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Namjoon

El corazón es un cazador solitario.

Mi corazón era un cazador solitario.

Me dolía todo.

Siempre había pensado que estaba condenado a no poder enamorarme, pero en cuanto me enamoré, deseé no ser capaz. Ahora me dolía cuando respiraba, cuando caminaba por los pasillos de la oficina y el resto del tiempo también; cuando veía a esa persona con traje elegante hacer algún comentario desafiante, dar órdenes a Dahyun o charlar con Eunwoo o Taeyeon.

Habían pasado ocho semanas. Hacía cuatro desde que se había presentado en mi puerta con un ramo de flores y bombones. Jungkook había pedido a todo el mundo que se dirigiera a la sala de reuniones y nos había contado que había aceptado un trabajo en una cadena de la competencia en Japón, así que solo pasaría un mes más con nosotros.

Me había mirado y me había observado el rostro al dar la noticia. Lo que vio en él le hizo pedirme que me quedara un momento al acabar la reunión para que pudiéramos hablar.

Yo me moría de ganas de hablar, pero sabía que no había cambiado nada.

No iba a mudarme a Japón y ni siquiera habíamos conseguido que lo nuestro funcionara cuando estábamos en la misma ciudad, así que sería todavía más difícil cuando se mudara a otro país.

Además, yo seguía queriéndolo más de lo que él me podría amar, y las relaciones desequilibradas están destinadas a fracasar.

—Señor, tengo mucho trabajo, preferiría no quedarme —había dicho retorciendo los dedos bajo la mesa.

Sus ojos como tan fríos como un iceberg me recorrieron el cuerpo hasta llegar a los pies. Llevaba unos zapatos negros corrientes, ya que no quería mostrar cómo me sentía. Era muy íntimo, porque Jungkook ya sabía lo que significaban todos los colores de mis Converse.

También me había negado a abrir los mensajes que me había empezado a escribir en notas adhesivas que dejaba en el cajón de mi mesa en cuanto todo terminó. No me las dejaba cada día, pero cada vez que encontraba una, me ponía de mal humor.

Aun así, sabía que ya no se veía con Minki, y que era oficial. Ji Eun y Baekhyun me habían contado muy emocionados que los novios habían anulado la reserva para el restaurante y que, después de perder a su abuela y a su prometido en un mes, Minki había decidido ingresar en un centro de rehabilitación en Ulsan para tratar su adicción al alcohol.

Ji Eun y Baekhyun estaban obsesionados con mi vida después de Jungkook y parecían saber todos los detalles que yo desconocía, como que habían despedido a Yang de El pensador y que ahora trabajaba buscando documentación para un periódico del que nadie había oído hablar. O que Jungkook estaba preparando sus cosas para mudarse. No soportaba la idea de no verlo cada día, pero no podía dejar que volviera a hacerme daño.

Sin embargo, el último día de Jungkook en el trabajo, un viernes, todo el mundo hizo cola para darle un apretón de manos y darle las gracias por su trabajo, comparable para muchos con el servicio militar. Yo también fui.

Me estrechó la mano.

—Namjoon.

—Señ... —empecé a decir, pero sabía que odiaba que lo llamara señor, así que decidí ahorrarnos otra discusión—. Jungkook. —Sacudí la cabeza y sonreí con timidez—. Gracias por todo.

—No hace falta que me las des. De todos modos, solo te di parte de lo que planeaba —dijo inexpresivamente a pesar de que sus ojos eran dos lagos cargados de miseria. Sentí que me ahogaba en ellos y que era incapaz de salir a respirar a la superficie.

CONVERSE (KOOKNAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora