CAPÍTULO V: LÍMITES.

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Lena POV.

Ver la expresión de asombro en su rostro, fue la mayor recompensa por mi desvelo. Saber que hice algo bien por Kara, me llena el pecho de una sensación que hasta el momento no sé explicar. Cuándo me mencionó cómo le incomodaba ese nuevo descubrimiento sobre ella aquí en la Tierra, y cómo estaba reaccionando su cuerpo al gran cambio que significaba estar aquí, no pude evitar tratar de buscar una solución. Quería quitar toda la preocupación que vi en su lindo rostro cuándo tuvimos nuestra pequeña charla y reveladora en su habitación. Por eso, tomando lo que ella me dijo sobre cómo la ayudaba el plomo, lo utilicé cómo guía para hacer esto por ella. No sabía sí Kara se podría ofender con esto o pudiera tomar a mal mi gesto, ni que pensara que estaba rechazando una parte de lo que ella es ahora, porque nada más alejado de la realidad estaría ese pensamiento, y mucho menos quería que pensara que me estaba tomando atribuciones que no me corresponden con ella y estaba rogando porque no pensara ninguna de esas cosas.

Pero de nuevo, desde que Kara llegó, no me canso de equivocarme. Valió la pena las miradas burlonas de Lex o el interrogatorio de mi madre, cuándo pregunté por su ayuda y después aguantarme la mirada acusadora en su rostro, cuándo le mencioné que era un detalle para Kara. Pero a pesar de todo, pude cumplir con lo que me propuse y sobre todo, intentar que ella esté bien con esto que le daba, y eso es lo verdaderamente importante.

Entonces algo detiene mis pensamientos. Unos cálidos brazos me rodean entre ellos y yo me dejo inundar por la sensación. Su rostro me hace una caricia suave en mi cuello descubierto por nuestra cercanía, y no puedo evitar la reacción en mi piel, que se eriza por completo bajo su toque. Kara aprieta su agarre en mi cuerpo, y soy testigo de la fuerza que tiene y recuerdo vívidamente cómo dijo que tenía que poner todo de sí para controlarla. Mis labios sueltan un jadeo por la presión ejercida por su firme agarre que mantiene nuestros cuerpos unidos, pero a pesar de eso me niego a dejarla ir. Se siente tan bien estar así. Estar con ella, entre sus fuertes y delicados brazos. No sé lo que está sensación significa, nunca me habían gustado tanto los abrazos, ni el contacto físico en general, y mucho menos había sido tan atenta con alguien nunca, menos aún con alguien que apenas y conozco. Pero sabía que todo esto me gustaba por Kara, ella es tan diferente a todo lo que he conocido, y eso me gusta mucho.

- Gracias por pensar en mí, Len.- dice susurrando en mi oído. Nada se siente mejor que la aprobación de la persona a la cual le dedicaste tú tiempo. Ese reconocimiento gratificante, te hace pensar que vales la pena, que aprecian y valoran lo que hiciste por ellos. - Siempre.- murmuro a ella, antes de que Kara se alejé por completo de nuestro abrazo. Enseguida siento la pérdida de su calor y la sensación de estar completa escondida en sus cálidos brazos. Veo en sus ojos tanta gratitud y un indicio de unas lágrimas que no saldrán por sus lindos ojos azules. Pero sé que está vez, no son lágrimas de dolor, son una especie de alegría y me doy mentalmente los cinco a mi misma por lograr que sienta algo así. Kara con cuidado, guía mi pequeño regalo a su rostro. Las acomoda con una paciencia de la que no sería capaz en la vida y luego ya está lista frente a mi. - ¿Qué tal?- me pregunta levantando su mirada hacia mí, y me observa atenta esperando una respuesta. - Luces adorable.- digo sin pensar realmente. Verla tan linda frente a mí, con toda su inocencia, todo su conjunto es tan perfecto. Kara baja su mirada, cómo huyendo de la mía y si supiera algo sobre el comportamiento de los kryptonianos, pensaría que ella se ha sonrojado por mis palabras. Niego con ligeros movimientos de cabeza, tratando de alejar mis confusos pensamientos, no le dije esas palabras con esa intención después de todo, me reprendo. - ¿Funcionan?- le pregunto suave, tratando de alejar esos pensamientos de mi y averiguar si en verdad ayudé a Kara o todo fue en vano. Ella levanta su mirada bruscamente y la veo fruncir el ceño en mi dirección, para luego asentir. - Si funcionan, gracias de nuevo, Lena.- responde suave. - Menos mal, no sabes lo asustada que estaba porque no servirían o que no querrías regalos de una extraña.- le admito, tratando de sacar algo de los nervios que tenía por entregarle aquellas gafas. - No eres una extraña, Lena, eres mi amiga. La única que me ayudó desde que llegué aquí, nada me molestaría viniendo de ti.- me asegura rápido. Quisiera alegrarme por su última admisión, pero no puedo. Ella me llamó su amiga, esa palabra de nuevo. Primero Martha y luego ella. ¿Somos en realidad amigas? En el internado tuve algunas amigas, pero por ellas no me he desvelado haciendo algo para que estuviesen mejor, no lo hice nunca en absoluto. El ánimo con el que venía a su encuentro, bajó de inmediato con esas palabras dichas por su boca. Pero no puedo culparla, tal vez si somos amigas y yo no me he enterado de eso todavía. Asiento ligeramente en su dirección, y no digo nada más al respecto, y Kara parece entender que el momento de charla acabó.

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