CAPÍTULO XIV: VALIUM.

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Kara POV.

Es increíble cómo puedes decidir ignorar tanto algo, que por un momento olvidas que lo estás ignorando en primer lugar. Hasta qué por supuesto, todo se revienta frente a ti, cuándo menos te lo esperas. Rao, ni siquiera puedo creer que haya ignorado este tema por tanto tiempo.

La primera vez que lo pensé, fue aquella vez en el jet mientras íbamos de camino a Londres. Ver cómo Lena me aclaraba sus intenciones al llevarnos a esa cómoda habitación en el jet, me hizo dar cuenta de lo que había estado faltando en nuestra relación o más precisamente, desde que volvimos a tenerla. Desde que volvimos a ser novias y los meses que estuvimos separadas, no habíamos tenido sexo. Intenté ignorar ese hecho, diciéndole una excusa tonta, que por supuesto ella no compró, pero que dejó pasar. Agradecí mentalmente a Lena por eso, mientras me hundía en los recuerdos. Hubo muchos besos desde nuestra reconciliación, también hay muchos abrazos y muchas palabras de afecto entre ambas, porque al menos por mí parte, ahora tengo más confianza de decirlas. Pero nos faltaba esa intimidad, nuestros cuerpos no se habían hecho el amor desde hace mucho, perdiendo ese aspecto carnal que se había vuelto algo demasiado recurrente en nuestra relación, y que de un momento a otro sencillamente paró. Bueno, sé exactamente el momento en que dejó de pasar. Papá murió, y el miedo que había intentado ignorar dentro de mi pecho desde que Krypton explotó tras de mí, llevándose consigo a mi familia, y ese miedo y dolor que sentí antes, volvió con renovadas fuerzas en ese momento de la muerte de Jonathan, y en consecuencia la alejé a ella de mi vida. Volvimos, gracias a Rao, y por supuesto ahora nos sentíamos más cerca que nunca, y sin embargo, me siento una tonta por no haberme dado cuenta de esto hasta ahora, más cuándo por la respuesta de Lena, es evidente que ella sí había pensado en esto. En todo el camino de nuestro viaje, incluso en sueños, pensaba en cómo sucederían las cosas a partir de ahora. Ya que finalmente me había dado cuenta de lo evidente. Pero entre la belleza de la mansión, las increíbles comidas, las hermosas palabras susurradas en medio de la noche y entre comidas, o entre los cálidos abrazos que compartimos y las sentidas sonrisas dedicadas a la otra, perdí la oportunidad de hacer algo al respecto.

La segunda vez que lo pensé, y esa vez fue cómo un gran golpe en mi cabeza haciéndome reaccionar, fue en el baile de aniversario de mi escuela. Fue poco después de volver de nuestro viaje, ya había retomado mis idas a la escuela, y el director pasó por cada aula de clases, entregando una invitaciones para la fiesta que harían en honor de claustro, y apenas nos dieron las invitaciones, y llegó la hora de la salida, corrí hasta LuthorCorp, dónde sabía que estaría mi novia trabajando y la invité a ir conmigo a la fiesta, y Lena aceptó de inmediato. El baile sería un viernes por la noche de la semana siguiente, y en todo ese tiempo estuve buscando un hermoso vestido que combinará con la ocasión que se celebraría. Siempre me habían emocionado este tipo de cosas, y si lo pienso bien, creo que se debe al hecho de que en Krypton, no acostumbraban a hacerlas con frecuencia, lo que convertía a las pocas que hicieron, en un evento muy significativo, y supongo que eso se quedó grabado en mi memoria, aún estando aquí en la Tierra. Pero ese no es el punto, al final después de tanto darle vueltas al asunto, me decidí por un hermoso vestido de seda color palo rosa, algo muy bohemio, que dejaba a la vista algo de escote y me hacía lucir mis piernas. Cuándo me lo probé en la tienda y me observé en el gran espejo fuera del vestidor, supe que éste era el correcto. También intenté que Lena fuera conmigo y lo escogiéramos juntas, pero ella me insistió en que sería sorpresa lo que vestirá. Así que cómo ella no me mostró ropa, yo tampoco le mostré la mía. Pero entonces, llegó el día de la fiesta. Incluso le pedí el carro a mamá. No podía dejar que mis miedos siguieran dirigiendo mi vida, y con pavor conduje el auto hasta la mansión Luthor, para recoger a mi novia. Todo el camino fui muy lento, lento pero seguro, motivada por el hecho de tener está atención con mi linda, Lena. Se siente bien tener ese tipo de detalles con ella, y dejarme llevar por mis instintos, y sobre todo, no dejar toda la carga de responsabilidad de nuestra relación sobre ella, más cuándo está es la primera relación de ambas, y espero ser su única relación también. Y en eso pensaba mientras tocaba la gran puerta principal de la mansión. Mis manos sudaban ante los nervios, y emocionada por escuchar los latidos de su corazón cada vez más cerca, hasta que abrió la puerta y quedó a la vista frente a mí. Un jadeo salió de mi boca cuándo mis ojos la recorrieron toda. - Rao, bendito.- murmuré con la boca seca, no creyendo lo hermosa que se veía está noche mi novia. Lena peinó su cabello en un moño apretado hacia atrás, dejando su rostro cincelado perfectamente definido, me extrañó verla así, ya que siempre lo llevaba suelto, pero los resultados son estupendos. Y Lena usaba sobre su hermoso cuerpo un vestido. Es la primera vez que la veo vistiendo uno, y le queda sencillamente hermoso. Y no es un vestido cualquiera, no. Su vestido es de un negro, ceñido a su cuerpo, mientras un escote cruzado deja a la vista una buena parte de sus maravillosos y suaves pechos, mientras sus piernas lucían descubiertas de su rodilla hacía abajo, completando la divina vista, hasta unos altos tacones bajos su pies. Podría morir aquí mismo viéndola, y estaría muy bien con eso. En toda la noche no pude apartar mi mirada de su cuerpo, siendo completamente consciente del calor en mi vientre bajo, por cómo se veía. Mis ojos no podían apartarse de la vista de su escote, ver sus pechos ahí atrapados bajo la tela, y para empeorar mi situación, sabía perfecto lo bien que se sentían sus senos bajo las caricias de mis manos, cuándo las llenaba con ellos, y sabía lo suaves que eran bajo mis insistentes besos. Esa noche no tuve cabeza para pensar en nada más, que hacerla mía. Rao, ¿Por qué me he estado alejando de esto? Por miedo, esa era la respuesta, pero ya no quería sentirlo más. Entre nuestros bailes, la pegaba a mí, queriendo sentir más su cuerpo sobre el mío. La veía beber de su ponche totalmente ensimismada en ella, y me saboreaba los labios al ver los suyos tan rojos por la bebida, y me era imposible no querer besarlos, y lo hice, en cada oportunidad que tuve, y disfruté en demasía de sus llenos labios. Ignoré a mis amigos justo a nuestro lado en la mesa, porque no era capaz de mantener una conversación adecuada con nadie, porque mis ojos se negaban a todo lo que no fuera Lena, su increíble escote y su maldito vestido tentador. Toda la noche estuve con mis bragas completamente arruinadas, y todo por causa de mi espectacular novia. Juro que esa noche creía que terminaría diferente, y quería que lo hiciera, lo necesitaba. Pero no pasó así, por desgracia. Llevé a Lena hasta su casa, poco después de la medianoche y sólo me dió las buenas noches y un pequeño beso cómo despedida. Lena, dió pocos pasos dentro de su casa, pero no lo soporté más y colocando mis manos sobre su cintura, le di media vuelta y la atraje a mi cuerpo, juntando nuestras bocas nuevamente. Sus labios besaron los míos con pasión mientras sus manos iban a mi cabello, jalando este con ganas, haciéndome gruñir en medio de nuestro beso. Mis manos se apretaron un poco sobre su cintura, pegando aún más nuestros cuerpos, dejándome sentir su creciente erección bajo su vestido, mi pelvis se inclinó hacía adelante pegándola a mí centro, y ambas jadeamos al instante al sentir el excitante contacto. Pero todo se tenía que terminar, demasiado pronto para mi gusto. La adorable señora Abbey, nos interrumpió y no sé qué me molestó más, si la vergüenza por lo que acababa de ver la institutriz de Lena o la incomodidad latente de mi vagina, lubricada al extremo producto del deseo de más y saber que por al menos esa noche, no tendría alivio. Me despedí de ambas con pesar y salí prácticamente corriendo del lugar sin mirar atrás y luego me subí al coche, y tomé rumbo muy lejos de ambas mujeres.

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