CAPÍTULO XVIII: ¡RAO!

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Lena POV.

Gracias a Dios pude hacerlo. Estaba tan nerviosa porque todo saliera bien y que Kara me aceptará, que no podía pensar en nada más que en eso en todo el día. Ir a buscar a nuestras familias, sirvió cómo distractor a mis nervios y para que mi novia no se diera cuenta de mis planes. Toda nuestra familia sabía de mis intenciones desde hace un tiempo, y me apoyaban. Y ver que todo salió bien, me quitó el gran peso que traía encima de mis hombros. Tuve que esconder el anillo en mi casa la última vez que estuvimos aquí en Metrópolis. Lo compré cuándo estuvimos en Irlanda, cuándo por fin me decidí a que tenía que dejar de ser una cobarde, y hacer realidad lo que hace mucho vengo queriendo. Nada me hacía más feliz que pensar en ella, en imaginar un día en el que fuera su esposa. Aunque sabía muy bien que para ella, amar era algo para siempre, y que éramos una pareja para toda la eternidad. Y si bien, yo amaba ese pensamiento, y estaba firmemente comprometida con este, quería hacerlo realidad a la manera terrestre. Ser esposas con todas las de la ley, y cuándo encontré ese precioso anillo, supe que esa era la señal que estaba esperando. Y ahora finalmente es una maravillosa realidad. Y justo el día en que ambas culminamos una etapa importante, cómo son nuestros estudios. Y lo mejor era que estábamos junto a nuestra familia y nuestros amigos ahí con nosotros cómo testigos. No había un mejor momento que este, y la mirada que sus hermosos ojos azules me dieron, me lo confirmó.

Ahora con nuestras manos entrelazadas, caminamos fuera de su casa, después de la ronda de felicitaciones y buenos deseos por parte de nuestros invitados y familia por  nuestro reciente compromiso. - ¿A dónde vamos, amor?- me pregunta curiosa, cuándo estamos en la fría noche. Sonrío hacía ella, encontrándome su lindo rostro confundido, y en su boca un pequeño puchero, que no dudé en besar castamente. - Tengo otra sorpresa para ti, y quiero que estemos solas para dártela.- le digo, guiándonos a ambas hacía el granero, ese lugar que es tan importante para nuestra historia. - No sé si asustarme o alegrarme por la siguiente sorpresa, con sólo escuchar lo rápido que late tú corazón, sé lo nerviosa que estás, Lena.-  me cuestiona, pero aún así me sigue de cerca. - Estoy que me muero de los nervios, pero es por algo bueno, eso espero al menos.- le admito. Ella bufa. - Genial, ahora ya me pusiste nerviosa a mí.- se queja y suelto una carcajada por sus palabras. - No hay porqué estarlo, confía en mí.- le susurro y la veo asentir. - Siempre lo haré.- me promete. - Desconfiar de ti, sería desconfiar de mi misma, y no quiero volver a pasar por eso, mi sol.- responde solemne, y no puedo describir la paz que llena todo mi cuerpo al escucharla decirme eso. Pasamos por muchas cosas de este tipo a lo largo de nuestra relación, y me alegra ver que a pesar de las adversidades, logramos salir de más fuertes juntas, y ahora con nuestro compromiso formal, y sus palabras, me queda más que claro. - En verdad aprecio eso, mi amor, muchas gracias.- digo apretando su mano entre la mía, y ella me sonríe. Ambas detenemos nuestro paso justo frente a la entrada del granero. - ¿Es aquí?- pregunta señalando el lugar con la mirada. Yo niego ligeramente. - No hay nada allí dentro, pero aquí estaremos solas.- le respondo. Su ceño se frunce. - Pudimos ir a mi habitación, sí querías hablar a solas conmigo.- me dice por lo bajo. Me encojo de hombros. - Lo sé.- le admito. - Pero quería que estuviéramos en un lugar significativo para ambas, para nuestra relación, y qué mejor lugar que éste. Hace años, aquí mismo en tú granero, te pedí que fueras mi novia. Aquí nos entregamos a la otra en cuerpo y alma por primera vez, y he sido la mujer más feliz desde ese entonces, porque te tenía conmigo.- le confieso. Ella sonríe deslumbrantemente ante mis palabras, pero luego su mirada baja al suelo. ¿Qué está pasando ahora en su mente? Pienso para mí. - Aquí te terminé, esa noche dejé de creer en nosotras.- me dice respondiendo el interrogante de mi mente, con una voz rasgada, cómo si las palabras le dolieran, cómo reviviendo ese terrible momento de nuestra historia. Ese día murió en ambas la ilusión, pero afortunadamente pudimos volver y eso es lo único que en verdad importa. - Fue un momento terrible, mi amor, y pudimos solucionarlo juntas, y ve dónde estamos. No dejemos que un mal recuerdo, empañe todos los buenos momentos.- le suplico, y nos acercamos en un cálido abrazo. Me escondo en el hueco en su cuello, e inhalo el delicioso aroma de su cuerpo. - Es difícil dejar ir los recuerdos, sobre todo los malos.- se queja, y se intenta alejar de mí, pero no lo permito. Aunque nuestro abrazo se rompió, ambas quedamos muy cerca, no voy a dejar que ella se martirice por el pasado. - No lo olvidaremos, porque eso hizo que nuestro amor se fortaleciera, además, no te traje hasta aquí para lamentarnos por el pasado, nos traje aquí para crear nuevos recuerdos juntas, unos más felices.- le digo segura y entonces busco dentro del bolsillo interno del saco de mi traje, la alargada caja forrada en plomo con mi regalo para ella. - ¿Qué es eso?- me pregunta extrañada. Suspiro profundamente, tratando de alejar los nervios de mi y se la entrego. Ella la toma curiosa entre sus manos e intenta abrirla. - Espera, tengo algo que decirte, antes de que sepas lo que es.- le pido, y Kara de inmediato detiene sus movimientos. Sus ojos azules brillantes a la luz de la luna, me observan fijamente, cómo si buscará en mi rostro la respuesta que tanto quiere. - Te escuché ¿Sabes? Te he escuchado siempre. En la universidad y el tiempo antes de eso, me dijiste todo sobre Krypton, sus costumbres, su cultura. Me hiciste conocer un mundo completamente nuevo, tanto que llegue a sentirlo cómo mío.- digo empezando a explicar. Ella sonríe en comprensión. - Eres una kryptoniana, Lena, cómo mi pareja sabes tanto cómo yo sobre Krypton, y eres de el también, así cómo por ti, yo soy humana.- me confiesa, y esa es otra de las razones por la que cada día la amo más, siempre sabe que decirme, cuándo ni siquiera yo sabía que palabras necesitaba escuchar. - Te agradezco por eso, mi amor, y esa es la razón de lo que te acabo de dar.- le confieso y ella me mira sin entender. - Dentro de tú casa, aceptaste el anillo que te dí cómo muestra de mi amor, y mi compromiso hacía ti, y mi deseo de unir mi vida contigo en la manera cómo acostumbramos aquí en la Tierra. Y aceptaste, aún sabiendo que eso no era lo que siempre pensaste de niña, cuándo imaginabas este momento. Recuerdo, que me dijiste que cuándo dos Casas se unían en matrimonio en Krypton, para anunciar el compromiso, se compartían brazaletes, y  dependiendo de cuál Casa era más fuerte, se tomaría el escudo de armas de está, y la pareja de la otra casa la usaría cómo símbolo de unión con su nueva pareja y su familia. Ahora, necesito que mires dentro de la caja, para poder continuar.- le digo rápido y nerviosa. Esto no podía salir mal, ¿Verdad? Estuve demasiado tiempo diseñando esto y espero que cumpla con lo que ella esperaba. Kara, abrió grandemente sus ojos sorprendida, y un jadeo escapó de sus labios, cuándo quitó el seguro de la caja, y encontró aquel brazalete dentro de ésta. - Por Rao, Lena.- dice suavemente, sus ojos ahora brillan con lágrimas no derramadas en mi dirección y me siento sobrecogida por la intensidad que encuentro en su mirada. - Kara Zor-El Kent, está noche me uno a ti, y a tú casa, cómo símbolo de mi compromiso y unión hacía ti, hacía todo lo que eres, y representas. Tú y yo seremos una de aquí en adelante y por toda la eternidad. Esa es mi promesa para ti, para nuestro amor, y cómo símbolo de eso, usaré ese brazalete, la Casa de El, hoy me recibe cómo otro miembro por matrimonio con la primogénita de su Casa, y por ese honor, prometo prosperar y hacer aún más grande el apellido El, porque este no terminó con sus últimos hijos, y hoy cómo una El más, muestro que está casa es fuerte y resiliente, y que nunca acabará. Te lo prometo a ti, a tus ancestros, a tú Dios Rao, que hoy también tomo cómo mío, a mi familia y a la tuya. Te amo mi cielo, y te amaré por siempre.- termino mi sincero y sentido juramento. Kara, se acerca rápido a mi y une sus labios con los míos, en un beso descoordinado y apasionado, que sigo enseguida. El beso se vuelve salado, por las lágrimas derramadas por ambas, y eso provoca que nos separemos. - Eso fue hermoso, mi amor, no tenías que hacer nada de esto, en verdad, estoy completamente bien con lo que tenemos y no esperaba algo así, en verdad me sorprendiste.- dice emocionada y toma el plateado brazalete en sus manos, y lo observa con cariño. - Es perfecto y saber que lo llevarás siempre, me hace demasiado feliz, mi sol.- dice mirándome con tanto amor, que sólo puedo llorar de alegría por ser amada por ella. - Yo seré la más feliz en usarlo, en verdad.- le digo y le tiendo mi brazo derecho para que ella lo coloque ahí. Kara, se acerca y toma con su mano mi muñeca, y con delicadeza desabrocha los botones del puño de mi saco, y luego quita el gemelo y lo tira al suelo. Sus ojos azules me miran directamente, mientras el frío metal se adueña de esa pequeña parte de mi cuerpo. Este es un sueño, del cuál no me quiero despertar, pero el peso de este brazalete, me hace ver y sentir que todo es real. Kara, sonríe ligeramente mientras su dedo índice recorre el escudo de armas de los El en mi brazalete. - Te acepto, Lena, me honra que quieras pertenecer aquí conmigo, así cómo yo pertenezco contigo.- dice solemne, y una lágrima escapa sin permiso por mis ojos, ante la profundidad de sus palabras y por su aceptación. - Cuándo escapaba de Krypton, me juré proteger a Kal y sólo vivir para cumplir ese juramento. Pensé que esa sería mi vida, y estaba dispuesta a eso, porque para eso está la familia. Pero te encontré aquí, mi pareja. Contigo aprendí que hay más en la vida, mucho más de lo planeamos. No esperaba nada de la Tierra, y fue aquí que encontré todo contigo. Ahora seremos esposas, pero eres mi pareja desde que nos miramos por primera vez, aunque no lo supiéramos en ese momento, estábamos destinadas a estar aquí. Este brazalete que hoy pongo en ti, y que maravillosamente hiciste, es la prueba de que tú pareja te complementa, que tú pareja llena esos vacíos que no sabías que tenías o que podrías necesitar. Te amo y prometo respetar tú amor, cada segundo por el resto de nuestras vidas.- termina diciendo llorando junto conmigo. Sus labios caen sobre la superficie fría del brazalete, y deja un ligero beso allí, sellando su promesa.

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