Kara POV.
Vida, es todo aquello que te hace feliz, y eso, no se empaca ni se rompe.
Cuándo me imaginaba saliendo de Krypton, todo se veía emocionante en mi imaginación. Pensaba que estaría en una nave de la Casa de El, mis padres Alura y Zor-El detrás de mí, encantados de que su heredera conociera el universo y los misterios que aún se encuentran en éste. Empezaría recorriendo los planetas más cercanos y de los que había escuchado hablar a papá con mucho afecto y con curiosidad, su mente científica nunca descansaba y amaba ser testigo de todo lo que él sabía. Esperaba que al poder realizar el viaje, y aprender más de mi planeta y de los demás planetas que existen, pudiéramos acercarnos aún más él y yo. Sabía que mis padres me querían, ambos por igual. Todos los kryptonianos en general, no éramos muy dados a expresar de forma física ese sentimiento de afecto, o cualquier otro en realidad, si soy honesta conmigo misma. Pero aún era una niña, y todavía anhelaba tener muestras más claras de afecto por parte de mis padres, era lo que más deseaba. Supongo que con el tiempo, aprendería a ser en ese sentido cómo ellos. Pero a pesar de eso, una niña quiere ser siempre el orgullo de su padre, y yo lo quería más que nada. Mi tía, Astra, me diría mil veces que no era necesario hacer nada para buscar agradarles más a mis padres, porque están felices y orgullosos de la niña que soy y de la mujer que llegaré a ser algún día. Y lo sabía, muy en el fondo era consciente de todo eso. Desde antes de nacer, ya estaba destinada a pertenecer al clan científico de Krypton, cómo mi padre y su padre antes de él y cómo la mayor parte de mi casa. Y no podría estar más feliz de seguir su camino, mamá me apoyaría y crecería en el corazón de mi padre, y tendría todo lo que siempre quise.
Pero esos fueron sueños de niña. Tenía que saber que no podrían cumplirse, qué todo era demasiado perfecto y bueno para ser verdad.
Aunque mis padres sí estaban a mi lado cuándo me subí a una de las naves de la familia, nunca ni en mis más terribles sueños, me imaginé que sería una despedida tan definitiva, y que una vez sentada en esa nave, jamás volvería a ver a ninguno de mis padres. Jamás podría discutir con mi padre sobre todas esas cosas que él ya conocía, y que yo apenas vislumbraba, ¿Cómo podría haber imaginado algo así? Nunca podré ver envejecer a mis padres, ni a mi querida tía Astra. Tampoco volvería a ver a mis compañeros dedicarse a lo que cada uno había estado preparándose, para relevar a sus padres en un futuro. No sabré si sería una buena sucesora de mi padre dentro del gremio científico, o si cómo mi tía Astra solía decirme, él estaría orgulloso de mí, ya no hay posibilidad de ser alguien en Krypton, ni de poder continuar con el legado familiar, cuándo no existe más familia, no hay más amigos y no existe más Krypton.
Excepto, Kal El, mi pequeño primo, de apenas unos meses de vida. A ese niño que sigo a toda velocidad, mientras es transportado en una pequeña nave a ese planeta que mencionaron mis padres, la Tierra. Jamás había escuchado de ese planeta, y jamás hubiera deseado hacerlo, si es así cómo terminaría todo.
Con apenas 13 años, ya no tenía una familia, me había quedado sin hogar, y sin un sitio al cuál volver y me dirigía irremediablemente a lo desconocido.
Y ahora en el negro e inmenso espacio a mi alrededor, aún sin asimilar todo lo que sucedió en mis últimos momentos y más aterrada que nunca en lo que llevo de vida, mientras cierro mis ojos, me prometo una y mil veces cumplir la promesa que le hice a mis padres de proteger con mi vida a Kal El, de cuidarnos a ambos en ese nuevo y desconocido mundo. Sólo le pido a Rao que nos ilumine con su inagotable luz y nos permita estar bien a los dos, lo que sea que eso signifique ahora, porque no creo que nada vuelva a estar verdaderamente bien después de todo lo que nos pasó.
Incluso siento algo de envidia por la inocencia de mi primo en este momento. Está sólo en su nave, posiblemente dormido, es un día cómo cualquier otro para él, no sabe lo que acaba de perder, porque nunca tuvo conciencia siquiera de tenerlo en primer lugar. Me gustaría estar así, y que no me doliera tanto la pérdida, y no tener algo que extrañar. Pero sé que a pesar de todo el dolor que siento en mi pecho, el recuerdo de los días felices con mi familia y el de mi pueblo extinto, viven en mí corazón y en mi mente, y soy la responsable de mantener intacta esas memorias. Cuándo aterricemos en ese lugar, y Kal El tenga algo de conciencia y de entendimiento, me encargaré de que él sepa de dónde venimos y porqué es tan importante nunca olvidarlo.
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Colors
FanfictionKrypton se ha ido para siempre. Kara Zor-El, pensó que ese era el final de su historia, y de la vida cómo la conocía. Con su pequeño primo y en un planeta nuevo que descubrir, Kara entenderá que lo que les sucedió, sólo era el comienzo de la aventu...