepintió? ¿Y sí ya no quiere casarse conmigo?

— Oye, no digas eso. Claro que no, estoy segura de que tiene explicación. Claudia te ama.

— ¡¿Entonces donde esta?! ¡¿Dónde demonios está mi mujer?!

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Horas antes.

— Ay mierda.

— Qué asco, Kary, ¿así piensas ir a mi boda?

Claudia observa a su amiga delante del inodoro vaciando ahí todo su estómago de arcadas.

— No hables tan fuerte, me duele la cabeza.

— Te dije ayer que no tomaras tanto.

— ¡Fue culpa de Brissa! ¡¿Otro tragito Kary o eres cobarde?! Y a mi nadie me dice cobarde.

Claudia rueda los ojos riéndose de las tonterías que dice su amiga. Ella está justo a su lado, en el lavamanos, mirándose frente al espejo colocando sus pendientes.

Se va a casar, incluso ahora vestida de novia y mirándose al espejo para retocar su maquillaje no puede creerlo, ese día se siente tan irreal. Le llena de emoción el corazón pensando en que su novia estará ahí frente al juez, esperando por ella.

No puede sentirse más feliz de lo que siente ahora, la emoción le recorre el cuerpo, su corazón late tan rápido y luego tan lento como si quisiera detenerse. La embargan un millón de sentimientos pero la felicidad absoluta resalta entre todo lo demás, por arriba de los nervios y de la incertidumbre.

— Tomate la pastilla y comienza a arreglarte, no quiero llegar tarde a mi boda. — le dice Claudia apurando a Kary que aun sigue con una toalla rodeándolo el cuerpo pues esta terminando de bañarse.

— ¡Shhhh! ¡Nunca digas que no quieres llegar tarde a tu boda!

— ¿De que hablas?

— Sí dices eso te aseguro que vas a llegar tarde.

— No digas tonterías, esas cosas son supersticiones tontas. Apúrate, ya te dije, no quiero llegar tarde a mi boda.

Kary se levanta apenas como puede y cuando toma su pantalón que está en la canasta de ropa sucia con la intención de sacar su celular, este resbala sin que ella logre atraparlo y cae dentro el inodoro.

— ¡Ahg, carajo!

— Uy no, amiga, tu si que estas mal hoy.

Kary rueda los ojos, como puede y con mucho asco saca el celular y lo limpia.