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Namjoon

Sentí una punzada de culpa cuando mi padre expresó lo contento que estaba por mí. Por nosotros.

Evidentemente, había adornado tanto la verdad que apenas era reconocible.

En lugar de contarle que estaba soltero y que me tiraba al desalmado de mi jefe, le relaté con todo tipo de artificios cómo Jungkook y yo nos habíamos enamorado perdidamente y habíamos decidido estar juntos. Se lo tragó todo y me pidió más detalles, me contó la verdad sobre el tratamiento experimental y me dijo que quería a Jungkook como a un hijo. ¡Como a un hijo!

Papá me suplicó que invitara a mi novio a cenar como haría cualquier pareja normal y yo accedí, ya que sabía que Jungkook no se negaría. Como había decidido no volver con Minki, era importante que nos mostráramos unidos, ya que eso nos ayudaría. Además, ¿quién sabía qué éramos en realidad?

A veces parecíamos una pareja.

Otras veces, solo un secreto oscuro.

A veces se mostraba frío.

Muchas veces era ardiente como el fuego.

El lunes por la mañana en la reunión para repasar el contenido todo eran rostros lúgubres y cansados. Coloqué a Kipling sobre la mesa, me senté en mi sitio de siempre y abrí la gran caja blanca de los donas.

—La costumbre te acabará arruinando. —Taeyeon tomó una dona de chocolate y me saludó con un golpe en el hombro.

—Eso es como amenazar a un padre con un crucifijo. Ya estoy arruinado. —Lamí el azúcar de una dona mientras Jessica nos traía a Taeyeon y a mí un café.

—¿Cómo te ha ido el fin de semana? —preguntaron las dos a la vez, aunque Taeyeon lo hizo con una sonrisa de complicidad.

Jungkook y ella eran amigos, aunque él seguía siendo muy reservado, así que di una respuesta ambigua.

—¿Tranquilo? —Genial, lo había preguntado. No era para nada sospechoso.

—Seguro que tranquilo no ha sido.

Cuando Jungkook entró en la sala, todo el mundo lo miró con curiosidad. Parecía enfadado y tenía el ceño tan fruncido que casi no se le veían los ojos, aunque iba guapísimo con un traje gris claro. Dahyun lo siguió y le dejó un vaso de Starbucks y el iPad delante de su silla.

—Les preguntaría cómo ha ido el fin de semana, pero entonces parecería que me importa. Y no es así, porque tenemos problemas más gordos. Gordos como una ballena. Voy a abordar este tema una sola vez, así que no lo vuelvan a mencionar.

Dejó el teléfono y unos documentos en la mesa y le hizo un gesto a Dahyun para que se fuera.

—OBC acaba de firmar un contrato asqueroso con una empresa especializada en alcohol, condones y apuestas. Oirán hablar del tema en las noticias, en los bares y hasta en Twitter. No digan nada. Por lo que a nosotros respecta, nuestras noticias siguen siendo imparciales. Punto. ¿Entendido?

Todo el mundo asintió solemnemente. Eunwoo alzó la mano para preguntar algo. Jungkook se sentó y suspiró.

—¿Tiene algo que ver con el contrato?

—Sí.

—Pues no quiero oírlo. Vamos a trabajar.

Kim Donghae levantó la vista del periódico que estaba leyendo.

—¿Quieres comentarnos algo más?

Jungkook lo fulminó con la mirada.

—¿Te refieres a tus problemas con el autobronceador? Porque puedo ayudarte, pero tendrá que esperar a la semana que viene, tengo una semana movidita.

CONVERSE (KOOKNAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora